lunes, 28 de junio de 2021

¡Cuándo la vida nos premia!

No siempre la musa - Inspiración que siente la persona y que estimula o favorece la creación o la composición de algo o sobre algo – “desciende o aparece” como uno quisiera. Mencionaría como fuentes posibles, la lectura, una película, hechos cotidianos que te llaman la atención, de los cuales no simpatizan y quieres transmitir, para que a los lectores le permitan reflexionar.

Otras vías, la casualidad, una buena o mala noticia, diría que algo que no se programa, y que de pronto fluye o no, ya que trato de no perder “la idea central o esencial” , pero aunque puede “desaparecer”, ahí está dando vuelta, rondando entre las neuronas en su mayoría ubicadas en el cerebro (hasta 86 mil millones de neuronas) y la médula espinal.

¿Por qué el título de hoy? Porque amo a la vida, que es corta, y por ende, a continuación le doy parte de mis puntos de vista, de porque lo asevero, aclaro, no en orden, ni cronológicos, ya que simplemente así me los envió la “musa”. 

·        Porque a pesar de desaciertos vocacionales, pude estudiar y atinar a una carrera tan bella como es ser docente.

·        Por la fortuna de contar como pareja, con una persona formidable, emprendedora, que sabe comunicarse, que colabora todo el tiempo, que te cuida, que te entiende, que siempre está ahí, que nos respetamos

·        Cuando cuentas con una familia, que por distante que esté, se une para darte apoyo moral en las malas y aconsejarte en las buenas, sobre todo cuando es necesario una decisión colegiada, aunque al final seas tú quien tome la decisión, pero que además se une en los momentos más difíciles.

·        Cuando te reúnes virtual o presencial con tus amigos, excompañeros de trabajo, donde tuviste la oportunidad de constituir un buen equipo, muy comprometido con el buen desempeño del centro de trabajo.

·        Cuando recibes alguna comunicación correo electrónico o de voz, de quien hace tiempo no te relacionabas y te alegra la vida; o cuando miras un presente hecho y lo guardas, lo conservas

·        Cuando recoges frutos de tus hijos e hijas, de haberlos, educado como personas decentes, de bien, encausándolos por la experiencia acumulada en uno, para evitar que cometiesen menos errores que los tuyos.

·        Cuando te planificas para algo y las cosas previstas o no, te van saliendo bien, aunque no tan apresurado como querías.

·        Cuando te llaman para solicitarte un consejo, u orientación dada tu experiencia profesional y sentirte bien cuando son tangible para la persona los resultados alcanzados.

·        Cuando te levantas temprano y medio soñoliento aún, te das cuenta que vivirás un día más

·        Cuando no siempre las noticias son buenas, pero… te quedan las remembranzas de los mejores momentos.

·        Cuando te das un gusto gastronómico, siempre tratando de cumplir, un poquito, las restricciones médicas.

·        Cuando celebras con tus seres más queridos un rato agradable, que puede ser una llamada, conversar, compartir una cena.

·        Cuando tienes la oportunidad de que seas escuchado o leído, haciendo uso de los recursos tecnológicos hoy en día, a través de las redes o medios digitales.

·        Cuando sabes de la tierra que te vio nacer, a través de imágenes, medios audiovisuales, que te permiten recordar, “…allí estuve, allí me hubiese gustado...” y obviando en todo momento las discrepancias posibles de los coterráneos, en cuanto a la forma de pensar y que por supuesto respeto.       

  • Cuando te das cuenta que aún queda mucho por hacer en este mundo en beneficio de la educación, ante la insatisfacción de personas que no cuidan su salud.

Les pido un favor, si llegó hasta aquí en su lectura. Le reto a que escriba las suyas y piense al final como se sintió. En mi caso, me sentí, muy bien.


lunes, 21 de junio de 2021

Cuando miras para recordar.

Cuando estás en casa, y tienes tiempo y a lo largo de algunas paredes cuelgan una serie de fotos impresas – unas en colores, otras en grises – que una vez fueron tomadas con una cámara de cajón donde el rollo solo admitía 6 fotos - que palidecen por el paso de los años en señal que también “envejecen”, siendo limitado su deterioro por un cristal que la protege.

Las en colores, por su parte ya enmarcan el progreso de los avances tecnológicos, al ser tomadas por celulares “que luchan entre sí, por la competencia”, basándose en el desarrollo de las lentes, los cuales se clasifican si son para selfies, o para la comida, para paisajes, en fin la tecnología misma que nos induce o dirige a controlarnos: “usa esta opción que es la mejor”.

