lunes, 27 de julio de 2020

¡Si la clase no atrae…!


Toda novela suele tener tres partes: un principio, una mitad y un final o también se le denomina planteamiento, nudo y desenlace. Para construir una novela que funcione, que atrape al lector y lo lleve con interés desde el principio hasta el final, tendrá que crearse una historia, su argumento, los personajes, el conflicto, los obstáculos y el clímax.

Donde si falla al menos uno de los elementos anteriores, tu historia simplemente no funciona; exactamente así ocurre cuando se prepara una clase (sea presencial, virtual, etc.)

En mis escasos tiempos de ocio suelo utilizar una plataforma en línea retransmitida en directo (en inglés Streaming) en la que ante una gran oferta, recurro inicialmente al tráiler, entiéndase una breve aproximación al argumento de la película, las imágenes más seductoras, posicionándola como una mercancía en venta y con ello generar una cierta expectativa entorno a la serie, documental o película.

La selecciono y ¡comienza la función! – previa creación de comodidad posibles -; una ventaja de este recurso es que puedo detener la puesta en escena, por ejemplo de recibir una llamada que una vez terminada, le doy retroceso y … continuamos. Si el final o clímax desencanta, simplemente no la recomiendo.

No atención a clases
Trasladémoslo a la preparación de la clase del docente – donde no necesariamente puede seguir el orden de la novela – y que al menos, reúna parte de sus componentes. ¿Qué suele suceder en cuanto a la conducta del estudiante, si la clase no reúne ciertos requisitos?, sino le atrae el comienzo: “desconecta” y se traslada al celular en búsqueda del “tiempo perdido”; sino hay interacción clase - estudiante, donde el profe se dedica en dar a conocer sus extensos monólogos, se generarán posibles éxodos con excusas de ir al baño o no regresar después del receso.

De no tener un desenlace o final en el cual sean los propios estudiantes que resuman y a la vez una clara orientación de actividades o tareas no presenciales que vinculen a la siguiente clase o unidad por parte del docente relacionado con la evaluación, posiblemente ni anoten, y comiencen a guardar sus cuadernos y antes de salir del aula “desaforadamente” revisen una vez más en su celular si entró algún correo o enviar uno donde plasme el desagrado de la ¿clase?

Es más si el docente es recurrente en la impartición de “malas novelas” la probabilidad de que se divulgue para los estudiantes de nuevo ingreso o continuantes que le corresponden llevar o inscribir esa clase será caso nula.

Cada clase que se prepare y los elementos que se incorporen (medios audiovisuales, técnicas de aprendizaje) tendrán que articularse como “un reloj suizo”, - frase que se utiliza por el prestigio de los relojes de éste país por su precisión - , a lo que se suma la creatividad, alto dominio del contenido, empatía, tolerancia, exigente, entre otras cualidades.

Ser un buen docente, no es sencillo, se aprende con la experiencia (buenas y malas), se está en tela de juicio constantemente por padres de familia y estudiantes (en ocasiones por la administración), pero felizmente en nuestro planeta, predominan excelentes profesionales de la Educación.

lunes, 20 de julio de 2020

La fonética y la mascarilla.


La mascarilla (también llamado nasobuco, tapabocas, cubre bocas o barbijo), instrumento diría que vital en tiempos actuales, como medida preventiva – sin contar con el celular, lo cual nos han convertido en seres con una mano siempre ocupada y que tiende a la atrofia -, unas universales, otras propias para el sector de la medicina, pero que en general la diferencia entre una y otra estriba en el nivel o capacidad de filtración de las gotículas del transmitidas por el paciente que contiene al COVID 19, la respirabilidad adecuada (durante la inhalación y la exhalación) , así como la resistencia a la penetración por líquidos corporales.

¿Cuánto debe dificultar el uso de la mascarilla, a un docente al impartir clases en modo presencial?

No queda duda que la nueva presencia de dicho “obstáculo”, dificultarán los sonidos físicos del discurso humano, entiéndase la Fonética, rama de la lingüística que estudia la producción y percepción de los sonidos de una lengua con respecto a sus manifestaciones físicas.

Donde desde el punto de vista fisiológico intervienen en la producción del sonido los órganos orales siguientes: los labios, la mandíbula, la lengua y las cuerdas vocales, con los que el hablante modifica la salida del aire que procede de los pulmones, todo ello corresponde a la fonética articulatoria.

También contamos con la fonética acústica la cual se encarga de la medición científica de las ondas de sonido o sonoras que se crean en el aire cuando hablamos, donde están presentes los llamados rasgos acústicos: vocálico/no vocálico y consonántico/no consonántico, compacto/difuso sonoro/sordo, nasal/oral, intercepto/continuo, estridente/mate, grave/agudo.

