lunes, 28 de septiembre de 2020

Píldoras para las clases.

¿Ha probado usted cuánto tiempo puede estar frente a una pantalla (de cine, monitor, de celular, de una tableta, de una computadora u ordenador, de una televisión)?

La permanencia dependerá de muchos factores, para lo cual le cito varios ejemplos: en el cine una película que puede durar entre 2 a 3 horas su atención estará en función de lo atractivo, efectos especiales, un buen guión, actores y actrices, sonido (parlantes o altavoces), el tamaño de la pantalla (que incide mucho) y el género (terror, drama, bélica, acción…) acompañado de palomitas, hot dog, gaseosa, que acompaña a la distracción, se relaja y disfrutar del espectáculo.

¿Qué pasa si la misma película la ve en su hogar, a través de una plataforma de streaming (HBO, Disney, Netflix, Amazon, etc.)? Obviamente una pantalla de menor dimensión (de 22 a 85 pulgadas), el resto de los factores algo similares, con posibles distractores como otras personas, pasar de vehículos, mascotas y además dado que puede detener el film, la comodidad de ir al baño, comer algo.

Si el espectáculo pasa a una computadora, tableta o celular donde se reduce gradualmente el tamaño de la pantalla, desde 15 hasta 7,1 pulgadas. Si sacamos cuentas, digamos de un tele de 32 pulgadas a un celular de 7.1 pulgadas, el porcentaje de disminución equivalió a un 78 % aproximadamente, realmente una gran preocupación para la vista y la atención del “espectador”

Si del cine nos trasladamos a una clase universitaria o enseñanza media superior (bachillerato), ¿será posible estar sentado de 2 a 3 horas, para una clase?, ¿y si fueran 3 clases de un total de 6 horas? La respuesta más sencilla desde el punto de vista científico sería: El ojo humano está naturalmente diseñado para mirar de lejos, por lo que enfocar durante horas una pantalla cerca, lógicamente provoca cansancio muscular, visión borrosa (estrés ocular computacional) que ocasiona que la productividad de la persona se vea afectada.

¿Qué actitud toma el estudiante, sí la clase no atrae? ¡Se levanta o en el mejor de los casos cierra micrófono y pantalla!, ¿y el profesor, que hace? Se molesta, es posible que le llame la atención, aunque no reciba respuesta o lo “excluye” como un caso “perdido”.

Estudios realizados plantean que ante un vídeo de unos 15 minutos, en el minuto 12, ya el 40 % de los estudiantes “se levantaron”.

Esta situación nos obliga o nos compromete a varias acciones: Algunos pedagogos consideran que bajo la modalidad Aprendizaje semi presencial (blended learning) donde se combina el trabajo presencial y el trabajo en línea, la carga horaria podría implicar un 10% presencial física; 20% presencial virtual y el resto del tiempo asincrónico (clase en tiempo no real, válido para que el estudiante, cumpla con sus deberes, consulte material complementario, libros de textos y otros)

El error o el horror (uno de ellos) por parte de las instituciones de considerar que el horario sea el mismo que cuando las clases son presenciales 100%, conlleva no solo a una alta responsabilidad del estudiante y más de primer ingreso, para lo cual no está preparado.

De aquí la necesidad de revisar las llamadas capsulas digitales de aprendizaje o modalidad micro-learning, también llamada formación comprimida.


Este tipo de aprendizaje fragmenta los contenidos didácticos (micro contenidos o micro media) para adquirir determinadas competencias. Una condición necesaria será que las herramientas a emplear sean diversas, DE CORTA DURACIÓN, y estas se enlacen con los contenidos o temas abordados. Por ejemplo una hora de formación con una “píldora” bastarán de 3 a 4 minutos al día para adquirir ciertos conocimientos y reforzar conceptos.

