lunes, 27 de diciembre de 2021

Al doblar de la esquina.

La frase que encabeza la columna de hoy, suele ser utilizada para indicarnos algo próximo.

¿Qué es lo próximo que resulta relevante, además de los días festivos y que no concluyen, ya que nos queda el día de los inocentes – el 28 - (¡cuidado con las bromas!, que en ocasiones algunas suelen ser exageradas y molestas), el 31 de diciembre, donde complementemos lo que nos quedó por hacer el pasado 24, ¿seguir ingiriendo productos orgánicos, como el alcohol en diversas modalidades?

Tal vez fecha propicia – para los que lo consumen -, pero que excederse en el uso de estos, posiblemente termine la noche, sin acordarse de donde la terminó, con la fuerte resaca al día siguiente, a lo que se suma la pena que hizo pasar a sus familiares y amigos; las grasas (¡puro cerdo y sus derivados), en cuanto a carbohidratos que decir de los postres que también llevan el preciado líquido.

Finalmente me queda la familia de las proteínas: de más gallina o pavo relleno, pierna de cerdo. ¿Conclusión? El colesterol bueno en una lucha frontal contra el colesterol malo, una balanza o pesa, cuyo fiel o aguja golpea insistentemente el extremo de la escala, donde usted para colmo se resiste a comprender porque aumento tanto, en tan pocos días.

Si saca cuenta a partir de hoy, nos quedan 96 horas para arribar al nuevo año, un año más de edad (me decía un amigo el otro día, que su esposa a partir de este momento, cuando le preguntaran, a qué edad arribaba el día de su cumpleaños, respondería, los años de casada) Y, ¿qué nos depara el 2022, que está al doblar de la esquina?

En el campo de la salud, lo mejor; es real que hay millones de personas, que quedaron atrás con mucho dolor y que inclusive nos amilana el estado de ánimo, hablar de celebraciones, pero necesario – donde posiblemente tendremos que aprender a convivir con la pandemia, y quisiera equivocarme en ello – depositando mucha fe y esperanzas que todo mejore.

En lo laboral, para los que trabajan en la docencia, a los nuevos estudiantes que entran en la secundaria o universidad los que habrá que orientar el rigor del nuevo subsistema de estudio, donde implica para los y las jóvenes, asumir con mayor madurez, mayor responsabilidad, un papel mucho más activo,  en la escuela o instituto, en la Alma Mater, donde se rompe gradualmente el cordón umbilical que lo ata a la familia, sin que necesariamente la familia deje de perderle la pista, de su conducta, de sus estudios, de las nuevas amistades.

¿Y en el caso de las personas que trabajan, sin distinción de edad? Tras un balance de lo hecho en el 2021, partiendo de lo que quedó por hacer, de lo hecho, valorar que el resultado de mi trabajo debe ser muy superior al anterior, cualitativa y cuantitativamente.

Ser más organizado, planificarme aún mejor, ser puntual (Ah, ¡la impuntualidad, que nos agobia!), no dejar las cosas para lo último, ¡NOOOOOO!; No puedo olvidar NUNCA que debo seguir superándome, para lo cual requiere de esfuerzo y de sacrificio. 

¿Y para los que no trabajan? No detenerse a pesar de los obstáculos que podamos encontrar, en algunos casos subjetivos (no tengo algunos de los términos de referencia que me piden, soy mayor de edad, pero ¡sí tiene los valores morales necesarios para que le otorguen la plaza!, recuerde que usted es el o la mejor)

Todo lo que usted desee lograr, basta que se lo proponga y verá al doblar de la esquina, el principio del éxito. 

lunes, 20 de diciembre de 2021

Desde la perspectiva de un emigrante.

No es lo mismo ser emigrante que inmigrante, aunque una misma persona puede cumplir con ambos requisitos una vez que se traslade de su lugar de origen, llegando a un nuevo destino para establecerse en dicho lugar.

Aspecto – ya tratado en el artículo anterior[1] - que para cualquier persona que tome la decisión de emigrar, no necesariamente su perfil (entiéndase aquellas características y rasgos que son intrínsecos a un individuo y que sirven para diferenciarse de otras; se omiten las cualidades y características físicas, enfocándose en las características que no son visibles) habrá de ser el mismo, que cuando se convierte en inmigrante, ni tampoco todos los emigrantes tienen un mismo perfil. Pasemos a su análisis.

