lunes, 27 de noviembre de 2023

Prioridades y equilibrios

Cuando se ocupan responsabilidades – que, por su naturaleza, cualquiera fuese – la opción de decir sí o no, aunque soy partidario de optar por una respuesta, la decisión final satisfaga en parte (ya que cerrar una puerta, para personas con necesidades, de no ser bien argumentadas generará en ellas frustraciones e incomprensiones e inclusive enemistades sin que se haya establecido una amistad verdadera)

Obviamente ligado a una responsabilidad, encontramos la toma de decisiones, desde la más sencilla como, ¿qué dirección optar cuando una calle se bifurca?, aunque el aprendizaje o el éxito de la decisión vendrá dado por el haber aceptado o equivocado, que, si tomamos la senda equivocada, la probabilidad de volver a repetirse podría reducir a un ¿50 %?, tal vez menos si anoto, apunto, tomo fotos de anuncios, edificios, etc.

Romper tradiciones y tomar decisiones propias y no «…por que así se hacia siempre», no conlleva a una identidad propia, ni el llamado sello personal, que, por supuesto no es borrón y cuenta nueva, porque siempre será necesario tener en cuenta “al menos de lobo un pelo”, entiéndase mejorar lo de su antecesor valorando con mucho detenimiento, lo hecho y lo que necesariamente hay que mejorar, partiendo de escuchar al equipo de trabajo, al cual usted se “suma”

Otra frase o refrán es «escuchar es de sabio» donde TODOS sean escuchados, como un elemento de reflexión y a partir de ello: «… hacer camino al andar (por muy empedrado que se encuentre el mismo)»

Abarcarlo todo para un comienzo en una posición determinada, no es posible, sobre todo para la búsqueda de las mejores soluciones, siendo necesario para ello una adecuada planificación con el establecimiento de prioridades y equilibrios.

¿Prioridad? “Cosa que se considera más importante que otra” Mmmm…, algo así como que camino tomar, que a veces no es tan sencillo, cuando las decisiones - direcciones a tomar son más de dos que por supuesto las variables son muchas: volumen de trabajo, personal con que se cuenta, tiempo para “enderezar” los anteriores fiascos, errores, etc.

Pero algo a lo cual le doy una prioridad esencial, es la comunicación con su equipo, donde deberá atender y conocer de cada cual, desde los técnicos hasta la persona que nos atiende con un exquisito café y por qué no en ese momento celebrarle, agradecerle su atención, sentado las bases que un cargo o responsabilidad no establece diferencias sociales.

Ser afable, comprensible, tolerante, pero también exigente consigo mismo y los demás en el marco del respeto, donde un tú o vos no rebaja a nadie con relación a un usted señor(a) licenciado(a), ¿Por qué no celebrar actividades colectivas, como cumpleaños, donde para que aquellos que no puedan por factores económicos asistir, no se sientan excluidos, ya que “donde comen dos, comen cuatro”; establecer una política de estímulos para los miembros de su colectivo, aunque el reconocimiento material o moral sea apoyado por sus superiores.

Posiblemente – aunque no tenga la fórmula mágica – estas acciones le servirán de catalizador para un mejor trabajo mancomunado[1].

¿Y el equilibrio? Las ganas de hacer las cosas bien, digamos que a la perfección, puede generar en cuanto a prioridades que la familia pase a un segundo plano, y que las excusas sean porque del trabajo sale el resto, un mejor nivel de vida, viajes, cambiar a los hijos a un centro educativo superior en cuanto a condiciones, calidad y otras.

¿Justificación aceptada? Diría que, en parte, porque siempre habrá espacios por pequeños que sean para hacer una llamada, para llegar a recoger a los hijos a la escuela, no para supervisar su conducta, sino para tomar un helado (no programado); robar (perdón tomar sin permiso) una flor de un jardín para entregársela a su compañero(a); compartir una película que, aunque no sea del mejor agrado para uno u otro, no importa, hágalo… y si se durmió a los 10 minutos… estuvieron juntos ese tiempo.



[1] El trabajo mancomunado es un método educativo, que utiliza el docente para que los educandos logren desarrollo integral

lunes, 20 de noviembre de 2023

El colibrí y la hormiga.

