Una habilidad o competencia del mecanógrafo o mecanógrafa vital
era la rapidez para elaborar el texto sin mirar el teclado logrando hasta 300
palabras por minuto incluyendo tildes y sin faltas de ortografía, a lo que se
sumaba la optimización del tiempo frente a la máquina, poder mirar al
interlocutor mientras escribe, ganar en motricidad fina[2],
escritura de textos más extenso con menos esfuerzo y la mejora de la lectura
lineal.
Inclusive esta profesión, se incorporaba en algunas
instituciones como parte del currículum, siendo su herramienta de trabajo la
máquina de escribir donde con las yemas de los dedos se presionaba la tecla –
dispositivo que permite activar alguna función – que si bien en su momento el
producto final era elaborar un documento (carta, informe, reporte, etc.) como
mismo evolucionó la máquina, inicialmente mecánica (pasando por eléctricas,
híbridas – mecánicas/eléctricas) hasta llegar hoy en día a las computadoras u
ordenadores, donde el teclado se ha visto ampliado incorporando un sinnúmero de
funciones tales como: F1 a F12, que sirven
como “atajos” para acceder más rápidamente a determinadas funciones que le
asignan los distintos programas (sonido, compartir pantalla, iluminación, etc.)
Teclado que dejó de ser exclusivo de las máquinas de escribir,
para multiplicarse a celulares, tabletas, siendo tanto el acceso a los mismos,
que nos hemos convertido en mecanógrafos “disfuncionales”, lejos de mirar al
interlocutor y peor aún “sumergirse” en el medio digital, sin ver, oír ni escuchar[3],
a lo que se suma la posible afectación de lesiones en los tendones de los dedos
pulgares, conocido como Síndrome del túnel Carpiano; el Síndrome de la vibración
fantasma, el cual genera una sensación de
vibración imaginaria del celular; el Síndrome
de la contractura del cuello (o Text neck) donde al inclinar la cabeza
hacia adelante para mirar la pantalla se sobrecarga la columna vertebral, que
acostumbra cargar 5 kilos, pero se sobre exige con esa postura hasta los 27
kilos o más, que de repetirse en exceso, puede ocasionar inflamación o atrofia
de los nervios de la zona.
Qué decir del aumento de peso (obesidad), directamente
relacionado con la falta de actividad física por el uso del recurso tecnológico.
Otros desórdenes pueden ser el insomnio y desórdenes del sueño producto de la luz
blanca y brillante que emite el dispositivo.
Estos factores de índole biológico y que nos afectan,
debieran ser coherentes y a tener en cuenta por los docentes en cuanto al volumen
de tareas, más allá de su propia presencia (para preparar la clase, impartirla,
revisión de las evaluaciones en general, interlocución en la aclaración de
dudas, entre otras), por las instituciones en cuanto a los horarios formales
(presencial o virtual), en cuanto a la permanencia del estudiante constante
frente a una pantalla, cámara y teclado.
En fin, estamos ante una nueva batalla por lograr: el uso adecuado y pertinente en cuanto al tiempo de “tecleado”
[1]
Proviene (del griego μηχανή mechané): mecánico, máquina, y γραφή (grafé):
escritura, dibujo) es el proceso de introducir texto o caracteres alfanuméricos
en un dispositivo por medio de un teclado como los que poseen las máquinas de
escribir, los ordenadores y las calculadoras.
[2] Coordinación
de músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos
[3] El
uso excesivo ocasiona problemas de conducta como: dejar de dormir para estar
conectados al celular, descuidar las relaciones personales, cambios de ánimo
cuando la conexión a Internet falla y tener la necesidad de conexión al
comienzo y al final del día.