lunes, 25 de octubre de 2021

Otra lava que no deja de fluir.

No queda duda alguna que en las últimas semanas – inicio el 19 de septiembre - en los medios televisivos (escritos, digitales) y audiovisuales en general, la erupción del volcán La Palma, situado en el paraje Cabeza de Vaca cercano a la localidad de El Paraíso, en la isla española que lleva el propio nombre del volcán, ha sido noticia constante en los titulares por varias semanas[1].

Lava emanada o colada – que sobre pasa una temperatura de más de 1200 0 C – “engullendo” y calcinando todo lo que encuentra a su avance: explotaciones agrícolas y ganaderas, más de 2000 construcciones, redes de suministro hidráulico y eléctrico.

A lo anterior se suma el daño al medio ambiente, siendo este el siguiente: La emisión a la atmósfera de dióxido de azufre (SO2) donde se estima entre 6140 y 11 500 toneladas diarias; también la producción de gases tóxicos, como el ácido sulfúrico (H2SO4), ácido clorhídrico (HCl) y ácido fluorhídrico (HF). La temperatura del agua, al recibir la lava se elevó a más de 1000 0 C.

¿Qué decir de la población? Personas evacuadas con pérdidas totales de sus casas[2], negocios (pérdidas de 1.3 millones de kilogramos de frutas, cada semana), donde prima la incertidumbre, el miedo, el desconocimiento total de lo que le depara el futuro.

Todo este ejemplo de desastre natural - término que hace referencia a las enormes pérdidas de materiales y vidas humanas ocasionadas por eventos o fenómenos naturales, como terremotos, inundaciones, tsunamis, deslizamientos de tierra, entre otros -, me hace pensar si la migración - problema actual donde se ven involucrados millones de personas en el mundo, no puede ser considerado ¿un desastre natural?

Para establecer un paralelismo, tratando de dar respuesta a la interrogante anterior, veamos la definición de migración: “Desplazamiento de una población que se produce desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de la residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat en el caso de las especies de animales migratorios”

Pasemos a su análisis comparativo: La lava del volcán fluye y provoca daños materiales y ambientales; la migración por su parte, se desplaza (como la lava) desde un lugar de origen a otro destino, pero ¿genera pérdidas humanas?

Tal vez la respuesta pudiera resultar elocuente y no necesariamente traída por “los pelos”, inclusive usted estimado lector, está en pleno juicio de discrepar o no en cuanto al “traslado comparativo” entre desastre natural y la conversión de la migración, como una nueva modalidad de desastre natural.

Los entornos son diferentes: La naturaleza en sí, entiéndase “Conjunto de las cosas que existen en el mundo o que se producen o modifican sin la intervención del ser humano”, que de eliminar lo subrayado, me confirma que son términos o definiciones diferentes, al no intervenir el ser humano, sí, en el caso de la migración.

Aunque un fenómeno conduce a otro – del natural al social -, que, en el caso de la migración, otros muchos son los factores que actúan como catalizadores, los cuales estaremos analizando en próximas ediciones y que nos afecta a todos[3].


[1] En el momento que escribíamos este artículo se confirma por especialistas que todavía queda erupción para largo tiempo, pues los datos no indican lo contrario. "La lava sale de forma más tranquila, ya no sale como una especie de fuente. La realidad es que la deformación continúa estable, hay sismicidad abundante y no hay elementos que indiquen hacia el fin de la actividad"

[2] La localidad palmera de Todoque quedó sepultada por completo bajo la lava.

[3] Este artículo fue publicado por el propio autor en el periódico El Regio.com de Monterrey México, en Octubre 2021, con leves modificaciones para este blog.

lunes, 18 de octubre de 2021

¡No importa toma los míos…!

El poema “Los zapaticos de rosa”, cuyo autor José Martí[1], aborda la situación de una niña llamada Pilar que se dirige a la orilla del mar a estrenar su sombrero de pluma, donde la madre (padres adinerados) le indica que tenga cuidado no mancharse o mojarse en la arena sus zapaticos de rosa – asumiendo el color rosado de los mismos -, ¿Qué sucede? Extraigo para ello, algunos de los fragmentos del poema.