Mediante la fonética auditiva escuchamos
Sonido propagado a través del aire, siendo su velocidad de unos 330 metros y cuya intensidad o volumen del sonido podrá ser fuerte (bocina de un vehículo) o débil (un susurro); la problemática estará ante la “nueva barrera” donde el choque de la onda sonora emitida por el docente reducirá los decibeles (db) y dificultará la llegada de la “información” al receptor (estudiante), en este caso hablamos de la fonética auditiva.

Hecho que puede ocasionar – como consecuencia – que el estudiante “cuelgue” ante la no escucha.

¿Soluciones posibles y consecuencias? Aumento de decibeles, que conlleva a mayor abuso de las cuerdas vocales, resequedad de la cavidad bucal, a lo que se adiciona la dificultad para llevar la mascarilla en ambientes cálidos y húmedos; la posibilidad de contaminación de no cambiar la mascarilla que se ha humedecido, ensuciado o deteriorado por el uso excesivo del tiempo que incluye la aparición de lesiones cutáneas de la cara.

En fin un nuevo ¿enigma?, o ¿reto?, sí. Habrá que pensar en que los docentes y estudiantes hagan uso de mascarillas “con ventanas o transparencias” donde ambos puedan leerse los labios, recurrir a presentaciones de refuerzo, uso de discursos breves, apoyarse de manos para enfatizar los puntos importantes y las cosas que se quieran destacar, posturas y movimientos del cuerpo y rostro (en este caso limitado) para transmitir información sobre las emociones y pensamientos del emisor.

En resumen la respuesta adecuada estará una vez más en la creatividad del docente.

lunes, 13 de julio de 2020

Aspectos que habrá que reforzar en las instituciones educativas.


No queda duda que con la pandemia, se ha establecido un antes y un después a nivel mundial y en particular en la Educación; ¿qué regresarán presencialmente a las escuelas, colegios, institutos, universidades? ¡Cierto!, pero, ¿y en el caso de los vacíos generados, como clases no impartidas, planes de estudio que debieron reducirse en tiempo, clases virtuales que no llegaron a todos los estudiantes por no contar con los recursos tecnológicos necesarios, o por deserción, entre otros?

Las aulas superpobladas "no funcionan"
No sería recomendable aplica la frase “Borrón y cuenta nueva”, como si nada hubiera sucedido, ya que literalmente se dejó de APRENDER.

Por ejemplo: Promover estudiantes de 6to grado al nivel medio o del último año de bachillerato a la Universidad, con lo que “logró” CONOCER, ocasionaría en niños y jóvenes un gran daño de frustración ante el desconcierto de lo que “no vio”, diría que “Crónica de una muerte anunciada”, y que repercutiría negativamente en grados o años posteriores.

¿Qué podría hacerse, para palear este tránsito hacia el retorno? De principio las instituciones deberán crear condiciones (previamente establecido), para que los estudiantes estén más tiempo en las mismas con el objetivo de ser atendidos con planes concretos, horarios, espacios como laboratorios, bibliotecas y personal destinado para ello, tales como jóvenes monitores (nivel bachillerato) que atienden el nivel de educación anterior; alumnos – ayudantes (figura presente en las universidades) y por supuesto con uno o más docentes o tutores que guíen y apoyen esta labor.

Monitor, una herramienta útil para el reforzamiento
Las clases como lectura, escritura, matemática, ciencias naturales, (de estudios generales en el ámbito universitario) serán las prioritarias, clases cuyo propósito no es impartir las que no se dieron en su momento, no. Si programadas, menos tiempo de duración, aspectos conceptuales básicos y mucha ejercitación, ésta última no como tarea, sino analizada, discutida presencialmente; ¿evaluadas? Sí, pero cualitativamente, cero calificación cuantitativa (los puntos suelen “asustar”)

No podrán quedar fuera de ello los padres de familia – pieza clave-, no solo en cuanto a información, sino en acercamiento a la escuela, reuniones de padres, la escuela visitar los hogares, inclusive familiares que tengan una determinada formación o nivel de escolaridad que pueda “sumarse” a estas actividades de formación, como es el deporte, la cultura, talleres, por ejemplo de lectura, pintura, música, teatro, etc.

