lunes, 27 de marzo de 2023

Después de la jubilación, ¿qué? Parte 1.


Ya han pasado algunos años que un ex compañero hubo de preguntarme, si teniendo la edad para jubilarme, por qué no lo había hecho; la segunda pregunta, ¿tienes miedo?, demoré pocos segundos en responderle: ¡No!

¿Y la respuesta de la primera? Sencillamente, nunca la había pensado, les soy honesto. Mi trabajo me agradaba, la docencia, algo así como pasión, además de administrar académicamente una institución donde con el pasar de los años (duros en un comienzo, muy duros) pude apreciar cambios en muchos procesos: reorganización, nuevos procedimientos, pero lo más importante, trabajar colectivamente estableciendo sinergias con mis compañeros(as), el reconocimiento del profesorado en cuanto a su desempeño sobre la base de acompañamientos que hiciesen sólida la justificación del porque los(as) mejores.

Lograr que el empoderamiento de sentirse institución, se transmitiese a todos los docentes, estudiantes, empleados todos, que sin distinción de áreas un día de labor, sería para sentirse sencillamente bien. En tratar de lograr todo esto de lo cual me siento satisfecho –, no me daba tiempo a pensar una nueva vida, dejando de trabajar de 12 a 14 horas diarias, para que estas fuesen reducidas a ¿4, 5?, con actividades diametralmente opuestas a la que realicé por décadas.

Pero, llegó el día, donde no necesariamente me jubilé[1]  porque lo quise, sino por determinadas circunstancias que no vienen al caso, pero sí prácticamente de un día para otro, mi labor se vio reducida intelectual y laboralmente en un ¿25 %?

Lo que a duras penas hacia el fin de semana - antes de la jubilación -, de salir a hacer las compras, lectura del periódico con mayor detenimiento, y no solo los titulares, de anotar las actividades laborales previstas para la semana siguiente (reuniones, informes, mis clases) ¡desaparecieron!

En un comienzo reflexioné «mereces descansar, muchas décadas de trabajo, de regresar a un buen dormir, dejar de despertarte en la madrugada por alguna idea soterrada que floreció en el pseudo sueño y te hizo anotar (sin importar la hora en ese mismo instante) en tu agenda que tenías en la mesita de noche; de revisar mensajes cotidianos de problemas de última hora o llamadas al celular de problemas de disciplinas de estudiantes; la entrega de trabajos como parte de su portafolio a mis estudiantes…»

Pasar a una situación pasiva o de inactividad laboral a pesar de la edad legal alcanzada, realmente no me satisfacía, luego tenía que buscar como ocuparme, tiempo para perder en sentarme delante de un televisor o navegar quedando prisionero como parte de las redes sociales, no.

Ya mis primeros pininos escribiendo para un medio escrito por unos ¿18 años?, me había proporcionado – no siendo la actividad principal en ese momento, dado mis roles (antes mencionados) –, una determinada experiencia más allá de mis breves errores de redacción, exceso de comas y otros, lo trasladé a un primer plano, escribir.  

¿Escribir qué y para quién de modo tal que hiciese sobre todo reflexionar al lector y no leer por leer?; aunque al menos ya tenía `abonado el terreno’ con mis libros de textos, donde no necesariamente tenía la retroalimentación necesaria, excepto a los excompañeros que me decían que sus hijos utilizaban los mismos, dudando que realmente conocían al 'señor que los hacía’.


Siempre he sido del criterio que si los celulares o tabletas, en un comienzo fueron creados entre tantas cosas, esencialmente para la comunicación (la adecuada, no la incorrecta), insertándose videos, juegos, aplicaciones que en el campo de la Educación suelen llegar desfavorablemente un poco más tarde; la idea no era retirar los celulares de las aulas de clase, sino utilizarlos en función de la enseñanza – aprendizaje (o como he mencionado anteriormente proceso de instrucción – aplicación), luego el nuevo objetivo donde ocuparme serían las redes…

Continuaremos


[1] Jubilación se considera el acto administrativo por el que un trabajador en activo, por cuenta propia o ajena, solicita pasar a una situación pasiva o de inactividad laboral tras haber alcanzado la edad legal para ello.

lunes, 20 de marzo de 2023

Un compromiso más amigable

Cuando puse como parte del título «Un compromiso…», lo que se me ocurrió primero fue «La tarea…», sí la tarea, palabra muy común que, a docentes, estudiantes y padres de familia nos resulta inmediatamente familiar, algo así como sin consultar al diccionario – … lo que le mandó el profesor, para hacerlo hoy y entregarlo mañana…

Por lo visto la expresión anterior genera un efecto de tensión, carga, ante la ayuda necesaria que necesita el menor [relación núcleo familiar – hijos (as)/nietos (as)], dado que no necesariamente quiénes le pueden ayudar conozcan el contenido de la susodicha tarea o tiempo, aunque tenga dominio de lo primero.