En nuestra región – América latina – el comportamiento en cuanto a las características sociodemográficas de los emigrantes varía entre regiones (América central destacándose los países pertenecientes al Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala), Suramérica y países del Caribe) identificando ciertas variables como son: la edad, la escolaridad, el sexo, el estado civil, el ingreso y la ocupación de los mismos, datos que suelen generarse comúnmente por controles que realizan los países donde arriban o por investigaciones que realizan determinadas instituciones (ONG), e inclusive medios periodísticos.

Comencemos con algunas de las características en cuanto a escolaridad: estudios secundarios incompletos o un nivel educativo aún menor, inclusive analfabetos, lo que no resta profesionales de alto nivel; en lo referente a sexo, predomina el masculino en una edad que ronda 18 a 40 años, mujeres algo aproximado (porcentaje más bajo), aunque recientemente se suman adolescentes de ambos sexos (recién nacidos, niños, jóvenes de16 a18 años, aunque en menor cuantía, estos últimos)

En lo referente a sus ingresos suelen ser bajos comparado con los salarios promedios de los países a donde se dirigen y que en la mayoría de los casos son apoyados por los familiares, que se encargan de asumir los costos que implica viaje, por tierra y/o mar, aire o bien la combinación de los tres, además de albergue, alimentación, pago a las personas que los trasladan, etc.

En cuanto a ocupación, predominan las personas procedentes de los servicios, tanto formal, como informal, de la construcción, el campo, prevaleciendo “el que hace de todo, con tal de ganarse la vida”, es decir inexpertos, sin vínculo laboral alguno, aunque sus deseos y sueños sean “tocar el cielo por asalto”[2]

Perfil que puede repetirse inclusive cuando una persona emigra – dentro de su propio país en vías de desarrollo o del tercer mundo – del campo a la ciudad y en particular la capital, o provincias o departamentos donde se centran instituciones estatales o privadas que repercuten grandemente en la economía, que es donde se encuentran más y mejores trabajos remunerados, mayor número de oportunidades en cuanto a superación y “desarrollo” en general.

Para la persona que emigra de un país desarrollado a otro – llamados del primer mundo – sus características o perfil, sufre un giro significativo en cuanto a la edad media, el estado civil y la escolaridad (35 años aproximadamente, mayoritariamente solteros (55,5%), y con estudios superiores (72,9%)[3].

En relación al sexo emigran más las mujeres, con un 68%, frente al 31,4% que corresponde a los hombres), con una característica muy peculiar y es que visitan sus países de procedencia con cierta frecuencia, a diferencia de los latinos, que acostumbran a radicar para convertirse en inmigrantes.

¿Qué encuentra el emigrante, cuando cambia su rol a inmigrante? Motivo de análisis en un próximo artículo.

[1] “Algunos términos referentes a la migración y su comportamiento.”

[2] Frase mencionada en los poemas de Friedrich Hölderlin (1770-1843), donde se recupera la figura de los titanes, seres que combatieron a los dioses del Olimpo en la llamada Titanomaquia

[3] Muestra tomada de una encuesta realizada en una universidad española, año 2020.

lunes, 13 de diciembre de 2021

¡Por favor …cumplan!


La afirmación que tiene como título el artículo de hoy, me hace pensar por un problema – de ser escuchado reiterado en mi entorno, entiéndase aulas de clases, instituciones – la reclamación de un(a) docente haciendo un llamado a que sus estudiantes, sean puntuales[1] en la entrada al aula, así como tras el receso; que las tareas además de hacerlas, la entreguen en tiempo; en apoyar que el local se mantenga limpio, así como las sillas ordenadas tras concluir la clase; pónganse las mascarillas, mantengan las distancias, échense el gel  y tantas otras actividades que conllevan a la formación de una disciplina.

Si bien podemos aducir que la escuela (pre kínder o pre escolar, kínder, primaria, secundaria, bachillerato, carreras técnicas y universidades) comienza un proceso de consolidación de este valor y de formación cuyo propósito es educar a la persona bajo ciertas normas y reglamentos, - aunque no todo esté escrito “en piedra”, ya que difícilmente todo se puede regular – por ejemplo: hace tal vez unos 10 años atrás el uso del celular era penalizado, hoy en día es una condición hacer uso del mismo (bajo la modalidad presencial o virtual)

Este valor – la disciplina – en la educación en muchas ocasiones se considera controvertido ya que puede generar producto de la falta, temor, miedo, preocupación en el estudiantado, más en los padres cuando el estudiante al llegar a casa expresa “mamá, mañana deben ir a la escuela…” hecho que sucede en los primeros subniveles primaria – bachillerato, pero que suele disiparse, cuando se entra a la universidad, donde los padres de manera equivoca valoran que el joven, ya es “grande” y se alejan de la institución, de lo que sucede “dentro”.