Por el título del artículo pareciera ser que a continuación pasaríamos a contarle una fábula- entiéndase,
«una composición literaria narrativa breve, generalmente en prosa o en verso, en la que los personajes principales suelen ser animales o cosas inanimadas que hablan y actúan como seres humanos»-, pero no necesariamente, aunque mis referencias serán a ambos animalitos.

En la mañana con el afán de tomarme un buen café (oscuro, amargo, fuerte), preparo las condiciones como el periódico del día, percibir los rayos solares aun un tanto débiles, muestra de ello a modo de testigo que aun sobre las hojas y flores se aprecian las gotas de rocío.

Me acompaña – ya casi somos amigos al permitirnos y respetar nuestros espacios – donde una pequeña ave de apenas 2-4 gramos, de colores majestuosos en su plumaje (azules saturados, verdes azulados y morados profundos), cuyas alas las baten entre 80 y 200 veces por segundo, ¿si sospecha?, efectivamente estoy hablando del colibrí[1].

Y por lo visto muy trabajadora, inteligente en la búsqueda - dada su aguda visión - de aquellas flores ya aptas para ser libadas, las cuales parece revisar e introducir su largo pico y delgado y con una extensa lengua que le permite chupar su néctar, a la par transportar en su cuello y alas el polen.  

En resumen: Por lo visto a pesar de su pequeñez y ser independiente, garantiza su vida y la de sus críos y paralelamente colabora en la polinización para que el planeta sea más verde.

Ya el astro rey se ha levantado un poco más en búsqueda de su cénit - cuando realmente quien se gira alrededor del mismo es nuestro planeta-, por lo que siento el calor en mis piernas, señal para levantarme y realizar otras actividades domésticas programadas, antes de sentarme a teclear: botar la basura.

Entre la grama y la entrada a la casa observo una extensa fila la cual zigzaguea, pero de forma organizada se trasladan un sinnúmero de pequeñas hormigas, donde las direcciones son dos, unas con pequeños trozos de hojas, que en ocasiones son muy mayores en la relación a su cuerpo – hasta 50 veces su propio peso corporal - y otras que retornan en búsqueda de nuevos alimentos.

Siendo un tanto observador las mismas en ocasiones se detienen en señal de establecer una breve comunicación donde paralelamente segregan feromonas (sustancias químicas aromáticas) las que le permite indicar a las que viene detrás donde se encuentra la fuente de alimento.

Suelen andar en colonias y algo importante que no comparto en cuanto a su comportamiento que son las hormigas hembras las que trabajan de aquí el nombre de obreras – por cierto, en esta especie se establecen clases sociales, con diferentes responsabilidades: reina, que se encarga de poner miles de huevos para asegurar la supervivencia de la colonia; y los zánganos, que le corresponden a los machos, que sólo desempeñan una función: aparearse con la reina –.

Resumen: Trabajo en equipo, laboriosas en función del sustento de cada día y añadiría que no son un buen ejemplo en cuanto a la equidad social, ni modo.

Pero, más allá de mi afán investigativo, el cual debo interrumpir, ¿recuerdan? Botar la basu…, para iniciar el tecleo se me ocurre porque no, con ejemplos al comenzar una clase estableciendo paralelismos de la vida cotidiana, donde aprendemos de nuestro propio entorno, pero a la vez enseñamos a nuestros estudiantes a ser creativos y no comenzar con: «El asunto de la clase de hoy es…»

¡Rompamos, la inercia de lo tradicional!


[1] El colibrí es conocido como chuparrosa, Huitzil (espina preciosa en náhuatl) o picaflor.

lunes, 13 de noviembre de 2023

Tamices y emociones

Posiblemente la palabra tamices, plural de tamiz, hube de escucharla con más frecuencia siendo estudiante de primer año de la carrera de licenciatura química donde la instructora – profesora de laboratorio nos daba las orientaciones pertinentes con relación al desarrollo de la actividad práctica, como forma de organización de la enseñanza, paralela a las conferencias previas que nos permitía aplicar lo teórico.

¿Tamiz[1]?, “Cedazo muy tupido”, que antes de soñar con ir a la universidad, ya tenía referencias cuando mi madre exprimía algún cítrico a través de un colador – en ese momento lejos de conocer la palabra tamiz - que contaba con una malla de aluminio por donde se filtraba el líquido coloreado rico en vitamina C, y que formaba parte del refrigerio/merienda que llevaba cada día a la escuela.