Posteriormente las llevábamos a imprimir y van a su “nicho”, ser colgadas y no ahorcadas, para que cada vez que pases encuentres algo nuevo – ya vista n veces - en esa gráfica que te detiene, porque inexplicablemente encuentras algo nuevo, que se te había escapado, o si no “darle vida” a los recuerdos, trasladarte años atrás que lo determina para ubicarte quienes están en ella o quienes no están, pero ahí quedan registrados entre sonrisas “forzadas” por el inexperto camarógrafo que mencionaba “…miren al pajarito..”, diferentes poses, abrazados, y en la mayoría de los casos el fondo que nos confirma que ahí estuvimos (el mar o la playa, un restaurante, en la casa donde mayor espacio allá, para que quepan todos, y en el mejor de los casos en un pasillo porque somos muchos y ubicados de lado movemos nuestros cuerpos con un cierto grado de inclinación para asomarnos y salir en la foto, para ser parte de la Historia, personal.

El tiempo también ha cambiado el lugar donde “duermen” las imágenes, lo que llamábamos álbum (en mi caso personal en una gaveta, que con el tiempo iban “desapareciendo” porque cada uno de los hermanos hurtaban para ser escondidas en un bolso para llevárnosla como recuerdo para cuando regresábamos a la casa, sin pedir permiso a la “vieja”, entiéndase a mamá que en nuestra cultura refleja amor y cariño), que nos daban la ventaja de sentarnos a ojear; hoy habrá que contar con una computadora donde creaste carpetas (fotos año tal) y subcarpetas, donde “desgranas” el lugar, la fecha o país, si tuviste la opción de vivir en más de uno. A lo anterior se suma que la tecnología misma, se encarga de recordarnos, cuando recibimos un recordatorio: “la foto más vista en el año…”; tus recuerdos de ¿9 años atrás o menos” con la opción de volver a compartir a quien hayas designado recibir, públicos, amigos o sencillamente enviar a discreción a los involucrados, con la posibilidad de que la “lean” y te contesten con un simple like (me gusta) o con algunos de los emojis creados para dar diferentes grados de aceptación, convertidos en símbolos y que fríamente sustituyen oraciones, comentarios un tanto más extenso del recuerdo, pero que hoy en día lo que nos comunican con esas “señales” nos hacen expresarnos menos y tal vez como no quisiéramos en cuanto a expresividad, pero que a la larga una vez más la tecnología nos vence.

Hay fotos – volviendo a “mis paredes” -, y que forman parte de mi museo – no el del Louvre, ni el del Prado -, sin entrada al público y tal vez exclusivo para los visitantes más asiduos, que se asoman para recordar o ver las “nuevas”, que, aunque tengan sus años, decidimos sacarlas a la luz.

Recientemente, fresco por algunas efemérides en particular, esas que abrazan a todos los humanos queridos y amados a nivel mundial (día del padre o la madre, de los abuelos, etc.), con fechas diferentes y por razones históricas de cada país, resultó una justificación o motivo más que suficiente, para volver a recordar, sin importar que en mi rostro se asomasen lágrimas, sonrisas o mezcla de ambas. ¿¿Saben qué?, es muy bello recordar.

lunes, 14 de junio de 2021

Hay que apurarse, sino…

Sacando un poco de cuentas las niñas y niños que entren hoy al sistema educativo completarán la educación básica hacia 2030 y trabajarán en la segunda mitad del siglo que, probablemente, será muy diferente a esta desde el punto de vista económico, social y cultural. 

Esta aseveración me genera un poco ¿o bastante? si para lograr lo que nos depara el futuro mediato (30 años) los graduados ¿podrán dar respuesta a las demanda del mundo laboral, con los planes de estudios, mallas curriculares vigentes hoy en día, en los diferentes niveles de educación, al menos en América Latina?

¿Qué habilidades solicitan hoy las empresas? Pensamiento crítico, comprensión, comunicación, coordinación, percepción social, escucha activa y resolución de problemas complejos, acompañado de competencias digitales y en particular aunque parezca sencillo: la habilidad de saber leer y escribir; Otros “ingredientes” serán la conciencia cultural, el lenguaje y la adaptabilidad. 

Respuesta anterior, que nos traslada a la interrogante siguiente, ¿Será entonces necesario revisar al menos en las asignaturas de formación general, de los primeros años, e inclusive enseñanza media y superior – si el estudiante adquiere al menos las competencias (duras y blandas) básicas necesarias?

Por ejemplo: Para la enseñanza de la Matemática (considerada una ciencia exacta), aún por muchos docentes se toma como libro de cabecera el Algebra de Baldor (su primera edición data del año 1941), cuyos contenidos diría que se mantienen, aunque sí han cambiado nuevas técnicas de enseñanza-aprendizaje, enfoques, etc.; ¿acaso esta disciplina debería revisarse siendo lo primordial, su aplicación, entiéndase Matemática Aplicada o una nueva asignatura denominada Resolución de problemas? 

Ampliemos un tanto, para evitar que suene “la alarma” entre académicos, curriculistas y otros, bajo la “sombra” de la tecnología de la información y la comunicación (TIC) donde las redes se ven sobresaturadas de información.

