lunes, 26 de diciembre de 2022

Pocos días para mejores días.

Cuando estamos próximos a culminar los 365 del presente año (5 días; 120 horas; 7200 minutos) donde posiblemente estemos visualizando donde ir, con quien ir, con quien quedarse, con quien compartir, con que celebrar, que comprar, que tenemos para consumir, que apreciar en caso de quedarnos en casa ¿película, serie, música?, cómo sentarnos en la mesa a la hora de cenar, cómo ornamentar la casa, ¿pintar?; ¿comprar nuevas cosas para el arbolito?; a quién llamar o ver virtualmente ¿antes o después de las 12 de la noche o a las 12:01 am, teniendo en cuenta los usos horarios?; los regalos ¿ya se compraron?, ¿los empaques?; el balde o cubo de agua, para su contenido tirarlo hacia la calle; la compra de fuegos artificiales; las uvas, la sidra o vino; la maleta lista (vacía) para darle una vuelta a la cuadra como augurio de viajes; ¿qué me falta…?Por lo visto, un sinfín de preparativos que nos genera un ambiente indiscutiblemente festivo.

Sin embargo, en lo personal, acudo a un conjunto de remembranzas[1], algo así como suelen hacer muchos noticieros en la televisión que realizan – comúnmente el día 1ero del nuevo año – un resumen de los principales hechos acaecidos.

Partiendo de los logros individuales y colectivos (de la familia, de las amistades), un año donde he adquirido más ideas (las musas se han comportado de maravilla), diría que prolífero, para ser concretadas en artículos o podcast que han conllevado a lecturas o escuchas respectivamente que refuercen la formación en el aprendizaje a padres de familia, docentes, directores, personal auxiliar, en lo que implica una palabra tan bella y a la vez compleja, como es la EDUCACIÓN, utilizando para ello recursos digitales tan importantes como las redes sociales, periódicos (digitales o impresos), donde he pretendido que irradie el respeto, mediante palabras, ilustraciones, que a su vez permitan la reflexión y con ello generar al menos ciertos cambios conductuales.

En lo colectivo, como logros, el incremento de la familia y por ende del árbol genealógico – sobrinas, sobrinos que nos han proporcionado la felicidad de nuevos descendientes y convertirme en tío – abuelo; un año que termina rodeado de virus y sus nuevas variantes, pero del cual no nos hemos visto afectados, cuidándonos, vacunados; un mayor acercamiento al menos virtual, saludando y celebrando los cumpleaños de la familia, los pases de grado en la escuela del “nieteral”; el desempeño exitoso de los mayores cada cual en su centro de trabajo, a pesar de los bemoles sociales de cada país donde viven.

Y, ¿en el caso de la carta al niño Dios o a Santa Claus o Reyes magos para el año venidero? Salud, crecer intelectualmente, estudiar, aprender más, más, superarme; lograr más adeptos a lo que trato de transmitir, ya que con ello logro – posiblemente - sensibilizar los sentidos de los mismos, ante la carencia y en el mejor de los casos de la insuficiencia de la información donde “conversemos” sobre temas necesarios, que contraponen a los antivalores, que nos sobresaturan por todas partes. Por supuesto, aunque sea una semilla que prenda y cuya planta florezca, dentro de un mar de problemas sociales, que son reales, dormiré mucho mejor.

Para mi esposa, hija, madre, que me sigan acompañando como hasta ahora lo hemos logrado; excelente comunicación, donde ha predominado la verdad, la sensatez, la tolerancia, el respeto, las mejores soluciones a través del consenso y sobre todo el amor.

A todos/as quien lea este artículo o quien lo escuche, les deseo muchas cosas buenas, muchas, que lo que se propongan, lo alcancen. Nota: si forma parte de su tradición, no olvide lanzar su balde o cubo con agua hacia la calle ahuyentado con ello las penas del año que termina y dándole la bienvenida a uno lleno de prosperidad y buenas vibras. ¡Feliz año nuevo!

[1] Imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Hechos que dejan huellas.

Cuando son décadas de impartir clases, muchas han de ser las huellas que puedes haber dejado en tus miles, cientos de miles de estudiantes -sin necesidad de realizar un estimado apoyándome en cifras, que no tendrían sentido en este momento-, pero que a su vez en ti acciones puntuales “te mueven el piso”, donde si bien te conmueven, a la vez te regocijas de lo real-maravilloso que es ser docente.

No queda duda que cada persona que asume este rol habrá de tener experiencias: tanto agradables, como frustraciones, que podrán rememorar a colación del presente artículo, del cual conversaré en modo asincrónico con cada lector.