Dicen que suenan las olas                          

mejor allá en la barranca,                          

y que la arena es muy blanca                   

donde están las niñas solas.

«Con sus dos brazos menudos                  

estaba como abrasando;                            

y yo mirando, mirando                 

sus piececitos desnudos».

Pilar corre a su mamá:                 

«¡Mamá, yo voy a ser buena;                   

déjame ir sola a la arena;                          

allá, tú me ves, allá!»    

«Me llegó al cuerpo la espuma.              

Alcé los ojos y vi                            

esta niña frente a mí                    

con su sombrero de pluma».

¡Se va allá, donde ¡muy lejos!                   

las aguas son más salobres,                     

donde se sientan los pobres,                     

donde se sientan los viejos!

«¡Se parece a los retratos                          

tu niña! dijo: ¿Es de cera?           

¿quiere jugar? ¡si quisiera!...                    

¿y por qué está sin zapatos?»

Se fue la niña a jugar,                  

la espuma blanca bajó,                

y pasó el tiempo, y pasó                            

un águila por el mar.

«Mira, ¡la mano le abrasa,                        

y tiene los pies tan fríos!                            

¡oh, toma, toma los míos,                         

yo tengo más en mi casa!»

Trabaja mucho, trabaja,                            

para andar: ¿qué es lo que tiene             

Pilar que anda así, que viene                    

con la cabecita baja?     

«No sé bien, señora hermosa,                  

lo que sucedió después;               

¡Le vi a mi hijita en los pies                       

los zapaticos de rosa!» 

Bien sabe la madre hermosa                     

por qué le cuesta el andar:                        

«¿Y los zapatos, Pilar,                  

los zapaticos de rosa?» 

Abrió la madre los brazos,                        

se echó Pilar en su pecho,                          

y sacó el traje deshecho,                            

sin adornos y sin lazos. 

«¡Ah, loca! ¿en dónde estarán?               

¡Di dónde Pilar!» «Señora»,                     

dice una mujer que llora:                           

«¡están conmigo, aquí están!»  

Todo lo quiere saber                     

de la enferma la señora:                           

¡No quiere saber que llora                         

de pobreza una mujer!

«Yo tengo una niña enferma                    

que llora en el cuarto oscuro                    

y la traigo al aire puro,               

a ver el sol, y a que duerma».

«¡Sí, Pilar, ¡dáselo! ¡y eso                          

también! ¡tu manta! ¡tu anillo!»              

Y ella le dio su bolsillo,  

le dio el clavel, le dio un beso.

¿Qué hizo Pilar?; ¿Cuál fue la actitud de su mamá?; ¿Qué valores se pusieron de manifiesto en lo leído?  Si uno de los seleccionados – como valor - fue la Humildad, estás en lo correcto.

¿Qué entendemos por humildad? “Virtud humana atribuida a quien ha desarrollado conciencia de sus propias limitaciones y debilidades, y obra en consecuencia, reconoce la igual dignidad de cada ser humano en tanto que todos vienen "de la tierra”.

Una persona que actúa con humildad no tiene complejos de superioridad ni tiene la necesidad de recordar constantemente a los demás sus éxitos y logros; mucho menos los usa para pisotear a las personas de su entorno; además actúa con modestia, sencillez y mesura; percibe las relaciones sociales desde la horizontalidad; escucha a los demás y toma en cuenta dichas opiniones; respeta genuinamente a los demás.

Por cierto, analiza si en alguna ocasión, lo has sido o eres. ¿Sugerencia? Es una bella cualidad o valor, apréndela y desarróllala.



[1] José Martí (1853 – 1895). Poeta cubano, considerado el iniciador del modernismo literario en Hispanoamérica.  En este poema Martí hace hincapié en los sentimientos humanos y en los valores universales que deben regir la conducta humana- El poema forma parte del libro la Edad de Oro, publicado por primera vez en 1889.

lunes, 11 de octubre de 2021

­ - Face + book

Usualmente suelo escribir temprano en la mañana, - horario que, en lo personal considero oportuno – estimando que las neuronas han descansado algo, aunque no lo suficiente, lo cual realmente me cuesta, pero ¡a teclear!

