lunes, 26 de agosto de 2019

¿Formato carta o formato celular? (parte I)


Estamos acostumbrado a la hora de imprimir si el documento será tamaño carta cuyas dimensiones son 21.59 cm (ancho) x 27.94 cm (largo), dimensiones que suelen ser la más usada en el entorno laboral (generalizado en los Estados Unidos, Europa y en nuestros países) y que de seleccionar otra como es la denominada Legal (21.59 cm x 35.56 cm) se relaciona con tamaños de documentos preestablecidos, justamente como éste último para aspectos legales.

La clasificación A (la más común, aunque existe la B que responde a la norma ISO 216), corresponden a medidas provenientes de un estándar internacional creado por el Instituto Alemán de Normalización para definir el tamaño del papel.

Los documentos – formato - con hojas tamaño carta (también el A4) son los más utilizados para cartas, formularios, cuadernos que se utilizan en los colegios, de los libros infantiles y de las enciclopedias (que requieren más espacio para las ilustraciones), de las revistas y de los folletos.Hecho que nos induce - durante años, tanto en la vida como estudiante, así como en la laboral - al documento que solemos tener en nuestras manos.  ¿Qué sucede cuando nuestra “pantalla” o formato se reduce al tamaño de un celular?

En esta ocasión – para celulares – el tamaño se determina en forma diagonal, es decir la distancia de punta a punta del cristal de la pantalla y se mide en pulgadas. Para comparar cuanto se reduce a nuestros ojos la hoja tamaño carta a un celular, la diagonal de la primera en centímetros será de 35.31 cm, convertidos a pulgadas serían 13.9 pulgadas.

¿Y en el caso del celular? Tomaré como muestra dos: iPhone XS Max de 6.5 pulgadas y el Samsung Galaxy S9+ de 6.2 pulgadas. Si divido (mis disculpas a los que no les agradan los números) 13.9 pulgadas (diagonal de la hoja tamaño carta) entre 6.5 pulgadas (diagonal del iPhone XS Max) = 2.13. ¿Resultado? La hoja tamaño carta, su formato es 213 % veces mayor que la del celular seleccionado o la “pantalla” del celular se reduce a un 46.76 %, con relación a la hoja de nuestro cuaderno o libro de texto. ¿Por qué y para qué todo este trabalenguas?

Reducir nuestra visión en casi un 50 % (46.76) para darle lectura a una tarea, investigación orientada por la institución educativa conlleva a un esfuerzo – más allá de un hábito de lectura – de (mal) acostumbrarnos – aunque no me parece que la “desaparición de los textos impresos, estén al doblar de la esquina”- a los lectores (sin distinción de edad) de apropiarnos en el uso de recursos tecnológicos (al menos los más comunes y los de mayor consumo, como son los celulares)

¿Este cambio tecnológico, conduce a la pérdida visual? En las personas mayores, adultas con el paso de los años suele ser necesario el uso de anteojos, por diversos motivos como es el caso de la presbicia o vista cansada (el cristalino, lente del ojo) pierde flexibilidad y deja de enfocar bien los objetos que están más cercanos.

Para solventar esta situación, el paciente necesita utilizar anteojos de lectura, progresivos o bifocales; otra enfermedad visual puede ser la denominada Baja Visión (impedimento que no puede ser corregido con anteojos normales, lentes de contacto o intervención médica), la cual restringe la capacidad de realizar tareas visuales en el día a día, producto de la pérdida de agudeza visual y la pérdida de campo visual.

Lo anterior, uso de celulares en aspectos educativos, nos pone en una preocupante encrucijada, ¿será adecuado realmente el uso del mismo de forma sistemática? Continuaremos.


lunes, 19 de agosto de 2019

El dinero y la pareja


Me encontraba haciendo fila en el banco en función del cobro correspondiente a la quincena, segundos después se incorporaron dos compañeras de trabajo y en aras de no hablar de trabajo y que aprovechando el tiempo toque el tema de que constituye casi una virtud de las féminas, el gastar más dinero que los hombres, de lo cual podíamos inferir tal vez como una especie de hipótesis: el dinero tiene diferente sentido entre el hombre y la mujer. 


Round 1: Usualmente los hombres solemos preocuparnos más en como y cuanto dinero hacer; en cambio las mujeres se relaciona o inclina más a lo afectivo y al cuidado y educación de los niños, lo que no excluye que se inviertan los papeles o que se cuente con ambas cualidades sin distinción de sexo. Lo anterior nos conlleva a una verdad evidente: la mujer no concluye su trabajo, al culminar su labor en su centro de trabajo, sino que también le falta el otro “trabajo”, el del hogar y por la cual no reciben ninguna remuneración económica por algo tan necesario como es la crianza y educación de los hijos, que en ocasiones conlleva a postergar sus propios intereses profesionales y laborales. Ganador del primer round: ¿Ganan ellas?

Round 2: ¿Quien gasta más en cuanto el cuido de su apariencia (peluquería, ropas, cremas)? Antes de dar mi veredicto como posible referi de quien puede ser el o la posible ganador o ganadora de esta interrogante. A los hombres nos encanta que ellas vistan bien, se mantengan arregladas, que su ropa combine, que estén en el ultimo grito de la moda en correspondencia con la edad, el entorno laboral o circunstancial, la hora, en fin para que luzca brillante y usted señor se sienta orgullosa de su pareja, pero… a ellas también les gusta que usted luzca bien ¿entonces? Simplemente no se excluya, si los “reales” le alcanza, haga lo mismo póngase a la par, no del gasto porque será muy difícil, de cuidar por su apariencia: Ganador del segundo round: ¿Empate? 

Round 3: Van de compras (ellas) y siempre regresan con algo para el hogar, un adorno de pared, una camisa para el hijo, unas chapas para la hija y ¿para nosotros? ¡Un pañuelo! Nada, como que si tuviéramos gripe constantemente. ¿Y el dinero? Se gasta, se gasta y se gasta. Ganador del tercer round: ¿Ganamos nosotros?

Indiscutiblemente el tema que tratamos hoy, conlleva a un problema muy real como parte de la cultura del machismo, en que quien tiene el dinero - como señal de poder – es el que manda y la problemática está en que hay muchas mujeres que aun lo aceptan y se lo permiten al sexo opuesto. Siempre les he dicho a mis estudiantes del sexo femenino “estudien, culminen su carrera, adquieran su trabajo y años después de estabilidad laboral y con una posición sólida financiera, vayan a la búsqueda de la constitución de una familia. “ Luego y creo que queda claro, que el dinero no es un elemento aislado, sino que a la hora en que dos personas decidan unirse en matrimonio o unión de hecho estable también será necesario organizarse en el ámbito de la economía del hogar, para construir una convivencia basada en la confianza, ya que de no lograrse podrá deteriorarse el vinculo entre la pareja. 

Por cierto, ¿en su relación con su pareja, quien suele salir victorioso, o simplemente predomina el empate? 


lunes, 12 de agosto de 2019

¿Difícil trabajar en equipo?

Ya casi a nivel de saturación, prácticamente en cada anuncio periodístico (digital o impreso), donde anuncian necesidades de personal, entiéndase empleos, una de las competencias que se solicitan por parte de las empresas es: la capacidad de trabajar en equipo. ¿Por qué tanta solicitud de la misma? 

Uno de los mayores problemas que se presentan en la vida cotidiana – de aquí la solicitud – es el unir a un conjunto de personas para que cumplan con un propósito organizacional, que si bien las mismas cuentan con necesidades, intereses, conocimientos, experiencias, expectativas y otras series de motivaciones diferentes, la función de la administración será consolidar esta variedad de expectaciones en una misma de bien común y amalgamarlos en un equipo que sienta y viva el mismo horizonte soportado en un mecanismo de comunicación que fluya e irrigue todas las fibras del grupo. 

Pero, ¿qué es trabajar en equipo? ¿En qué se diferencia de trabajar en grupo?. Trabajar en grupo es realizar las cosas orientadas por una autoridad  que dirige e indica qué se debe hacer, cómo lo debe hacer y para cuándo se deben entregar los resultados, donde sus integrantes hacen lo que se les indica de manera separada e individual. Posiblemente esta “opción” no conlleve a un trabajo debidamente satisfactorio a la hora de medir resultados. ¿Qué falta entonces? Ello me conlleva al análisis de la definición de trabajo en equipo: “Un equipo es un grupo de personas que trabajan en forma sinérgica para lograr una meta común”. 

Cuando las personas trabajan juntas como equipo, cada una se beneficia del conocimiento, trabajo y apoyo de los demás miembros, lo cual lleva a una mayor productividad que la que se lograría por cada persona que la que se lograría por cada persona que trabajara al máximo de su capacidad como individuo. 

Un equipo no es casual pero si es causal. Los equipos a diferencia de los grupos son creados con el concepto de efectividad, y no sólo de eficiencia. Para que el equipo sea efectivo, debe asegurarse que cada elemento trabaje a su capacidad óptima y que cada uno colabore para lograr la sinergia que elevará su proyecto desde la plataforma de lanzamiento a su realización exitosa. ¿Y cómo cambiar el concepto de grupo a equipo? Para ello será necesario cambiar la actitud de las personas, y ésta será la clave del éxito. 