Recientemente recibí una invitación a través de una red para darle aceptar, ¿nombre?, «me resulta familiar», ¿investigar mediante las imágenes (fotos, videos), al ser un tanto cauteloso de quién podría ser?; visualizar y automáticamente trasladarme con el tiempo a unos 30 años aproximadamente, concluyendo con un aceptar.

En tres décadas pasan muchas cosas, una estudiante que se profesionaliza, que alcanza sus sueños basados en el don de la perseverancia, sin importar su discapacidad física lo cual no constituía en ningún momento un alto en ser excluida por sus compañeros(as) de clase por dicho motivo, sino al contrario: recibida con sonrisas, con voluntarios -que se peleaban entre sí-, para que una vez que sus padres la dejasen a la entrada de la escuela, conducirla al aula trasladándola en su sillón de ruedas y colocarla de primerito próximo a su profesor(a)

Su grupo la admiraba, no por ser condesciéndete con ella, al contrario, por su escudo mágico de inteligencia, de participación, de aportes, de ser la primera siempre en la entrega de tareas, de ayudar a quién plantease una duda o colaboración en un trabajo propio de la asignatura.

Ella tuvo en mi un impacto indescriptible –venía de impartir clases en una universidad cuyo perfil era la formación de profesores, jóvenes de otras edades, otros intereses, otras metas, otros sueños- al ser una estudiante de apenas noveno grado (o tercer año de secundaria), en mi rol como formador desde una posición anterior de conferencista[1], a sacar de uno, todo una serie de valores como el amor, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, el saber adaptarme a algo nuevo, que a partir de ese momento me hizo ser más humano.

Terminó el año escolar, pasé nuevamente a la enseñanza superior, y dejé de verla físicamente; años después -en un medio escrito digital o red social, no recuerdo bien para ser honesto- supe de ella al ser la mejor graduada de su carrera universitaria, con honores, hecho que me generó alegría, la satisfacción del deber cumplido: entregar a la sociedad jóvenes íntegros, capaces de cambiar el mundo con su accionar.

Su mundo no se detuvo con su nueva profesión: psicóloga, a ello le sumo convertirse en una directora de un pre escolar o prekinder.

Vía chat -conversamos-, que hacía en este en este momento, aproveché para compartirle de mis e-book, para su profesorado, como regalo que mencionaría como especial, ¿por qué?, por su ejemplo para sus estudiantes, padres de familias, profesores.

Hablamos-chateamos- unos minutos, donde posiblemente mi corazón latía por encima de lo normal, sin tener en cuenta la subida de presión controlada; por supuesto no nos despedimos: se comprometió a seguir mis escritos.

Concluí con ¡muchas gracias!


[1] Principio de la década de los 80 del siglo pasado, donde el docente su rol era otro.

lunes, 12 de diciembre de 2022

¿Salsa?

En el ámbito de la cocina para cualquier especialista o amateur, podría entenderlo como «Mezcla de sustancias se emplea para condimentar la comida, mezclada con ella o servida aparte», sin embargo, el significado cambia, cuando me refiero a salsa + baile.

Tratemos de justificarlo en la búsqueda de alguna relación, semejanza o diferencia conceptual; ¿definición de salsa como baile? «La salsa es un conjunto de ritmos afrocaribeños fusionados con jazz y otros estilos, difundidos debido a la inmigración de población latinoamericana al mundo entero»

¿Luego?, como bien se condimenta una comida, una salsa latina, se condimenta con el ritmo que la pareja le añade al son de la música o de uno de los miembros de la pareja que funciona como líder (usualmente el hombre)[1]; otro factor que le da un 'sabor' inigualable es el movimiento del cuerpo (de ambos) aunque en el caso del hombre la parte superior de su cuerpo permanece nivelada y casi no es afectada, mientras que las caderas quedan atrapadas en la mitad y terminan moviéndose considerablemente; en el caso de la mujer su contoneo es mayor, exagerado tanto en los hombros como las caderas.

¿Acaso cuando preparas tu salsa para la comida, no la revuelves? En la salsa de baile, ¡también! Ocurre cuando los bailarines se toman por una o ambas manos, especialmente para movimientos que envuelven giros, poner los brazos detrás de la espalda o moverse uno alrededor del otro.

¿Alguna otra semejanza o paralelismo? Sí, cuando vas añadir algún ingrediente, deberás tener en cuenta alguna receta o inclusive a «ojo de buen cubero[2]» y en el caso de la ¿otra? Sencillo, hay recetas para ello a los que le llaman pasos, por ejemplo: La salsa se baila en compás de 4/4. Los pasos básicos se extienden, no obstante, sobre dos compases, por lo que los bailarines cuentan no de a cuatro, sino de a ocho.