Pero, ¿tarea? No me aguanto…. ¡al diccionario!: Labor o trabajo que realiza alguien/Trabajo que debe hacerse en tiempo limitado. ¡Bingo, lo encontré!, es más ¡acerté!, «… que debe hacerse en tiempo limitado»; la problemática de todo lo antes expuesto, lo cual hemos analizado como ‘carga’, cuando realmente se convierte en un hábito, es que previo a la culminación de la clase diría que por inercia[1] – las palabras ¿mágicas? serán: «… para mañana o la próxima sesión la tarea es la siguiente…»

Posiblemente ya algunos estudiantes habrán semi guardados sus cuadernos, unos cruzando los dedos o rogando que no les ponga, ya que viene el fin de semana…y ¡zas! De la página tal a la tal y en el mejor de los casos (en modo tecnología), «…ya les he enviado vía correo o al chat del grupo la tarea».

Pero, ¿qué sucede si se sigue cumpliendo lo que hemos aprendido que, ¡no hay clase sin tarea y no hay tarea sin clase!?; durante siglos con una educación cuasi dogmática – exámenes escritos, docentes conferencistas, que no dejan ni chistar («… abran el libro, copien de la página…, todos en silencio…»). Por supuesto que todo lo que es rutinario, cansa.

Si lo anterior `le añadimos fuego’al menos en los subniveles de enseñanza media, bachillerato o diversificado y universitario – donde por día recibe hasta 6 horas clases, ¿4 asignaturas? = 4 tareas ¡diarias!, donde si cada tarea, su solución oscila de 15 minutos a una hora en la tarde o noche (ya en casa), dedicaría diariamente digamos extracurricularmente unas 2 – 4 horas de su vida, y ¿a la semana?

Esto nos hace pensar que se puede seguir haciendo más de lo mismo, la tradicional tarea, deberá transformarse en un compromiso entiéndase, acuerdo formal al que llegan dos o más partes tras hacer ciertas concesiones cada una de ellas– más amigable, que agrade, que den deseos de llegar a la casa para solucionarlo. ¿Ejemplos? «Para mañana la tarea es…»

Defina que es familia

¿Qué te viene a la cabeza cuando escuchas la palabra familia?

Mencione las partes del cerebro

La atención constituye una aplicación voluntaria de la actividad mental o de los sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible. ¿Podrías citarme dos ejemplos?

Para mañana…

¡Hoy, no pondremos tarea! Pero quisiera que pensaran para la próxima clase – me lo recuerdan por si se me olvida – ¿Qué haría cada uno de ustedes para mejorar la felicidad en su entorno?

Antes

Ahora

Solo profesor(a) le pido que lo considere y luego pregúntele - de aplicarlo - a sus estudiantes, como se sintieron.

Termino: una clase será mejor cuando usted capte a sus estudiantes, los sensibilice, no porque la tarea deje de ser importante, claro que lo es, ya que nos retroalimenta de lo que hacemos, sino porque los hicieron pensar, aplicarlo. La fórmula es esa, no hay de otra.


[1] Inercia: Rutina/Propiedad de los cuerpos de mantener su estado de reposo o movimiento si no es por la acción de una fuerza.

lunes, 13 de marzo de 2023

Un mundo surrealista

Recuerdo hace algunos años ¿5, 6?, cuando en la institución universitaria para la cual laboraba, ante la preocupación del claustro docente, con la masividad exponencial del uso de celulares, se tuvo que realizar una modificación al reglamento académico e inclusive el disciplinario, de evitar el uso de los mismos en clase, ¡literalmente prohibido!, de ahí la pega en las aulas de anuncios oficiales en las paredes con siluetas de celulares NO.

Esa fue la respuesta inmediata institucional, como acción; como reacción[1] de los estudiantes, se incrementó el uso del mismo donde se aplicaba el juego del gato y el ratón, ver quién cazaba a quién. Pero es más parecía que no estábamos equivocado, ya que noticias internacionales sobre todo procedentes de Europa donde en colegios de primarias la prohibición había sido total y absoluta.

La medida había sido tal vez un tanto apresurada, cuando la problemática de la prohibición eran varias:  el celular había sido creado para comunicarse esencialmente (función propia de los teléfonos que usamos en nuestros hogares), donde ser aplicado para las clases como tal no era una prioridad, la no disponibilidad del recurso tecnológico bien por el propio estudiante o docente, la carencia de aplicaciones con fines educativos, que una vez conocidas no necesariamente fueron los docentes capacitados para su uso.  

Era necesario indiscutiblemente darle un giro al celular de lo general a lo particular: la comunicación como un recurso para entendernos los unos a los otros (lo genérico) y lo específico «además para que lo apliques en tus estudios»

Que a pesar de todo lo anterior las redes nos siguen ganando -que por mi parte trato de reducirlo al máximo, contrarrestándolo con la lectura de libros (aunque sean e-book o electrónicos, periódicos impresos) -, para muestra `n´ botones: la dicotomía de todos sentados en la cena, cuando ¿están sentados o centrados en la pantalla de un celular?, la carencia de conversaciones propicias para conocerse más entre la familia, las amistades.

