lunes, 24 de junio de 2019

Caminando por el barrio.


Según los compromisos personales y laborales, me programo para caminar al menos 5 veces en la semana entre 3 y 5 kilómetros por el barrio, preferentemente cuando los rayos del Sol estén lo menos vertical sobre la Tierra; me enfrasco en el atuendo correspondiente y previo a ello el uso de audífonos conectados a mi celular escuchando las notas musicales de décadas atrás, busco mi frasco de agua, observo la esfera del reloj e identifico a qué hora debo regresar aproximadamente. Abro y cierro la puerta, toco el asfalto y comienzo a andar.

Esta última palabra (andar) suele remitirme a las estrofas - dentro de varias - que corresponden a Antonio Machado (dramaturgo, poeta y narrador español, el más joven representante de la generación del 98), llevadas a la canción “Cantares” por Joan Manuel Serrat que además de cantautor es compositor, actor, escritor y poeta español.

Cuya letra en “mi recorrido”, la asocio. Veamos. ”Caminante, son tus huellas el camino y nada más; caminante, no hay camino, se hace camino al andar”; “Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar, pasar haciendo caminos…”, hecho que se manifiesta cuando ves a los que en su momento fueron niños y niñas del barrio, ya jóvenes, casas cuyas fachadas han cambiado sus colores, otras que con el de cursar se aprecian deterioradas, como si “envejecieran”; similar en el caso de los autos o vehículos desde lo más modernos que solo con el activar de un control externo lo enciendes, hasta los más “viejitos” cuyos exteriores se observan totalmente oxidados, cables que cuelgan, piezas que faltan y que necesitan ser empujados para su arranque, que al lograrlo expulsan una gran humareda negra, como señal de un esfuerzo más, pero simultáneamente casi moribundo.

Continúa la canción, “…Me gusta verlos pintarse de sol y grana, volar bajo el cielo azul, temblar súbitamente y quebrarse...”; “Hace algún tiempo en ese lugar donde hoy los bosques se visten de espinos…” Casas que en sus ventanas o puerta cuelga un cartel: !SE VENDE!, acompañado de un número telefónico y como muestra de no ser reciente, entre los marcos sobreviven varias facturas, tal vez de agua, luz, telefonía, cable. ¿Motivos? 

Un tanto especulando, pensaría en personas cuyo sueño se interrumpió, al verse afectados con la pérdida de empleos, la necesidad de emigrar del país en búsqueda de nuevos horizontes y otros. Expresa Machado en otras de sus estrofas “…Murió el poeta lejos del hogar. Le cubre el polvo de un país vecino. Al alejarse le vieron llorar”; “…cuando de nada nos sirve rezar”

Al otro lado de la calle, Doña S…, que muchos años atrás los hombres discretamente piropeaban y hoy sentada en un sillón, donde a duras pena logra levantar su brazo flácido, que con una voz que casi susurra suele decir ¡adiós!, a una vendedora de pan, con su niño de unos 5 años que la acompaña quién debería estar en la escuela, pero no, la pobreza impera aún para muchos.


Sin embargo la lógica de la vida nos conlleva – a lo que tomo como muestra, de una pequeña parte de la sociedad, cambia, se renueva, por ejemplo: un bus pequeño, que se detiene para que suban al mismo alumnos de preescolar y primeros años de primaria, con sus mochilas y uniformes radiantes – nuevas generaciones, diría – que pronto serán obreros, técnicos, especialistas, en cuyos hombros recaerá que el mundo - mi barrio, mi país sea mejor. A ellos les corresponderá – como una vez nos tocó a nosotros “…hacer camino al andar”, eso sí, “golpe a golpe, verso a verso...”

Ya casi cumplo mi tiempo y distancia programada el día de hoy, me detengo un tanto sudado reviso en mi celular cuantas calorías consumí, verifico el kilometraje y… mañana será un nuevo día. ¿Aún no convencido o convencida de caminar? ¡Hágalo se lo recomiendo!


lunes, 17 de junio de 2019

¿Indignación ≠ educación?


En un período de aproximadamente 25 años, equivalente a 8900 días, 213, 600 horas, 128, 16,000 minutos he sido afectado por robos en 6 ocasiones (carterista, y en general ladrones de lo ajeno), donde el porcentaje en cualquiera de las variables de la magnitud tiempo sería despreciable; inclusive hay quienes podrían considerar que soy una persona con suerte. Sin embargo en todos los casos, me he sentido molesto, indignado, vulnerable.

Detrás de todo lo anterior pensaría, estoy vivo, se recuperará lo perdido en un tiempo prudencial o no y que con el pasar de los días y la prioridad de otros logros y problemas pasaré la página y posiblemente pase ser una anécdota más en una conversación con familiares, amigos/as, compañeros/as de trabajo.

En nuestra región (Centroamericana) suelen establecerse por determinados países alertas por inseguridad para que visitantes o no asistan o tomen medidas en el caso de viajar, que se afianzan cuando observamos algún noticiero lo que sucede por estos lados o en todos lados. Según la BBC publicado el 1 de diciembre del 2016, 6 países de América Latina, estaban entre los 13 con peores índices de criminalidad en el mundo.

¿El consuelo? Estamos bien afectados por esta situación (nacional) o simplemente ese día (o días) me tocó el que me viese afectado. ¡Fatal! Si pensara como la persona que me hurtó – cosas del vehículo - en la última ocasión, que inclusive me pareció ver antes de parquear solo por 40 minutos y al regreso: “la inadecuada sorpresa”, analizaría ¿por qué tomar lo que no es suyo, y que cuesta?, ¿tendrá empleo o ese es su empleo?, ¿qué le dirá la familia cuando llegue a su casa (no con lo robado) con el dinero de lo que vendió a otro (donde este último posiblemente lo revenda y tal vez no tan lejos del lugar donde robaron)

¿Qué dirán la esposa y principalmente sus hijos?, ¿aceptarán las nuevas compras – alimentos, ropas - con las cuales llega a la casa?, ¿celebrará con sus amigos “de oficio semejante”, brindando con la toma de licores, rindiendo cuenta de los logros obtenidos? Realmente pienso que no solo los que hurtan de poca o mucha monta, (peor si son criminales) que en el fondo de todo ello falló la educación de los mismos.
¿Qué fueron a la escuela o no?, ¿Qué proviene de una familia disfuncional?, ¿responsabilidad de los padres?, ¿del sistema educacional?, ¿de las leyes que rigen el país, que no necesariamente se respetan?

Una persona que al menos haya cursado 9 años de estudio en el colegio o escuela, habrá podido ser identificado con problemas – por el personal docente – dada su baja estima, rendimiento académico negativo, inasistencia, hechos que habrán de ser conversados con los padres, tutores.

Son muchas las ocasiones, pero muchas en que los docentes suelen sustituir el rol de los padres, apoyados por los directivos del centro educacional o no, abandonando inclusive los de su propia familia. Acción que no está previsto en un plan de clase, que no está incluido en su fondo de tiempo, que no es pagado, pero si reembolsado espiritualmente de lograr encausar al estudiante que en su momento se equivocó en su comportamiento.

No me canso de decir o escribir que el rol de un docente es increíble, de lo que puede lograr con su actuación cotidiana: cambiar al ser humano, dirigirlo, orientarlo, a que sea una persona de éxito. No tengo dudas que en una pirámide, en la cima de la misma –orgullosamente – le corresponde dicho lugar a la profesora/o, maestra/o, al catedrática/a.

¿Están de acuerdo conmigo?


lunes, 10 de junio de 2019

¿Por qué ser agresivos cuando hablamos?


Dando respuesta a solicitudes de varias personas, en que nos recomiendan que ayudemos con algunos temas, de modo tal que tengan un carácter reflexivo y que cuando esa o esas personas se vean “pintadas” traten de cambiar, al menos ceder un "poquito" porque realmente en muchas ocasiones, sus cualidades, sus caracteres, cuestan que sean asimilados por el resto del colectivo. Por lo anterior hoy me referiré a la persona, cuyo lenguaje resulta agresivo.

Primero puede ser un personaje, que por supuesto puede encontrarse en cualquier centro de estudio o trabajo. No resulta excluyente de ningún medio o profesión. Nada, que hay gente que es simplemente así. La idea entonces es tratar, de que esa persona se de cuenta, de su forma de ser y trate de cambiar. Segundo describamos un poco sus características cuando se refiere a algo o alguien: habla de forma impositiva, directa, firme. Es la persona que tiene toda la razón, lea bien, toda, donde nada ni nadie podrán cambiar, esa forma de pensar.

Con su cuerpo, que es lo que se denomina como comunicación no verbal, suele mantener la mirada fija, usar gestos amenazantes, mantener la cabeza y los hombros hacia atrás y tronco derecho (estilo “gallo” de pelea); y moverse de forma que invade el lugar del otro. Si está en una reunión y no le ceden la palabra, cuando la solicita, se haya en peligro de “estallar” y así lo delata su cara enrojecida, cuando la presión anda por la “joroba grande”

Resulta elemental que una persona que tenga esta forma de actuar, de comunicarse, podría ser más bien una persona  que de alguna manera u otra podrá ser aceptada, pero posiblemente sin una comunicación adecuada o más bien que no la quieran recepcionar, porque justamente los receptores se sienten golpeados, avasallados. Puede darse el caso que la conducta agresiva puede ayudarle a conseguir sus objetivos, pero sólo a corto plazo, y a menudo sus consecuencias serán tan negativas, que pongan en duda la validez, dado el daño que provoca, al humillar a las personas de su entorno laboral o estudiantil, dañando seriamente las relaciones. Este estilo de comunicación, considerado agresivo, conlleva a una violación de los derechos que todas las personas tienen. ¿Qué tal si fuese de este otro modo? Por ejemplo. Al iniciar el tema de conversación habla de de forma directa y firme, pero no impositiva, usando frases tales como: “deseo que…”, “opino que…”, “quisiera que…”

¿Y en el caso del movimiento corporal, para comunicarse? Respecto a los mensajes que envía con el cuerpo, puede mantener el contacto ocular, entiéndase mirar a la persona a la que se dirige, pero no de forma continua, ni intensamente; sin emplear gestos amenazantes; conservando la cabeza alta, pero no echándola hacia atrás (gesto que añade hostilidad a su comportamiento); moviendo su cuerpo, pero sin invadir el espacio personal del otro u otros.

Debe quedar claro para todos y todas que como seres humanos, esta cualidad u otras sobretodo las negativas, difícilmente puedan modificarse de un solo, pero sí al menos disminuir o reducir la manifestación de la conducta de la persona, es por ello que es necesario ensayar conductas eficaces en situaciones concretas.

¿Es usted en su comunicación agresiva? ¡Cambie!  

lunes, 3 de junio de 2019

¿911?


Visualizar estos 3 dígitos 9-1-1, al menos en el mundo occidental (creada en el año 1963), nos vincula automáticamente a una llamada de auxilio o emergencia vía telefónica, responde un(a) operador(a) e indaga situación, que sucede, localización (aunque la llamada en sí, genera la el lugar) y otros. La interrogante, la dirijo ¿a quién llamar? cuando en una institución, ante un cambio de dirección donde las cosas comienzan con ciertas trabas, “ruidos”, donde no se tuvo en cuenta al menos, la situación de la administración anterior (fortalezas – oportunidades- debilidades- amenazas)  y simplemente establecer un nuevo “sello personal”

Suele darse el caso de directivos que están frente a una institución por años, consolidando prestigio por su liderazgo, experiencia misma a lo largo de su vida – ideal si tiene una formación pedagógica, reitero ideal – haber ejercido la profesión como docente de base a través de diferentes niveles de educación (primaria, secundaria y universitaria), así como una de las cualidades o virtudes que en lo personal es vital para un educador y lo es: la comunicación con su entorno (profesores, estudiantes, administrativos, personal de apoyo, padres de familias), cuyas palabras deberá demostrar dominio de los procesos educativos,  cumplimiento de lo establecido en los reglamentos, normas, tolerante, flexible y exigente.

A lo anterior se suma la sencillez, accesibilidad, saber escuchar, discernir y tomar las mejores decisiones preferentemente avaladas por un equipo de trabajo (consejo), si fuese así diría ¡EUREKA!, famosa interjección atribuida al matemático griego Arquímedes de Siracusa (287-212 a. C.), hoy en día empleada como celebración de un descubrimiento, hallazgo o consecución que se busca con afán. Hecho que me induce a la revisión del perfil por parte de las instancias superiores que correspondan y sobre todo cuando el saliente era de “armas tomar”, entiéndase sacar las cosas adelante.

No todos nacen o nacemos para una ocupación específica, lo cual crea un camino no tan lineal y en ocasiones escabroso, hecho que nos permite caer en errores, rectificaciones y que poco a poco se va labrando hacia situaciones mucho más aceptables. Sin embargo, lo de poco a poco, cuando la institución es educativa, no puede ser tan lenta, ya que “la arcilla” que se forma son niños, jóvenes, tanto en valores, como  en aprendizajes y aplicación de los conocimientos, no nos permite “botar” el tiempo.

¿Quién ha de ser el primer bastión en quién apoyarse? Los docentes, profesores/as, los verdaderos “combatientes de primera línea”, responsabilizados con la educación integral de alumnos, estudiantes, de poner en práctica los lineamientos que la institución establece a través de sus políticas, misión, visión, metodologías, enfoques y manteniendo siempre una comunicación diáfana, transparente y de retroalimentación bilateral, lo cual permita identificar como marcha el proceso y enrumbar de ser necesario al cumplimiento de los objetivos propuestos a corto, mediano y largo plazo .

Hay quienes consideran – respeto criterios – que el estudiante debería ser primero, en cuanto a atención, lo cual discrepo pero que no resta que dejen de serlo. Un auto (institución), no se mueve sino tiene combustible (docentes), por tanto sus clientes (estudiantes) no podrán ser trasladados por el mejor camino (formación para la vida). Luego, si los hechos fuesen así, donde hay preocupación en el profesorado mismo, ¿llamarías al 911?