¿Incluyendo a la autoridad? La respuesta es si. Cuando la autoridad – a cualquier instancia - actúa como facilitador (coordinador o líder) y no como jefe, las personas empiezan a sentirse y luego a actuar como miembros del equipo. A lo anterior será necesario sumar una excelente comunicación que fluya en todas las direcciones de forma transparente, seria. Ojo: si todo lo anterior falla, por la antítesis de un pésimo líder que solo con poder considera que lo pueda lograr, desaparecerá así de sencillo el deseo de trabajar en equipo.

Por otra parte deberá tenerse en cuenta también metas y motivos comunes que permite aunar esfuerzos; conformación de normas de comportamiento que establece límites de interacción para sus relaciones personales y laborales que permita contribuir el logro de los objetivos; el establecimiento de roles que posibilita diversos patrones de liderazgo entre sus miembros de acuerdo a las características personales y profesionales de cada uno. ¿Difícil, complejo? Si ¿Se puede lograr realmente? Si ¿Falta algo más? Si, pero será motivo de otro artículo. 

Pero en la espera de la publicación de la misma, reflexione usted, ¿si usted trabaja o no aún en equipo? 

lunes, 5 de agosto de 2019

Cuando se pierde el sentido de pertenencia.

En una ocasión una compañera de trabajo – ya con muchos años de experiencia, bajo la misma responsabilidad y por cierto compleja– cuyo desempeño era inobjetable, diría que perfecto, me planteaba que se sentía un tanto molesta ya que su salario había sido “congelado” en el tiempo y que se veía muy presionada con el encarecimiento de la vida a lo que se sumaba la devaluación, hijos creciendo y otros- Ella un tanto abrumada por lo antes  expuesto tenía el derecho a reflexionar y “descargarme” confiando en mi persona, en nuestra amistad de años.

La institución no contaba con una política salarial en función del cumplimiento de sus funciones, metas y logros del personal administrativo y docente, pero sí mediante otras acciones concretas como becas de estudios a familiares, descuentos para el estudio de maestrías, diplomados como parte de la superación del profesorado, etc. Ante esto último le explicaba a ella “…si todo lo anterior se te convirtiera en dinero, es cierto que ganarías más, pero la empresa como tal invierte en tú formación y la de tus familiares y constituye un valor agregado” 

En su rostro aprecié una sonrisa lo cual denotaba una mejor comprensión de su preocupación y para bien sentirse como parte de la institución misma, tener en un sentido de pertenencia.

¿Pertenencia? Su significado: “la circunstancia de tener un vínculo con alguna cosa, persona, grupo social, institución hasta tal punto de considerarse en sujeción (obediencia, obligación o disciplina) con ésta”

No por gusto – muy común – las empresas, organismos, colegios, en sus camisas, blusas, sacos, gafetes, muestran todo el tiempo “un breve diseño” de “a quien pertenecen” y las personas suelen asociar producto del marketing, si es una buena empresa, tiene prestigio o no. 

¿Por qué o no? La desacreditación del cliente podría estar relacionado con factores de alguna mala experiencia reciente o pasada, donde no se sintió bien atendido, orientado, donde primó la burocracia, donde la falta de comunicación primaba.

El cliente puede ser externo – el que acude a la empresa en la búsqueda de un servicio - o el interno, que trabaja para la propia entidad, pero que sus espacios se van cerrando y como resultado se deteriora el sentido de pertenencia.

Una falta de compromiso donde solo “el cordón umbilical” es el dinero, que todos los necesitamos claro está, pero genera o siembra la “semilla del desaliento” a pesar que predomine el sentido de la responsabilidad, ético, moral.

Solo puede lograrse que una persona, un colectivo, se sienta bien, agradecido, comprometido, empoderado (de empoderamiento: “proceso por medio del cual se dota a un individuo, comunidad o grupo social de un conjunto de herramientas para aumentar su fortaleza, mejorar sus capacidades y acrecentar su potencial, todo esto con el objetivo de que pueda mejorar su situación social, política, económica, psicológica o espiritual”), que de promoverlo a quienes correspondan podrán ganar mucho más y a tiempo antes que las consecuencias sean mucho peores.

Estoy claro que la fórmula no esta tan sencilla, pero si da un giro de 180 grados, para comenzar o retomar al menos donde indico ¿Por qué o no? Los compromisos volverán y las acciones y la visibilidad del respeto y seriedad será mejor. 

¿Está de acuerdo conmigo?