Diría que hasta aquí parece que la balanza se inclina a la necesidad de una pseudo desaparición (pseudo = falso) de celulares, tabletas a pesar y que no le quede duda que la tecnología llegó para quedarse, pero… ¿por qué surrealista? (regrese por favor al nombre del artículo)

Cuando hablamos de surrealismo[2] nos referimos a un movimiento artístico y literario, que exploró el mundo de los sueños y el subconsciente a través de la creación del arte visual, la poesía, y las películas.

¿Listo?, vamos con la anécdota: Un grupo de estudiantes adolescentes se reunieron en los escalones de una biblioteca de Nueva York para la reunión semanal – se reunían todos los domingos, lloviera, tronara o nevara - que promueve la auto liberación de las redes sociales y la tecnología; a continuación se dirigieron a un parque donde escondieron sus teléfonos y comenzaron sentados en el césped a pintar con el uso de acuarelas, otros leen libros impresos, novelas, hablar de poesías, inclusive hubo uno que señalo al cielo y expresó «miren al cielo, es una gibosa[3] creciente, eso significa que la luna se hará más grande»

¡Espectacular! Creo que me sumaré a ese club, además de invitar a mis estudiantes.



[1] Sir Isaac Newton fue un físico, teólogo, inventor, alquimista y matemático inglés (1643-1727) que estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre.

[2] André Breton, poeta francés, fundador del movimiento en Paris (1924).

 

[3] La palabra «gibosa» procede del latín y significa «joroba», y se ha utilizado durante siglos para describir formas redondas o convexas.

lunes, 6 de marzo de 2023

Cuando palidecen las competencias blandas

Muchos son los artículos que circulan a través de las redes, en los propios medios periodísticos (tanto en versión impresa, como digital) de la necesidad de un cambio, giro o prioridad de que en las instituciones educativas además de abordar las llamadas competencias blandas, las mismas tengan un mayor énfasis en ser aplicadas quedando plasmadas y puestas en práctica mediante actividades extracurriculares e inclusive que se formalicen como asignaturas dentro del pensum que ofrecen las mismas.

Para ser un tanto más comprensible para los que no son educadores (docentes), resulta necesario la definición de varios términos:

Competencias. Es un saber-entrar en acción, lo cual implica saber integrar, movilizar y transferir un conjunto de recursos (conocimientos, saberes, aptitudes, razonamientos, etc.) en un contexto dado, a fin de realizar una tarea o de hacer frente a diferentes problemas que se presenten.

Competencias duras. Son los conocimientos y aptitudes de cada persona y que va adquiriendo a lo largo de su formación, experiencia y actividades y que permite desempeñar funciones específicas requeridas para ciertas posiciones, que has aprendido a hacer o a usar a través del estudio o la experiencia misma, mediante la experimentación u otras herramientas como las tecnológicas. Son fáciles de medir o verificar a través de diversas evaluaciones.

Competencias blandas. Son aquellos rasgos interpersonales que has desarrollado con el tiempo, como el comportamiento, su desempeño social, liderazgo y manejo emocional. También llamadas no cognitivas. No son tan fáciles de medir.

Ejemplos de competencias blandas:

 

·         Comunicación efectiva y asertiva

·         Trabajo en equipo

·         Emprendedor (iniciativa)

·         Organización

·         Plantear preguntas

·         Apoyo (colaboración)

·         Automotivación

·         Tomador de decisiones

·         Apertura al cambio

·         Innovador

·         Pensamiento crítico

·         Resolución de problemas

·         Creatividad

·         Imaginación

·         Conciliación (negociación o mediación)

·         Escucha

·         Autoconfianza

·         Influencia

·         Autogestión

·         Ética

 

Competencias que suelen `palidecer´ cuando no son abordadas y sobre todo puestas en prácticas, no solo en la escuela, sino también por padres, tutores, con sus hijos e inclusive en el propio seno familiar donde de alguna manera u otra fortalecen las relaciones entre sus integrantes, pero además mejores seres humanos con el fortalecimiento de valores, consigo mismo como núcleo y todo lo que pueda ser irradiado con su entorno (amigos, compañeros de estudio, etc.)

Ante una problemática como pudiera ser, bajos resultados en el colegio, ¿no sería oportuno el desarrollo de una comunicación efectiva y asertiva[1] entre padres e hijos e inclusive padres -docentes? 

¿Qué decir de una tarea pendiente por hacer donde el estudiante no puede darle solución, tiene dudas y la respuesta esté en la colaboración, el trabajo en equipos, en la resolución de problemas? 

Ante un joven que miente por temor un llamado de atención que le hizo su profesor, no comunicándoselo a sus padres o simplemente ante una pregunta hecha por estos últimos («¿cómo te va en la escuela?»), la respuesta del estudiante haya sido «bien» 

Acaso la mejor solución ¿no hubiese sido, - además de otras competencias blandas antes mencionadas -, la conciliación, la escucha, la apertura al cambio? 

Por lo visto, hay `mucha tela por donde cortar´ al respecto, lo que me lleva a analizar la necesidad de… continuaremos. 



[1] Ser asertivos significa expresar pensamientos y sentimientos de forma honesta, directa y correcta. Implica respetar los pensamientos y creencias de otras personas, a la vez que se defienden los propios. Expresar adecuadamente los sentimientos y deseos requiere de una importante habilidad personal e interpersonal