Y para colmo, de ser llamados los padres ante una indisciplina en la Alma Mater, unos asisten endemoniados, molestos, de que hijo era “modelo” en el bachillerato; obviamente la institución deberá prepararse para ello adecuadamente y analizar con profundidad el hecho acaecido y la sanción que amerita.

Un factor clave – secundaria, bachillerato o preuniversitario y universidad – es someter, dar a conocer el reglamento académico en el estudiantado y en los padres, (que puede variar su entrega según el nivel en con quién compartirlo), pero necesario, ya que la efectividad y comprensión del mismo – más allá de una sanción -, debe constituir una medida preventiva.

Pero diría que el meollo de tener éxito a la hora de dar a conocer el reglamento, es ¿cómo hacerlo llegar al estudiante, para que logre el impacto que amerita? En su momento me correspondió hacerlo por responsabilidades ocupadas que hoy catalogo que fueron un verdadero desastre (por muy ilustradas que fuesen las diapositivas), chicos chateando, sonriendo, no prestando la atención necesaria, mal sentados en el local, lo cual me hacía inclusive llamarles la atención en el desarrollo de la actividad.

Si lo hiciese hoy lo haría diferente – un local más amplio, por, ejemplo auditorio – donde con apoyo de estudiantes de años superiores, desarrollaría mediante un socio drama (representación o dramatización de un tema de interés o de una situación de la vida cotidiana mediante la representación del hecho por un grupo de personas), donde abordaría como tema: “Factores sociales negativos que inciden en nuestros jóvenes” (la droga, el fraude, etc.); a la par de una muestra de carteles, infografías, que permitan una mayor sensibilización.

Por supuesto con apoyo de tecnología, haciéndole llegar a sus celulares, correos electrónicos, el reglamento, pero combinado con mensajes propositivos de historias de buenos estudiantes que fueron reconocidos por sus logros académicos y extracurriculares.

Queda claro que, ante una violación del reglamento, habrá que aplicar sanciones, llamados de atención que siempre han de tener un fin educativo, de mejora de cambio en el estudiante, que para el caso de la persona que le corresponde aplicar, deberá tener en cuenta muchos factores, pero además valores intrínsecos como la tolerancia, la justeza.


A veces se logra más, con: “¡No lo vuelvas a hacer”, que, “lo siento mucho, pero serás sancionado según el artículo…”! Queda claro que no hay recetas mágicas, para garantizar la disciplina, pero… cuando tenga problemas, abórdelo profesor(a) de forma individual, creando para ello un ambiente propicio. Se lo recomiendo, ¡funciona!



[1] Puntualidad, tema que abordaremos próximamente.


lunes, 6 de diciembre de 2021

No todos los días son iguales.

Creo que para muchos el nombre del presente artículo pudiera resultar más que evidente, 7 días a la semana, que al menos en el idioma español distinguen uno de otro.

¿Significado de día? Tal vez para los más jóvenes que cursan clases de la enseñanza media, la respuesta sería sencilla, no así para los que por sr mayores olvidamos su definición o diferentes acepciones, lo cual les recuerdo: 1. “Tiempo que emplea la Tierra en dar una vuelta sobre sí misma, equivalente a 24 horas, y que se utiliza como unidad de tiempo; se cuenta normalmente desde las doce de la noche hasta veinticuatro horas después”; 2. “Porción del día en la que dura la claridad del Sol sobre el horizonte”

Pero me atrevo a establecer una nueva propuesta de clasificación de los días, siendo éstos: 1. Alegres; 2. Rutinarios y 3. Tristes

Me dirijo a la definición de la palabra alegría y encuentro: “Sentimiento de placer producido normalmente por un suceso favorable que suele manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa”

¿Rutinario? Sin dirigirme al diccionario, trataría de acertar como “…algo que se repite” y en el caso de Triste, lo relaciono con tristeza identificando lo siguiente: “Sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia al llanto”

Por lo visto alegría y triste son dos palabras opuestas (ambas adjetivos) según la universidad de Oxford Languages, que si fuéramos a juzgar ¿Qué nos agrada más? Votaríamos por la alegría, donde se repitiese una y otra vez con el propósito de lograr: la felicidad.