En la tarde, tras la siesta, una buena taza de café, un pase por los canales internacionales, atiendo algún que otro recordatorio de alguna plataforma o Streaming, y de resultarme atractivo, selecciono el material audiovisual y el horario en que podré verlo posteriormente.

Hace unos pocos días, recordando la selección hecha, en un excelente documental (historia de la segunda guerra mundial, el holocausto, etc.) pude apreciar a una persona – la cual contaba su participación como ex – prisionero, muy interesante, y doloroso a la vez -, pero, algo me hizo centrar la atención en su camiseta (también llamado pullover, polo, jersey o playera), de fondo azul claro y letras blancas, cuyo título es justamente: ­ Face + book

Es posible que nunca, al que se le ocurrió, podrá darse cuenta de dicho “robo literario”, pero realmente me resultó, ¡genial!, que, de traducirlo en mi pésimo inglés, lo interpretaba como una crítica al uso de las redes vía Facebook, por tantos y tantos millones de personas de todas las edades.

Me fui al traductor, para identificar el significado de Facebook del inglés al español y la respuesta fue: Facebook; ¿Luego?, pues aquí les va mi interpretación acerca del nombre del artículo: “Menos tiempo – cara a cara -, en una pérdida de tiempo en las redes y más lectura o empleo de libros para su aprendizaje”

Donde muchos podrán estar de acuerdo o no – y por supuesto muy controversial - , sobre todo en función del uso productivo, que empleemos en la comunicación, reitero productivo, por ejemplo: Conversar con amistades, familiares, fotos, verse virtualmente, en cualquier parte del mundo; intercambio de información entre docentes y estudiantes, donde se comparten materiales de apoyo, textos, tareas, presentaciones y otros.

El discrepar, o no estar de acuerdo en algo, es y resulta válido enjuiciar, pero no, cuando el lenguaje resulta ofensivo, con el empleo de imágenes, palabras groseras, lo cual deja de desear y evidencia una inadecuada o carencia de educación total.

Evidentemente este tipo de comportamiento, conlleva a que reflexionemos, si realmente nuestros niños y jóvenes deben ser atendidos, con mayor sistematicidad en cuanto a que hacen a través de las redes; sería incorrecto – y por ende responsabilidad directa de los padres o tutores – pensar que en los buscadores o plataformas indaguen, pregunten, pidan consejos depositando mayor “confianza” en las redes y no en el seno familiar.

Y, ¿en el caso de los book (o libros)? Si bien para los estudiantes, los libros o textos (físicos o digitales) son los que suelen utilizar para profundizar en los contenidos que imparte el docente, cuando menciono + book, lo asocio a la lectura de documentos (artículos científicos, educativos, revistas), que promuevan una cultura general, mucho más amplia, y permisible para niños y jóvenes.

Estoy claro que los tiempos cambian, aunque más acelerado por la tecnología, que informa y en muchos casos pseudo informa, por lo que debiéramos estar alerta, inclusive abordarlo en la familia, con naturalidad, la preocupación de los adultos hacia los jóvenes y no “abandonarlos” a que la madurez se logre con el tiempo, acompañado de errores, tras “enredarse en las redes”.

lunes, 4 de octubre de 2021

¿Desaparecerá…la escritura a … mano?

Han sido muchas las generaciones que a la hora de preparar las “cosas” para llevar al día siguiente a la escuela, en ellas no podía faltar – libros, libretas o cuadernos, borrador, regla, sacapuntas o tajador, calculadora[1], y la mochila, en el cual se “sumergían todos” – el lápiz. Sin él, éramos “sordos, ciegos y mudos” Sencillamente, no escribir en el aula, implicaba un regaño espectacular.