La presión sobre el estudiante se reducirá, entiéndase más tiempo para el autoestudio – y menos ante el medio electrónico o terminal que emplee - y solución de las tareas, aclaración de dudas con el profesor, etc. ¿Y cuáles son esas píldoras “mágicas”? Serán motivo de análisis en una próxima publicación.

lunes, 21 de septiembre de 2020

WhatsApp y el celular

El título en sí ha de resultarte muy familiar dado su utilidad cotidiana, el primero (WhatsApp) como aplicación que te permite mantenerte en contacto con el grupo de personas que más te importan, como tu familia o compañeros de estudio o trabajo, donde compartes mensajes, fotos, y vídeos, realizar vídeo llamadas donde conversas cara a cara con tu interlocutor, reduciendo distancias geográficas.

En el caso del celular móvil corresponde a un dispositivo electrónico que nos permite comunicarnos comunicar telefónicamente desde cualquier lugar que se encuentre (siempre y cuando, haya señal, entiéndase conexión a Internet)

¿Quién surgió primero? El celular, que fue cambiando progresivamente con un sinnúmero de aplicaciones, por ejemplo recoge la historia que el primer celular se fabricó en 1973; el primer SMS (Short Message Service - Mensaje corto de texto) se envía en 1992; cinco años después (1997) se le incorpora una cámara fotográfica integrada; en el 2001 se incorpora el bluetooth lo cual nos permite unir la comunicación de distintos dispositivos; en el 2010 se inicia la comercialización de celulares 4G (cuarta generación) y desde el 2014 se anuncia el desarrollo de la futura tecnología 5G, donde hoy ya inclusive esta última generación se encuentra en venta fundamentalmente en algunos países de Europa y el continente asiático.

Aprendido o consolidado todo lo anterior, nos trasladamos al uso de ambos (recurso tecnológico y aplicación) a la Educación.

No han pasado muchos años (10 – 12) donde con la expansión del uso de celulares por parte de los jóvenes y a la vez estudiantes, los cuales “interrumpían” constantemente el desarrollo de las clases por su alto nivel de distracción, recuerdo que las primeras acciones fueron llamados de atención, quitar los celulares a la entrada del aula colocándolos en una canasta, e inclusive prohibirlos colocando letreros.

La “guerra” fue campal (chicos/as que escondían sus celulares en los textos, bajo la mesa, en bolsos – docentes suspendiendo clases) que cuando pensábamos que la institución había ganado la “batalla”, el rebrote fue peor y simplemente perdimos, hecho que conllevó a: “Si la montaña no venía a mí yo voy a la montaña”

Una serie de hechos sociales, políticos, de salud en el planeta Tierra, conllevaron al uso de los dispositivos móviles “enemigos” casi una década atrás para ser empleados hoy de hogar a hogar y convertirlos “en el mejor amigo del ser humano”, como medio de comunicación y en función de la educación.

¿Cómo hacer uso de un medio tan insignificante en el sentido de ver, compartir información y visualizarla en una pantalla de 5.8 – 6.7 pulgadas de diámetro (1 pulgada = 2,54 centímetros)?

La realidad, que no lo pueden evadir los docentes, imposible y la posible solución es ¡Lo que debemos compartir! Me inclino a actividades que refuercen el trabajo no presencial o asincrónico como son de carácter informativo: contenido programático de la asignatura, sistema de evaluación (¡lo básico y lo esencial!), en el caso de los complementos de las clases que refuercen lo desarrollado en la clase real (sincrónico) como son los vínculos o link de videos, contenidos, guías de estudio, tareas.

Un factor a tener en cuenta – en modo también asincrónico - será la recepción de tareas o trabajos realizados individuales o en equipo por parte del docente, recepción que deberá tener un horario preestablecido.

Un elemento además esencial será la creación de grupos, una vez que se cuente con los listados de estudiantes solicitándole nombres y obviamente su número telefónico, ello permitirá la identificación posterior para el trabajo de atención personalizada y en equipos o subgrupos (creados por el profesor en consenso con sus estudiantes)

Si prácticamente es un reto más que deben asumir docentes y estudiantes, deberemos prepararnos para dentro de pocos años, menos de 5, ver realidad aumentada y virtual brotando directamente de nuestros teléfonos generando una llamada
holográfica.

¡Se te ocurre pensar analizando con un equipo de estudiantes el resultado de su trabajo, y el docente holográficamente a la par de los mismos!

lunes, 14 de septiembre de 2020

La creatividad a través de una clase virtual

En unos cien metros de distancia entre ambos negocios relacionados con la elaboración y ventas de pizza, una recién creada constituida por un grupo de jóvenes y otra ya de unos tantos años con cierta posición en el mercado.

Transcurrido varios meses “el nuevo” negocio comenzó a crecer en clientela y por ende en ventas, mientras que el más antiguo veía mermar sus ingresos. El dueño de ésta última envió a su cocinero para que “investigara” a que se debía la “magia” de la nueva empresa, descubriendo que el diseño del lugar era alegórico a los alimentos y servicios, colores vivos, iluminación, una atención al cliente esmerada y principalmente una amplia gama de variedades de pizzas que salían de lo tradicional.

Otra anécdota donde dos personas sobre un muelle, con sus varas de pescar extendidas en la cual un señor de unos 60 a 70 años sentado sobre un pequeño banco, con los avíos correspondiente en una canasta al alcance de su mano (carnadas, anzuelos, etc.); próximo al mismo un joven de unos 18 -20 años, ropa de sport, la caña de pescar último modelo, visualizaba que su “vecino” constantemente llenaba con más facilidad su cesta, a diferencia de él donde no picaba ni un mosquito. El joven se acercó respetuosamente para indagar porque la diferencia, recibiendo como respuesta “…al igual que tú, al inicio me sucedía lo mismo: nada aportaba para el hogar, sin embargo la necesidad me obligó a pensar en posibles soluciones: cuál era la mejor carnada, colocar más de un anzuelo de diferentes tamaños y acorde al tipo o variedad de pez presente en la zona de pesca…”

En ambos casos sin primar la edad, la solución estaba en que crear a partir de la necesidad para solucionar un problema.

En una clase donde PARTICIPAN estudiantes y profesores, donde un error abismal sería el establecimiento de un monólogo por parte del “profe”, posiblemente la clase será un fiasco y por ende los estudiantes irán abandonando con una justificación u otra la misma, desconectándose mental y virtualmente al ser la clase en línea.

El dialogo (conversación entre dos o más personas que exponen sus ideas y comentarios de forma alternativa; discusión sobre un asunto o sobre un problema con la intención de llegar a un acuerdo o de encontrar una solución), deberá incorporar obligatoriamente elementos donde se evidencie la creatividad (capacidad o facilidad para inventar o crear) por ambos bandos.

Una clase que comienza, NO debe comenzar con “Buenos días…; el tema que abordaremos hoy es el siguiente…; “usted joven, sí usted fulano ¡porque aún no ha activado su cámara y abierto su micrófono!”

¿Por qué no comenzar abordando que hicieron ayer posterior a la realización de las tareas?; ¿Parece que fulano, se ha quedado dormido ya que no lo veo conectado?; “¿Hoy se sienten mejor que ayer?” Tras escuchar diversas opiniones, e intercambiarlas, podemos pasar a la continuidad de la clase – y no al comienzo, ¡porque ya estamos desarrollando la clase!

Continúa la clase: Una niña que se desplaza por una canal (tobogán, resbaladero, deslizadero), mediante una imagen o vídeo – compartiendo pantallas -, donde en aras de promover análisis y discusión en el seno de los participantes, planteamos las interrogantes siguientes: ¿Qué permite que haya deslizamiento?; ¿sobre que figura geométrica se desliza?, ¿De qué posible material está elaborada la superficie de la canal, y que le permite que resbale?, ¿Qué sucedería si la pendiente fuese más inclinada en cuanto a la velocidad de traslado?, preguntas que corresponden a disciplinas como la física, matemática, química, y otras.

Abordar el tema o asunto en este momento, será mucho más amigable, comprensible para el desarrollo de la clase.

De haber leyes o fórmulas, no se requiere obligatoriamente que se expresen las mismas, así como un número excesivo de ejemplos para la aplicación de las mismas, preséntelas y con material complementario, libros de textos y otros recursos que sean los propios estudiantes los que los solucionen, mediante el trabajo en equipo, colaboración de los padres y el propio docente como tutor en horarios pre establecidos.

En una ocasión de modo informal escuché a dos estudiantes conversando entre sí, donde uno de ellos no quería cursar la clase X - habiéndola repetida – con el profesor Y, ya que era la misma clase y que no le entendía, a pesar de tener una experiencia de 20 años impartiendo docencia. 

Pensé para mí, ¡realmente su experiencia es de un año, ya que lleva 19 años repitiendo lo mismo!

lunes, 7 de septiembre de 2020

Sincrónico y asincrónico

Partamos del significado de
sincrónico: “Que se produce o se hace al mismo tiempo que otro hecho, fenómeno o circunstancia, en perfecta correspondencia temporal con él, o con los mismos intervalos, velocidad o período que otro hecho, fenómeno, movimiento, mecanismo, etc.”; Vocablo que usualmente asociaba al hecho donde un grupo de personas sincronizaban sus relojes en aras de ser puntual para una actividad específica, que posiblemente hoy es poco común dada la rigurosidad de los relojes (inteligentes) o celulares.

Hoy en día valoraría que es un término reciente en la educación y en particular en la enseñanza en línea (on line) mediante el uso de celulares, computadoras, tabletas y otros medios tecnológicos.

¿Su significado en esta ocasión? El aprendizaje sincrónico solo viable para estudios en línea, a través de un chat entre profesores y estudiantes en un horario pre establecido por la institución, que si trato de simplificarlo lo resumiría en: el docente y sus estudiantes están en clase en este instante “en vivo” intercambiando información (vídeo clase, trabajos grupales, foros etc.) en tiempo real o inmediata mediante el chat.

¿Y en el caso del asincrónico? La letra a delante implica negación, por ende nos referimos a lo que no es sincrónico, de lo que podemos deducir que no se ejecuta en tiempo real y además la actividad académica se realiza offline (desconectado) y que posteriormente conectado o en línea se comparte a sus estudiantes o que el docente recibe, por ejemplo: resultados de las evaluaciones, presentación de trabajos en equipo previamente orientados para ser realizados en casa, también denominado trabajo no presencial.

Un beneficio que tiene el aprendizaje asincrónico es que el estudiante puede ir a su ritmo.

Aprendido lo anterior, ello me conlleva a varias reflexiones, las cuales les comparto: ¿Deberá tener la clase “compartida” virtualmente el mismo tiempo de duración que la que planifica la escuela o institución formalmente?, ¿tendrá que cambiar su sílabo o plan de clases, priorizando aspectos puntuales y básicos de los contenidos, de modo tal que el estudiante no esté “castigado frente a una cámara”?; ¿no debiera tener el estudiante más tiempo para la realización de sus ejercicios de forma individual y colectiva, considerando este momento como parte del tiempo de su clase en casa?

Resulta obvio que la administración deberá controlar los “tiempos sincrónicos y asincrónicos”, lo cual rompe con el esquema tradicional, que la clase de… es de tal hora a tal hora, tiempo que el docente y en particular el asincrónico al cual le doy mucho más relevancia siendo éste establecido en el mejor horario consensuado con sus estudiantes, donde el docente pueda “dialogar-chatear”, evaluar los trabajos, aclaración de dudas individuales y grupales, cuyos resultados pueden ser llevados y analizados, así como discutidos sincrónicamente.

Lo anterior evitaría más horas extras no remuneradas para el docente, y permitirle a su vez concentrarse en la búsqueda de información adecuada, selección o elaboración de vídeos, estrategias motivadoras que permitan una participación amplia y no en modo estático por parte de los estudiantes que comparten solo sus rostros para escuchar “al profe” y a la vez a sus compañeros de clases.

Para impartir una buena clase sincrónica y asincrónica, su planificación y desarrollo para cambiar actitudes en los estudiantes requiere mucho tiempo.