En el caso de la rutina, no lo recomendaría: soy del criterio que si bien debemos ser ordenados y organizados para muchas cosas, que resultan necesaria: ingerir alimentos a una hora X, seguir las orientaciones de los médicos a través de un plan o plasmado en una receta, hacer ejercicios (sin importar la edad), piense que puede hacer mañana que sea diferente con sus hijos, esposas, hermanos/as, amigos/as más cercanos de modo tal que en la balanza alegre-rutinario-triste, el fiel se incline con más frecuencia a que se generen “…sucesos favorables que suelan manifestarse con un buen estado de ánimo, la satisfacción y la tendencia a la risa o la sonrisa”

No quisiéramos nunca, pero existen los días tristes ya que es una realidad diría que amarga, compleja de digerir, de aceptar, que ojalá fuese una pesadilla y que al despertar estuviera allí la persona que era bonachona, entusiasta, regocijaba con su actuar, generaba júbilo en cualquier grupo, propensa siempre a despertar sonrisas , carcajadas…

Sin embargo no estás, pero me siento compensado cuando me refugio en tus fotos y videos compartidos, en saber que tu cuerpo se disolvió en el mar – porque así lo pediste – lugar que te hacía feliz cuando buceabas o pescabas.

Y allí cada vez que vea el mar, allí estarás tú sonriendo, haciéndonos que tratemos de seguir siendo alegres como nos enseñaste. Un abrazo grande. 

lunes, 29 de noviembre de 2021

Algunos tips para el próximo curso académico.

Año que casi termina para estudiantes, docentes y por supuesto padres de familia; ¿satisfacción al esfuerzo de haber sido promovido? Por supuesto, aunque siempre habrá sus diferencias, de si realmente se logró ser reconocido en cuanto “mejor graduado(a)”, Cum laude, Magna cum laude o Summa cum laude. Pero en fin se alcanzó avanzar a un grado o año más de estudio, o una certificación más.

Todo ello en medio de el uso de mascarillas, vaivenes entre clases presenciales o no presenciales, que puso en juego el adaptarse (o medio adaptarse) de una forma un tanto acelerada, que diese respuesta a una crisis que aun perdura o trata de prevalecer.

No queda duda que la pandemia “tensó las cuerdas”, de todos, conllevando a un esfuerzo extraordinario de autoridades, docentes, profesores y padres de familia, de dar respuesta a través de los diferentes “laberintos”, la búsqueda de las mejores respuestas que no entorpeciesen el aprendizaje lo más posible.

Y, ¿tras esta experiencia, que no necesariamente pudo haber sido validado su impacto, tras tan corto tiempo?, ¿sencillamente regresar a las clases presenciales y que las plataformas educativas y administrativas creadas, se reduzcan solo a la “subida de notas”?

Para ello, analizaré de forma breve diferentes escenarios a modo de sugerencia, ante un retorno cuasi presencial/virtual.

Para estudiantes de 1er año o grado (secundaria – bachillerato – universitario)[1]

·         Análisis de los programas de estudio o currículo en cuanto a número de horas/clase, que no ha de ser la misma, teniendo en cuenta la alta carga semanal, priorizando asignaturas básicas como Lenguaje y comunicación, matemática y otras de cultura general.

·         Las actividades orientadas en modo sincrónico – asincrónico, que puede ser presencial o virtual en cuanto a “peso”, deberán ser balanceadas y no una sobresaturación de información, para un auto aprendizaje del estudiante, que no necesariamente está preparado y en muchos casos los padres de familia, aún más indefensos.

·         El estudiante de primer ingreso, debe asistir presencialmente[2][3].

·         Deberá tenerse control – a modo de “inventario” – de las condiciones reales del estudiantado en cuanto a recursos tecnológicos, lo que implicaría más locales de uso general, convertidos en laboratorios de informática, para aquellos que nos dispongan de las condiciones necesarias.

·         El establecimiento de horarios alternos, para que los estudiantes sean atendidos por docentes tutores.

Para el personal docente:

o   Capacitación, capacitación y capacitación, priorizando herramientas tecnológicas, técnicas de enseñanza – aprendizaje; elaboración de materiales y en la comunicación.

o  Los docentes con más experiencias y profesionalidad en su disciplina, pero además con el dominio de las llamadas competencias blandas, para que estas sean transmitidas y aplicadas por sus estudiantes, podrán laborar bajo ambas modalidades presencial o virtual o un híbrido de ambas, laborarán preferentemente en los primeros años o grados.

o   Los docentes que por su edad – como grupo de riesgo de 60 o más años – la prioridad será la modalidad virtual, para el curso regular o formar parte del grupo selecto de docentes tutoriales.

Se me acaba el espacio, continuaremos, abordando el rol del docente, o bien en función de las observaciones que consideren los lectores.Nota: Lo antes escrito son tips, no orientaciones, sino algunas ideas propias o experiencias desarrolladas por otras instituciones.

[1] Los programas de estudio / currículo, deberán ascender en el número de horas, en relación con el grado o año, de forma proporcional, lo cual va vinculado a la adaptabilidad del estudiante al sistema o subsistema, en función de su edad.

[2] Creando condiciones adecuadas que cumplan con las medidas higiénicas establecidas, para evitar el contagio, ante un despunte de la pandemia y pasar a la modalidad virtual.

[3] Los estudiantes de grados o años superiores (terminales del bachillerato, o a partir de 3er año de la carrera), podrían reducir su asistencia a la institución, excepto en el caso de las asignaturas, que por su naturaleza deban desarrollar (clases especializadas, trabajos de campo, etc.)

lunes, 22 de noviembre de 2021

¿Por qué tan serio y poco accesible?

Esta interrogante se derivó de una conversación en casa – al regreso del trabajo - con mi hija donde sus compañeras de estudio o clases, les daba terror verme para alguna consulta o gestión académica por responsabilidades propias en la institución.

“Papá,  ¡…te tienen miedo…! La respuesta “muda” fue en ese momento una breve sonrisa poco detectable a la par de una reflexión, que me hiciese responder con algo tangible. Pudiera ser cierto lo que dices, pero te comento que en lo personal, tienen ellas razón en la seriedad, pero no en lo accesible. ¿Bromear?, no mucho.

En una ocasión – hace muchos años - donde evaluaron mi desempeño, uno de los señalamientos fue: “colectivista, pero solo en grupos afines”, lo cual fue y sigue siendo cierto, pero además de colectivista, respetuoso con mis compañeros de trabajo y amigos.

Antes de entrar en materia, en cuanto a este valor tan importante en la vida cotidiana de todos, recuerdo en el caso de un docente – tal vez joven para mi edad – donde me preguntaba; ¿Cómo me ganaba el respeto? Interrogante, no respondida en ese instante, ya que ameritaba realmente tiempo, sobre todo cuando algo tan personal adquirido, lleva tiempo.

La palabra respeto proviene del latín respectus y significa “atención” o “consideración”; valor que se asocia con aceptar, cumplir – por cierto, no me agrada el término acatar - que se hace a alguien, donde se anexa prestar atención y cortesía.

Hay personas sobre todo adultas que expresan a través de las redes, en espacios públicos, que hay un problema serio actual en cuanto a la falta de respeto de los jóvenes, inclusive adolescentes, que “antes”, no era así.

Sí hablamos de redes, que realmente en algunos casos “enredan”, suelen apreciarse videos – hoy vemos lo que antes no veíamos, pero sucedía – violencia entre adultos, pleitos, discusiones, agresiones, por lo que realmente la falta de respeto no es más que una pandemia social de generaciones, cuya “vacuna” se encuentra en la familia, en los docentes y autoridades.

¿Cómo lograr el respeto con los demás? Primero, diría que dándose a respetar; pero, ¿cómo?, mostrando aprecio y cuidado por el valor de algo o de alguien, sus derechos, reconociendo los valores positivos, relacionado con sugerencias a enmendar cuando existen errores ante normas, reglamentos establecidos por parte de la persona con quien analizas la problemática que pudo haberse presentado.

¿Acciones concretas para inculcar el respeto en los demás?

·        Mirar con respeto a todas las personas que se cruzan en nuestro camino, deteniéndose, saludando, mirando a la persona a los ojos, deseándole un buen día, o simplemente dándole las gracias con sinceridad; expresándole preocupación por las personas de su entorno afectadas por problemas de salud.