A lo anterior sumo la incorporación de ejes transversales – considerado instrumentos globalizantes de carácter interdisciplinario que recorren la totalidad de un currículo y en particular la totalidad de las áreas del conocimiento, las disciplinas y otros temas - con la finalidad de crear condiciones favorables para proporcionar a los alumnos una mayor formación en aspectos sociales , ambientales o de salud -. Pongamos un ejemplo, abordando el tema Comprensión.

Hablar de comprensión, proveniente del verbo comprender, entiéndase “la habilidad de pensar y actuar con flexibilidad a partir de lo que uno sabe”; otra acepción en el plano educativo: “lo que se aprende debe ser internalizado y factible de ser utilizado en muchas circunstancias diferentes dentro y fuera de las aulas, como base para un aprendizaje constante y amplio, siempre lleno de posibilidades”, luego ¿a qué disciplina en particular le correspondería o debiera ser abordado por más de una? 

La comprensión no es solo de la lectura, también deben ser comprendidas las imágenes (fotos, videos), lo que se escucha, los diferentes algoritmos (Definición: Conjunto ordenado de operaciones sistemáticas que permite hacer un cálculo y hallar la solución de un tipo de problemas) elemento vital en la informática.

Entonces, ¿lo asumimos todos los docentes, las instituciones y lo que ello implica, para una adecuada comunicación? De no existir comprensión en el mundo actual y como meta antes que finalicen los primeros 50 años de este siglo, con dificultad nos podremos entender.


lunes, 7 de junio de 2021

Un rol complejo, pero necesario.

Si bien mencionar la palabra Química, inmediatamente pensamos en esa asignatura estudiada en la enseñanza media o bachillerato, ligada a átomos, enlaces, reacciones y otros basada en la investigación, prácticas de laboratorio y sus aplicaciones (que son muchas), por cierto, muy gratos para unos, lo contrario para otros, sobre todo aquellos que se inclinan a las letras.

Sin embargo, queremos centrar la reflexión en la frase ¡Hay una cierta Química entre ellos!, donde lo más común es que suela relacionarse con una posible relación entre dos personas (que por cierto no está muy lejos de la Ciencia natural antes mencionada, cuando dos personas se enlazan entre sí)

Queda claro que el ser humano es un ser social y gregario que a lo largo de la historia ha construido vínculos con sus semejantes con el fin de sobrevivir. La necesidad de contactar con otros y de relacionarnos nos es algo innato, pero dichas interacciones no son siempre iguales: en ocasiones podemos sentirnos más semejantes, identificados o compatibles con un grupo o persona que con otros.

A veces nos encontramos con alguien con quien nos sentimos vinculados profundamente, cuya presencia nos atrae y nos genera bienestar, emoción y alegría. Y aunque en ocasiones puede resultar difícil de ver para nosotros, existen una serie de elementos que nos pueden dar pistas de si dicha química existe o no. ¿Cómo se nota la química entre un docente y su grupo de clase? Veámoslo.

Se evidencian una serie de manifestaciones conductuales que muestran la existencia de afinidad entre uno y otros, por ejemplo: un docente tolerante, flexible, que escucha, que evidencia una serie de valores donde el estudiante se ve reflejado, tenemos el caso de la puntualidad en llegar al aula; en comenzar y finalizar la clase; en respetar los horarios de descanso, a lo que sumo y no es excluyente de todo lo antes referido, el ser exigente.

Pero me falta algo – y que pudiera resultar para algunos, “meter las narices” – es preocuparse por los problemas personales de los estudiantes, porque los tienen, como también los tenemos nosotros y que inclusive tuvimos en la enseñanza media, universitaria.

¿Manejar estos problemas?, no resultan de todos sencillos, más cuando em tiempos actuales nos separa una pantalla por el medio y que si bien pueden ser analizados problemas colectivos (de grupo), lo ideal es establecer una conversación individual, plantear la preocupación, escuchar y proporcionar un criterio, sobre todo si es posible basado en una anécdota personal, que guarde relación con la situación del o la joven, porque en un momento también lo fuimos y cometíamos errores.

Un factor en este caso a tener en cuenta (pudiera ser) para el docente, su sinceridad, el actuar cotidiano intachable, el respeto ganado y demostrado, que permita al estudiante contar gradualmente sus problemas, confiar de modo tal que fluya una adecuada comunicación entre ambos, para intentar comprender los pensamientos, opiniones y emociones.  e imaginar lo que puede estar pasando por su mente.

Queda claro que el docente como persona tiene sus propios problemas, sin embargo, es capaz de soslayar los mismos, para atender los problemas de otros(as), inclusive más que a la propia familia, siendo una cualidad, diría más, un don de muchos que algún día aceptamos educar.

¿Atiende usted adecuadamente a sus estudiantes? Si lo hace, no me queda duda que será recordado siempre por los mismos, con gratitud.