Es importante dejar claro que estar más tiempo en la escuela no podrá verse o entenderse cómo “más carga”, siendo necesario para ello crear un ambiente o entorno necesario, donde se unan voluntades entre administrativos, docentes, estudiantes y padres de familia. El centro deberá generar un clima escolar seguro y gratificante siendo necesario una comunicación fluida entre sus miembros, donde solo así se podrán modificar conductas y mejorar el rendimiento del alumnado.

Por supuesto que habrá que darle seguimiento, inclusive evaluar la experiencia; ¿generará gastos económicos? ¡No queda duda alguna!

Si en su momento el planeta Tierra se dieron cuenta que los sistemas de salud, no estaban lo suficientemente preparados e invirtieron, le tocará a quien corresponda (público o privado) con el regreso aportar más y más para mejorar la Educación.

“El aprendizaje depende cada vez más de la correlación que existe entre lo que ocurre en el aula, en el domicilio y en la calle” Manuel Castells

lunes, 6 de julio de 2020

¿Cómo lograr que te presten atención?


Una persona que atiende expresa interés, cuidado, esmero, vigilancia, curiosidad, observación, inclinación, escucha, aplicación, reflexión, meditación, análisis. 

¡Cuántas cosas pueden lograrse, si realmente un docente, un padre o madre de familia lograr captar desde un comienzo a quién se dirige!

Por otro lado quién que presta atención evidencia cortesía, educación, consideración, respeto, amabilidad, urbanidad, delicadeza, miramiento, solicitud, deferencia, obsequio, cumplido, servicial, afecto, cariño, cordial y agasajo. A lo anterior le sumo interesado, vigilante, observador, alerta, avizor, concienzudo, cuidadoso.

La problemática se centra ¿en cómo captar la atención del niño, joven, hasta adulto e inclusive los más adultos? Considero en lo personal, que la posible respuesta estaría en estrategias diferentes, para edades diferentes. Analicemos lo antes señalado.

Iniciemos con los más pequeños ¿pre kínder o preescolar, primaria? Diría que lo esencial las actividades lúdicas - ¿Lúdico? Todo aquello relativo al juego, recreación, ocio, entretenimiento o diversión. El término lúdico se origina del latín ludus que significa “juego”.

En los niños y adolescentes, la práctica de un ejercicio lúdico es indispensable para su crecimiento personal y social, además de ser visto como una alternativa de ocio saludable. Sin embargo, más allá de la recreación, el método lúdico sugiere actividades formativas que estén de acuerdo a la edad de los estudiantes, al contenido del currículo y a los valores educativos que se deseen impartir.

Se ha demostrado que los mismos aumentan de la autoestima, desarrolla creatividad y pensamiento, estimula la socialización, entre otras.

¿Y en el caso particular de la televisión u otro recurso audiovisual? Hay instituciones educativas que apoyan a padres de familias y estudiantes para actividades en el hogar – denominadas trabajo no presencial, al no estar el estudiante frente al estudiante – y que le complementa o apoyan en su estudio.

Al niño o niña al igual que en la escuela tiene un horario propio de la misma, clases, recesos, juegos, alimentación, tendrá que establecerse en casa uno muy semejante, bajo el cuidado de un adulto, siendo importante equilibrar su conducta o comportamiento con el estímulo – aunque no siempre - y sobre todo mucha paciencia.

Similar en el caso de un adulto cuando selecciona en la tele o plataforma digital una serie o novela, los pequeñitos pueden hacer exactamente lo mismo, guiados y apoyados por padres o tutores.

¿Y en el caso de los estudiantes de enseñanza media, pre universitaria y universidad? Con el incremento de la edad los intereses de las personas cambian, se suman un número de roles no presentes en la infancia, como es el caso de más responsabilidad, colaborar en el hogar, cuido de sus hermanos menores, inclusive trabajar (informal o formalmente), que pudieran ser contraproducentes si el o la docente no logra identificarlos a tiempo y conllevar a un fracaso académico. ¿Pero jugar a esa edad? 


Jóvenes capacitándose
¡Por supuesto! Existen hoy en día una amplia diversidad de juegos aplicables a clases (presencial o tele presencial); por cierto, les cuento una anécdota: hace algunos años en una clase de maestría, una de mis actividades iniciales – un poco para romper la levantada temprana de los estudiantes, la pesadez del viaje y la digestión del desayuno – le presentaba varios rostros (en diapositivas) de actores, actrices, músicos y de estos últimos en particular les solicitaba para reconocerlos una canción – “un tanto movidita” – quienes coincidían, les invitaba a bailar y lo hacían, se les premiaba con chocolates y… comenzábamos la clase.

En resumen: creo que alcanzaba captar la atención. Por cierto, ¿lo logra usted profesor, docente, maestra?