·        Aceptar las diferencias personales (religión, preferencia sexual, gustos, nacionalidad, forma de vida), recordando que todos tienen derecho a ser como son.

·        Evitar el abuso, la difamación, la burla a través de las redes sociales.

·        Apoyar a las personas (adultos, enfermos, discapacitados, niños)

·        Ayudar al necesitado.

·        Cuidar los bienes materiales, animales, plantas.

·        Evitar daños al medio ambiente.

·        Escuchar con atención y sin el ánimo de cuestionar las ideas de las personas de tu entorno.

·        Guardar silencio en determinadas circunstancias o respetar las áreas y servicios creados para las personas discapacitadas.

·        Ser discreto.

·        Ser puntual.

¿Y para ser uno respetuoso?

·        Darse espacio a sí mismo y a los demás.

·        Permanecer estable internamente, sin una sensación errónea de inferioridad o superioridad.

·        Desprenderse y no presionar a los demás para satisfacer sus deseos.

·        Expresarse con dulzura, naturalidad y espontaneidad, pero con honestidad y coraje.

·        Procurar que sus palabras y acciones estén llenas de consideración, discerniendo siempre qué es lo más preciso para decir o hacer, de modo que nadie se sienta herido ni molesto.

·        Cumplir con lo acordado.

·        Respetar a los demás.


Cuando vivimos con respeto hacia los demás, nos volvemos más tolerantes, pacientes, comprensivos, cumplidores y responsables de nuestra participación en el mundo y cuando nos volvemos respetuosos de nosotros mismos, establecemos límites con seguridad, nos valoramos más y confiamos en nuestra capacidad.

Para concluir, te propongo algo: Construye una lista de cotejo, haciendo uso de los términos de ser respetuoso y respetado; a continuación, tres columnas encabezadas por Si, No, Observaciones. 

Llénalas con detenimiento y siendo autocrítico, saca tus propias conclusiones, cuyo resultado será aprender de ti mismo, para ser un ciudadano muy responsable.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Algunos términos referentes a la migración y su comportamiento.

En el artículo anterior[1] analizamos la definición de migración, te la recuerdo “Desplazamiento de una población que se produce desde un lugar de origen a otro destino y lleva consigo un cambio de la residencia habitual en el caso de las personas o del hábitat en el caso de las especies de animales migratorios”

De individualizar cuando hablamos de población y referirnos a la persona que abandona el lugar en que habita o llega a otro destino para establecerse en él, se le adjudica el adjetivo de migrante, siendo un término muy general; hecho que nos conduce a distinguir al emigrante, del inmigrante.

Cuando anteponemos el prefijo e, cuyo significado indica "procedencia, fuera de o extensión”, a la palabra migrante, es decir emigrante, se refiere a la persona que emigra, a aquella que se traslada del lugar donde tiene establecido su hogar (pueblo, ciudad, país), para establecerse en otro.

En el caso de inmigrante, teniendo como prefijo in, nos revela “adentro o al interior”, luego inferimos que el inmigrante, es la persona que emigró, pero ya ubicado en su lugar de destino, para radicar en él.

En síntesis, una persona que migra, sale como emigrante y al llegar al lugar de destino, se convierte en inmigrante.

¿Cómo se comporta la migración en el planeta Tierra?

Pareciera y es un fenómeno global, cuando visualizamos estadísticas, donde prácticamente no hay país que “escape” a este proceso.

Que al valorar la imagen que se adjunta[2], visualizamos un sinnúmero de países donde llegan personas para radicar, siendo inmigrantes, destacándose Estados Unidos, así como otros países considerados desarrollados –países que poseen un alto nivel de vida (un alto desarrollo humano, representado por las siglas IDH) -, lo que no resta la existencia de desigualdades sociales en los mismos.

Aunque la interrogante de ¿por qué llegan personas convirtiéndose en inmigrantes a países como Siria – según el gráfico -, con dificultades muy serias dada las situaciones bélicas desde el 2011, hasta la fecha? Las posibles respuestas podrían ser dada las condiciones muchos más difíciles, de los países próximos a su entorno.