El lápiz – siendo su antecesor, el estilete y utilizado por los  romanos para “escribir” sobre el papiro –, cuando hacemos uso de este, quedan sobre el papel nuestros rasgos caligráficos o trazas al deslizar el grafito (materia prima , que junto a una cierta cantidad de grasa o arcilla especial, encapsulado generalmente en un cilindro de madera fina; su nombre viene del griego (graphein) que significa dibujar), cuya lectura no necesariamente puede ser legible, pero que enmiendas poco a poco, con el propósito de quien te “califique”, tenga la opción de entenderte, con una excelente ortografía y redacción.

Hoy en día aquellos que cuentan con un teclado – computadora, tableta, celular -, ponen en riesgo la desaparición de los lápices (inclusive bolígrafos o plumas), además, como valor (¿o antivalor?) agregado, de incorporar un sinnúmero de faltas de ortografía, que no necesariamente tenías en un comienzo.

¿Cierto? La premura con que se escribe, - factor de alta incidencia -, puede conducir a no colocar, o colocar de más, o donde no van, acentos, comas, signos de puntuación o gramaticales, números arábigos, entre otros, que suelen ser corregidos automáticamente por programas ya elaborados a tal efecto.

Sorpresivamente te aparece la palabra mal escrita o incompleta subrayada en rojo y para bien o colmo, al colocarte sobre ella y dando clic con el botón derecho del mouse o ratón, se despliega una “ventana” donde aprecias como se escribe correctamente e inclusive opciones de palabras que se asemejan con tal de subsanar tu error; sin contar el uso de aplicaciones que te permiten corregir elementos como frases redundantes, frases extensas, el uso de prefijos y sufijos, capitalización de nombres propios, términos erróneos, puntuación y todos los signos, entre otros.

Si tu recurso tecnológico cuenta con un lápiz óptico (o S-pen: lápiz de la marca Samsung) o con el dedo, escribes en la pantalla y seleccionada la opción convertir a texto, te indica que han existido errores, y queda del usuario, la acción de corregirlo.

Es más, dictas – a través de un micrófono – y ¡TE LO ESCRIBE CORRECTAMENTE!, lo guardas, lo adjuntas a un correo y se lo envías a tu profesor(a) y YA.

¿Y en el caso de la redacción[2], que requiere de coherencia y cohesión textual? Tan sencilla respuesta como, TAMBIÉN. Se cuentan con aplicaciones que permiten retroalimentarte sobre la longitud de tus oraciones, el uso de palabras, la voz pasiva y los adverbios, elementos simples que, sin embargo, pueden hacer o deshacer un proyecto de escritura.

Pudiéramos pensar que la tendencia a responder la interrogante de este artículo, es afirmativa, aunque no categóricamente. Entonces, ¿blanco o negro o gris? Haciendo alusión ante la duda que, ¿quedaran docentes, discípulos de Cervantes, sin empleo?

El lápiz, instrumento utilizado fundamentalmente para la escritura en los colegios, el cual data desde el año 1564 (en Inglaterra, cuando fue descubierto el grafito), ha de permanecer por un ¿largo? tiempo; el mismo utilizado en muchas disciplinas o labores como son: los lápices de copiado, que tienen un tinte agregado al grafito que crean una marca indeleble; lápices de carpintería, cuya mina es fuerte; lápices borrables, lo usan los dibujantes y pintores para hacer los bosquejos de sus obras; los portaminas, para trabajos mecánicos y de ingeniería, así como técnica del dibujo y pintura.

Una vez más – estará por un buen rato, incidiendo en el uso del mismo o no – las brechas sociales, que delimitan el acceso a la tecnología, a pesar que hoy en día se talen 15.3 mil millones de árboles para elaborarlos y se fabriquen 18 mil millones de lápices por año, es decir 50 000 000 por día o 500 por segundo.


[1] No siempre dispuse de este medio, (no existía en su momento y posteriormente por su costo), lo que si recuerdo que en una de las portadas o contraportadas estaban las tablas (de multiplicar).

[2] Conjunto de ideas ordenadas lógica y coherentemente dentro de un texto.