Palabra e instrumento que el destino determino que lo antes aprendido – química, átomos, moléculas, leyes…, etc. – me correspondiera llevarlo a cabo cuando hube de desempeñarme como docente, a través de los diferentes subniveles de educación (media, diversificado/preuniversitario, universidad.

Otro material utilizado como colador lo era el papel de filtro[2], de forma redonda, donde el mismo se introducía en un embudo, con la finalidad de filtrar impurezas insolubles y permitir el paso a la solución a través de sus poros, que, al hablar de poros, los hoyitos solían ser mucho más diminutos, como solía ser el colador.

Si nos trasladamos años atrás – al menos de conocerlo – hay quienes consideran que el mejor café (de grano) es aquel que al prepararlo se filtra a través de una tela o talega/chorreadores, la cual sigue siendo utilizado amplia y tradicionalmente con mayor énfasis en el sector rural.

Pero, otra acepción de tamiz, lo es “Selección que se efectúa entre varias cosas o personas para separar las que se consideran buenas o esenciales para algo de las que no lo son”, que por cierto me viene como anillo al dedo, estableciendo un paralelismo con relación a las redes sociales y lo que plasman o evidencian y que emanan por sus espacios como especie de filtro, donde predominan mayormente sentimientos públicos, que identificamos al alcance de aquel que bien sea un estudioso o un sencillo observador del comportamiento de las personas en las redes.

Seleccionar buenos o malos por supuesto que no me corresponde, ya que es criterio de cada cual que “sube” o que dice, siendo una decisión propia, personal, aunque a veces hay quien escapada(o) de los padres, basta que tenga la opción de auto tomarse una foto y compartir antivalores.

Viendo el lado amable de los buenos, comparto su uso (redes) cuando hay motivos de felicitaciones, tristezas, recuerdos, al constituir una vía o mecanismo de comunicación inmediata, diría que caso en tiempo real donde, aunque la respuesta sea un like (me gusta) o algún Emoji[3], sticker, gif, entre otros, no queda duda que han pasado al “mercado” como una forma de contacto, aunque menos explícita que algunas palabrasque nunca vienen mal aunque nos robe un poco más de tiempo, lo cual abrirían los poros del sentimiento transmitido –  al cual tendremos que acostumbrarnos, no hay de otra.

“…muchas felicidades por tu cumpleaños, que la pases excelente…”😊😊😊



[1] Como sinónimos en el diccionario encontramos: cedazo, colador, filtrador.

[2] Se utiliza para análisis cuantitativos y gravimétricos, así como para la filtración por presión o en vacío. Están hechos 100 % de algodón con αun contenido de -celulosa del> 98 % y se lavan con ácido para hacer los papeles sin cenizas y lograr una alta pureza.

[3] También conocido como emoticono gráfico, es un pictograma, logorama, ideograma o smiley,

lunes, 6 de noviembre de 2023

Una historia curiosa: el número Pi

No queda duda que las matemáticas – como parte de las llamadas ciencias exactas – ha resultado una disciplina aceptada por unos, odiadas por otros (inclusive cuestionadas, que para que sirve), pero que tiene la característica de dejar una huella en nuestras vidas

La misma nos llega a partir de que pisamos la escuela – inclusive aquellos que por causas explicables: la pobreza, entre otras muchas, aprenden a contar enseñados por sus padres para que estos sean apoyados en el negocio de vender – donde su aprendizaje resulta de forma gradual, iniciando generalmente con dibujos que resulten atractivos a los menores de edad vinculados a la naturaleza, canciones, cuentos, etc.

Ya con la crecida (en años), las cosas cambian: reglas (del 1 al 100), el uso de la memoria (fatal); el estudio de procedimientos para la solución de problemas (donde no necesariamente resultan aplicables, ¡error!)

¿Resultados? Bajos o pésimos resultados en el aprendizaje de las matemáticas (aunque un poquito mejor, un poquito, en la disciplina de las letras: español, comunicación y lenguaje, etc.)

Hecho que tradicional y prácticamente divide el mundo universitario en dos: ciencias y letras. «¿Matemática?, ¡No hombre no!», que tal vez, reitero tal vez cuando ya seamos adulto y trabajemos podremos darnos cuenta de la importancia de dominar el arte de las matemáticas: mediciones, ángulos, figuras geométricas y su aplicación en la vida cotidiana, por ejemplo el valor del dinero, la alimentación en cuanto a calorías, medicinas y cantidades que deberemos ingerir, en fin tantas aplicaciones, que no cabrían en n cuartillas.

Al mencionar figuras geométricas, recuerdo el fabuloso Pí (π)[1] el cual nos permitía calcular la cuadratura de un círculo para lo cual utilizábamos una regla y un compás, con la misma área de un círculo.

¿Una definición de esta constante? «La proporción entre la longitud de una circunferencia y su diámetro», cuyo valor es considerado 3.1416…[2]; otra acepción es «La mitad de una circunferencia de radio igual a 1, o 3,14…»

Constante que ha sido estudiada por figuras relevantes como Arquímedes (año 250 a.C.) creando un algoritmo- basado en el teorema de Pitágoras[3]-, pero que no ha dejado de crecer en cuanto a sus decimales en manos de matemáticos chinos, indios y árabes, que emprendían pesados cálculos para llegar hasta el séptimo o noveno dígito.

Que con el desarrollo del cálculo en el siglo XVII por Isaac Newton y Gottfried Leibniz, el físico británico publicó hasta el decimoquinto dígito. La carrera progresó lentamente: a finales del siglo XIX la cifra estaba en 527 dígitos; cantidad que se amplía – con el desarrollo de la informática, siglo XX – destacándose el genio indio Srinivasa Ramanujan, quien llenó cientos de páginas de sus cuadernos con métodos que no fueron redescubiertos hasta décadas después y que aún hoy se utilizan, superando los 17 millones de dígitos de pi[4].

¿Y, ¿para que tantas décimas, se preguntará? Marc Rayman, ingeniero de la NASA, considera que para los cálculos de las misiones espaciales solo se utilizan 15 dígitos, y 40 bastarían para calcular la circunferencia del universo visible con una precisión del tamaño de un átomo de hidrógeno.

Por supuesto más dígitos, más certeza (aproximada) de no equivocarse, si desea calcular la circunferencia del universo visible, luego la investigación continua…

Y, ¿si tiene duda? Pi es utilizado en la geometría y trigonometría como parte integral de cálculo, en análisis matemáticos, en probabilidad; también se usa en la física para algunas ecuaciones fundamentales que permiten entender el universo.

¿Sigue odiando a las matemáticas? Yo, no ¿y tú?



[1] Inventado por el médico y matemático aficionado Edward Goodwin. La ley fijaba de facto un valor de 3,2 para el número pi. Por fortuna, el texto nunca se votó en el Senado (cámara de representantes del estado de Indiana (USA), perdurando solo como uno de los episodios más estrambóticos en la historia del número irracional más popular del mundo.

[2] En la antigua Babilonia se calculó un valor de 3/8, o 3,125, relacionando la longitud de una circunferencia con el perímetro de un hexágono inscrito, según se deduce de una tablilla de barro fechada en torno al año 1.900 a.C. Otro valor estimado aparece en el papiro Rhind, un documento matemático egipcio del año 1650 a.C. que arroja un cálculo de 256/81, en torno a 3,1604. Curiosamente, antes de la propuesta de Indiana tal vez el último valor entero de pi aparece en la Biblia: el Libro Primero de los Reyes, escrito sobre el siglo VI a.C., habla de un mar de metal fundido con una circunferencia de 30 codos y un diámetro de 10 codos, lo que daría un valor de pi igual a 3.

[3] Pitágoras (570 a.C. – 490 a.C.) filósofo y matemático griego considerado el primer matemático puro. Contribuyó de manera significativa en el avance de la matemática helénica, la geometría y la aritmética.

[4] El 14 de marzo de 2019 la científica japonesa de Google Emma Haruka Iwao alcanzará los más de 31,4 billones de dígitos, desde el 29 de enero de 2020 el récord está establecido en 50 billones, una marca lograda por el analista de ciberseguridad estadounidense Timothy Mullican.