Reflexión que nos conlleva a ciertas conclusiones:

1.       La decisión de emigrar, para convertirse en inmigrante, conlleva a un sinnúmero de factores.

2.       No todos los inmigrantes residen en países desarrollados.

3.       Las cantidades de inmigrantes no pudieran ser mayores, dadas las leyes establecidas en cada país.

Por lo visto, nos queda mucho por conversar sobre la migración. Continuaremos.


[1] Otra lava que no deja de fluir.

[2] Tomado de Word Population Prospect-2019. ONU. Migración anual – Territorios de países actualmente conformados. Publicado 7 de julio 2021. La variación del comportamiento es diaria, refiriéndose a miles.

lunes, 8 de noviembre de 2021

¿Ilusión, gusto o deseo?


Apoyándome en mi valioso amigo el diccionario, encuentro que ambas palabras ilusión – gusto son sinónimos de la palabra deseo, que, de remitirme a sus definiciones, encuentro:  

Ilusión. “Esperanza, con o sin fundamento real, de lograr o de que suceda algo que se anhela o se persigue y cuya consecución parece especialmente atractiva”; “Sentimiento de alegría y satisfacción que produce la realización o la esperanza de conseguir algo que se desea intensamente” Nota: hasta el momento de ambas acepciones me agrada más la segunda.

Gusto. “Satisfacción o placer que algo produce en una persona”; “Predilección, inclinación, vocación e interés de un individuo”

Deseo. “Interés o apetencia que una persona tiene por conseguir la posesión o la realización de algo”; “Cosa que una persona desea”

De extraer elementos que se destacan en las tres definiciones antes referidas, encontramos las palabras: satisfacción, interés, realización.

¿Deseos? Desde lo material, lo espiritual, lo carnal, que pueden “gustarse” todos, pero que están regido o priorizados por factores económicos y de salud prioritariamente, pero que a la vez se conjugan, por ejemplo: “Me hubiese gustado comprarme unos… pero ante la situación grave de salud presentada por…, fue necesario realizar un reordenamiento para la compra de medicinas…”

Interés, apetencia, placer que puede en el tiempo, variar pero que, a la vez tras un esfuerzo de prioridad, darte el gusto en lo personal o a seres queridos - esposa, hijos(as), padres, hermanos(as), amigos(as) -, la durabilidad o uso del bien (material) adquirido o entregado sobre todo en el uso que puede ser breve ¿un ramo de flores?; a mediano plazo ¿Graduarse de uno de los subsistemas educativos?, para lo cual fue necesario invertir en la compra de cuadernos, libros, uniforme, que de subir la parada económicamente implicaría recursos tecnológicos, los cuales denominaría deseos “cortos”, pero cuya sumatoria, retroalimenta con un alto grado de satisfacción a quienes realizaron un alto esfuerzo en apoyar a una persona, donde inclusive no necesariamente quien satisfizo, no tuvo esa oportunidad.

¿Y a la largo plazo? En lo material, lo que una vez no pudiste lograr y tras años, lo conseguiste: un viaje, una casita, un título; en lo espiritual, tu familia unidad, gozando de salud, que crece y que se llena de nietos y bisnietos; un matrimonio en el cual perdura producto de la comunicación, la confianza, el amor.

Satisfacer deseos no resultan tan sencillo como frotar una lámpara y solicitarle al genio[1]  uno y otro deseo, donde inclusive por el afán de que se cumplan sus deseos – el personaje de Aladino junto a su esposa, piden al genio del anillo, un somnífero para rescatar al ladrón, una vez dormido – para que “… a partir de entonces, guardaron la lámpara maravillosa a buen recaudo y continuaron siendo tan felices como lo habían sido hasta entonces”

Que por ser un cuento – Narración breve, oral o escrita, en la que se narra una historia de ficción con un reducido número de personajes, una intriga poco desarrollada y un clímax y desenlace final rápidos – logra inculcar en los menores “sueños fáciles” de lograr, cuando realmente no es así, que, por supuesto se “justifica” ante la vida fantasiosa de los niños y niñas, que en muchos casos suele ser excluyentes dada las condiciones económicas  y de educación en el seno familiar.

Pero más allá de las desigualdades – que subsisten y seguirán subsistiendo, desfavorablemente – pero que se pueden reducirse con mucho esfuerzo, dedicación, perseverancia, estudios, recuerde que “soñar no cuesta nada”, sin embargo, satisfacer un deseo sí (cualquiera sea su naturaleza) y que de cumplirlo, esa noche dormirá feliz, sin la necesidad de una lámpara, ni genio.



[1] Cuento: Aladino y la lámpara maravillosa, publicado en el libro Las mil y una noches.

lunes, 1 de noviembre de 2021

Estoy de acuerdo con el planteamiento y lo respeto.

El nombre del artículo un poco que define, que entendemos por tolerancia como valor, que unido al respeto[1], serán fundamentales para todas las etapas de su vida y que serán siendo adquiridos de forma gradual fundamentalmente a partir de la educación que nos brinden los padres y que sean consolidados y reforzados a través de profesores (as), maestros(as), educadores en general.

Lo cual no excluye que seas educados en estos valores, por los directivos y autoridades de los centros de trabajo, empresas, sobre la base de un proceso de evaluación, coevaluación y autoevaluación sistemática, que ayudarán no solo a la estimulación sino además a corregir “los ensayos – errores”, de los cuales aprendemos o nos enseñan para ser enmendados y superados.

Definamos tolerancia[2] y analicemos como trasladar de forma concreta – a modo de propuestas -, actividades de como trabajar la adquisición de este valor en la enseñanza.

¿Tolerancia? “Cualidad personal que implica la capacidad de aceptar las opiniones, creencias, normativas y sentimientos de los demás, comprendiendo que las diferencias de puntos de vista son naturales, inherentes a la condición humana, y que deben ser respetadas y aceptadas sin ninguna crítica por ello”

Pero, ¿cómo trasladar o fortalecer, formar o educar este valor a nuestros educandos? Te cito varios ejemplos:

·        Presentarles imágenes evocadoras para poder hablar sobre ellas y sobre lo que representan.

·        Jugar con las denominadas imágenes de percepción, para hacerles conscientes de que siempre pueden existir diferentes puntos de vista, ninguno más válido que el otro.

·        Hacerles reflexionar sobre el valor de la palabra: cómo la lengua, el lenguaje no verbal o el modo de expresarse pueden suponer un foco de conflicto o de falta de respeto.

·        Plantear actividades a partir de historias, relatos, noticias (a través de medios televisivos, digitales, escritos) con la tolerancia.

·        Proponer un proyecto transversal sobre el tema de la tolerancia, abordándolo desde diferentes asignaturas y con distintos enfoques.

·        Emplear materiales audiovisuales para fomentar la reflexión, desde películas o documentales hasta vídeos cortos para ser debatidos.

 ¿Y desde la casa que hacer?

·        Tener claro que nuestros hijos viven en un entorno totalmente tecnológico en el que reciben todo tipo de mensajes y por diversos canales (televisión, Internet e incluso las redes sociales). Los padres tienen la obligación de enseñarles a usar estas herramientas para que de forma conjunta sepan discriminar los mensajes intolerantes.

·        Educarlos en hacerles entender que las opiniones son relativas y discutibles y que no se tiene la verdad absoluta; ser capaces de expresar el punto de vista propio sin herir los sentimientos de los demás.

·        Ser tolerantes con las personas que tienen un ritmo de aprendizaje más lento; con los que profesan diferentes religiones o ideologías políticas; hacia aquellos que tienen una diferente posición económica; diferente etnia, con los discapacitados.

En definitiva, la tolerancia es aceptar y abrazar la diferencia, apreciar la diversidad, no tener miedo, respetar a los que no son o no piensan como nosotros, considerándolos como igualessaber escuchar, ayudar y empatizarSi somos tolerantes, seremos más cultos, más inteligentes y más humanos, seremos esponjas dispuestas a absorber conocimientos, experiencias y sentimientos de otras personas, siempre abiertos a nuevos aprendizajes.

El mundo sería un lugar mejor si todos fuésemos más tolerantes con el “diferente”, con el de otro país, con el de otra cultura, con el que habla otro idioma, con el que viste o piensa distinto, mediante la introspección y autocrítica constructiva, como docentes o padres, como personas. Eso sí, debemos empezar por ser tolerantes con nosotros mismos, de ese modo estaremos preparados para serlo con los demás.


[1] Motivo de análisis en un artículo posterior, como parte del libro que más adelante convertiremos en un e-book y que les haremos llegar gratuitamente.[2] Considerada una competencia blanda, entiéndase características y competencias personales que muestran cómo una persona se desenvuelve con los demás. Es una similitud de habilidades sociales o habilidades interpersonales.