El principio es alternar los pasos izquierdo (i) y derecho (d). En el caso de la fémina, los pasos son invertidos: (d) e (i), enseguida). La ligera dificultad es moverlos con el ritmo de la música: izquierda-derecha-izquierda-pausa y derecha-izquierda-derecha-pausa —(d)-(i)-(d)-(pausa) y (i)-(d)-(i)-(pausa), para las mujeres—.

El cuarto tiempo es una pausa; algunos cuentan: «1, 2, 3, ( ), 5, 6, 7, ( )» o «1, 2, 3, y 4, 5, 6 y» (sic) en lugar de «1, 2, 3, 4 (5, 6, 7, 8)». Aunque no se cuenta el tiempo de la pausa, es muy importante marcarla.


En resumen: comienza en el primer tiempo, conjuntamente con el canto y los instrumentos; aunque la pausa pone el énfasis, junto con la percusión, en el cuarto tiempo.

¿Difícil? No, tal vez el de la cocina, en lo personal es más complejo; ¿Bailar? Sencillo, en mi caso lo aprendí bajo el modo ensayo-error con ayuda de mi grupo del colegio y hasta hoy no se me ha olvidado.

¿Un consejo? Pruebe con los dos: cocinar y echar su 'pasillito' y decida usted, ¡con cual se siente mejor!


[1] Cuando se baila salsa, en la llamada rueda de casino, hay mujeres que lideran la misma.

[2] Locución adverbial. Con imprecisión o usando una medida meramente estimada, sin ayudarse de ningún tipo de peso o medida.

lunes, 5 de diciembre de 2022

La palabra precisa ¿existe?

Son muchas las ocasiones que cuando escribes, atinar a una palabra cualquiera fuese resulta difícil, tal es así que existen para una varias acepciones o significados, todo depende del sentido con que se use por supuesto.

Termino que nos alivia el poder precisar o no cuando hacemos uso del vocablo «literalmente», ¿literalmente?, cuyo uso nos señala que lo que se está diciendo no es una exageración o una forma de hablar, sencillamente es «algo que ocurre tal y como lo estamos verbalizando, en un sentido no metafórico[1]»

¿Y choca o contradice expresarnos literalmente con ser preciso? Pareciera que no cuando me remito una vez más al diccionario, el cual señala ‘preciso’ «Que es rigurosamente ajustado, exacto o fiel», por ejemplo: "un lenguaje muy preciso" 

Si terminase aquí, diría que he llegado a una conclusión un tanto simplona que preciso y literalmente en cuanto a significado son sinónimos.  Y siendo autocrítico, un tanto tonta. 

Pero me extiendo un poco más para tratar de darle solidez al nombre del artículo; hace muchos años, muchos hube de obtener un reconocimiento por un trabajo realizado, pero que por las circunstancias de ese momento lo que me hubiese gustado, -como solía suceder cuando un grupo de compañeros lograban el mismo resultado-, se daba a conocer en un acto sencillo pero muy emotivo, por la responsabilidad que en un momento nos había sido otorgada. 

Cuando me lo entregaron, la persona dijo «toma», añado literal y/o precisa, ni una coma más o menos. Lo observé, lo guardé en mi mochila y por pena, insatisfacción al llegar a casa el reconocimiento lo oculté (en modo preciso o literal), allí estuvo y de cuando en vez de forma casual o incidental, lo observaba y de nuevo a su “refugio”. 

Por supuesto la mala experiencia o frustración no la podía obviar (que realmente para ser sincero, aún no la he obviado, lo guardo en algunas de las circunvoluciones de mi cerebro) , pero como tras cada “tropezón”, surge una enseñanza, más en mi profesión como docente, como humano y era estimular, reconocer el mérito o méritos de aquellos que a lo largo de mi vida formasen parte del ámbito laboral: coordinadores, profesores, estudiantes. 

Desde los más cercanos como colectivo dada las responsabilidades administrativas en su momento, como a los docentes del área que me correspondía atender, esencialmente por su desempeño, pero también promover que se extendiese a nivel institucional. 

Siempre trataba de manejar el momento oportuno, apoyándome en resultados positivos tangibles que fuesen destacados, que se diferenciasen de lo común al evidenciarse esfuerzo, transparencia, a diferencia de lo rutinario, para tratar casi por todos los medios el recelo o la inconformidad, dado que en su momento unos/as podrían simpatizar, otros/as no; por supuesto un proceso que lleva tiempo, pero que al final lo pude lograr (creo); una vez más se me acaba la cuartilla, luego concluyo «la palabra precisa existe, pero también la sonrisa perfecta (literalmente), de quién usted reconoce, porque se lo merece» 

Nota: este cuento o relato, es real, aunque cualquier semejanza con personas vivas, es pura coincidencia.



[1] Metafórico: realidad o concepto que se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza.