lunes, 26 de diciembre de 2022

Pocos días para mejores días.

Cuando estamos próximos a culminar los 365 del presente año (5 días; 120 horas; 7200 minutos) donde posiblemente estemos visualizando donde ir, con quien ir, con quien quedarse, con quien compartir, con que celebrar, que comprar, que tenemos para consumir, que apreciar en caso de quedarnos en casa ¿película, serie, música?, cómo sentarnos en la mesa a la hora de cenar, cómo ornamentar la casa, ¿pintar?; ¿comprar nuevas cosas para el arbolito?; a quién llamar o ver virtualmente ¿antes o después de las 12 de la noche o a las 12:01 am, teniendo en cuenta los usos horarios?; los regalos ¿ya se compraron?, ¿los empaques?; el balde o cubo de agua, para su contenido tirarlo hacia la calle; la compra de fuegos artificiales; las uvas, la sidra o vino; la maleta lista (vacía) para darle una vuelta a la cuadra como augurio de viajes; ¿qué me falta…?Por lo visto, un sinfín de preparativos que nos genera un ambiente indiscutiblemente festivo.

Sin embargo, en lo personal, acudo a un conjunto de remembranzas[1], algo así como suelen hacer muchos noticieros en la televisión que realizan – comúnmente el día 1ero del nuevo año – un resumen de los principales hechos acaecidos.

Partiendo de los logros individuales y colectivos (de la familia, de las amistades), un año donde he adquirido más ideas (las musas se han comportado de maravilla), diría que prolífero, para ser concretadas en artículos o podcast que han conllevado a lecturas o escuchas respectivamente que refuercen la formación en el aprendizaje a padres de familia, docentes, directores, personal auxiliar, en lo que implica una palabra tan bella y a la vez compleja, como es la EDUCACIÓN, utilizando para ello recursos digitales tan importantes como las redes sociales, periódicos (digitales o impresos), donde he pretendido que irradie el respeto, mediante palabras, ilustraciones, que a su vez permitan la reflexión y con ello generar al menos ciertos cambios conductuales.

En lo colectivo, como logros, el incremento de la familia y por ende del árbol genealógico – sobrinas, sobrinos que nos han proporcionado la felicidad de nuevos descendientes y convertirme en tío – abuelo; un año que termina rodeado de virus y sus nuevas variantes, pero del cual no nos hemos visto afectados, cuidándonos, vacunados; un mayor acercamiento al menos virtual, saludando y celebrando los cumpleaños de la familia, los pases de grado en la escuela del “nieteral”; el desempeño exitoso de los mayores cada cual en su centro de trabajo, a pesar de los bemoles sociales de cada país donde viven.

Y, ¿en el caso de la carta al niño Dios o a Santa Claus o Reyes magos para el año venidero? Salud, crecer intelectualmente, estudiar, aprender más, más, superarme; lograr más adeptos a lo que trato de transmitir, ya que con ello logro – posiblemente - sensibilizar los sentidos de los mismos, ante la carencia y en el mejor de los casos de la insuficiencia de la información donde “conversemos” sobre temas necesarios, que contraponen a los antivalores, que nos sobresaturan por todas partes. Por supuesto, aunque sea una semilla que prenda y cuya planta florezca, dentro de un mar de problemas sociales, que son reales, dormiré mucho mejor.

Para mi esposa, hija, madre, que me sigan acompañando como hasta ahora lo hemos logrado; excelente comunicación, donde ha predominado la verdad, la sensatez, la tolerancia, el respeto, las mejores soluciones a través del consenso y sobre todo el amor.

A todos/as quien lea este artículo o quien lo escuche, les deseo muchas cosas buenas, muchas, que lo que se propongan, lo alcancen. Nota: si forma parte de su tradición, no olvide lanzar su balde o cubo con agua hacia la calle ahuyentado con ello las penas del año que termina y dándole la bienvenida a uno lleno de prosperidad y buenas vibras. ¡Feliz año nuevo!

[1] Imagen o conjunto de imágenes de hechos o situaciones pasados que quedan en la mente.

lunes, 19 de diciembre de 2022

Hechos que dejan huellas.

Cuando son décadas de impartir clases, muchas han de ser las huellas que puedes haber dejado en tus miles, cientos de miles de estudiantes -sin necesidad de realizar un estimado apoyándome en cifras, que no tendrían sentido en este momento-, pero que a su vez en ti acciones puntuales “te mueven el piso”, donde si bien te conmueven, a la vez te regocijas de lo real-maravilloso que es ser docente.

No queda duda que cada persona que asume este rol habrá de tener experiencias: tanto agradables, como frustraciones, que podrán rememorar a colación del presente artículo, del cual conversaré en modo asincrónico con cada lector.

Recientemente recibí una invitación a través de una red para darle aceptar, ¿nombre?, «me resulta familiar», ¿investigar mediante las imágenes (fotos, videos), al ser un tanto cauteloso de quién podría ser?; visualizar y automáticamente trasladarme con el tiempo a unos 30 años aproximadamente, concluyendo con un aceptar.

En tres décadas pasan muchas cosas, una estudiante que se profesionaliza, que alcanza sus sueños basados en el don de la perseverancia, sin importar su discapacidad física lo cual no constituía en ningún momento un alto en ser excluida por sus compañeros(as) de clase por dicho motivo, sino al contrario: recibida con sonrisas, con voluntarios -que se peleaban entre sí-, para que una vez que sus padres la dejasen a la entrada de la escuela, conducirla al aula trasladándola en su sillón de ruedas y colocarla de primerito próximo a su profesor(a)

Su grupo la admiraba, no por ser condesciéndete con ella, al contrario, por su escudo mágico de inteligencia, de participación, de aportes, de ser la primera siempre en la entrega de tareas, de ayudar a quién plantease una duda o colaboración en un trabajo propio de la asignatura.

Ella tuvo en mi un impacto indescriptible –venía de impartir clases en una universidad cuyo perfil era la formación de profesores, jóvenes de otras edades, otros intereses, otras metas, otros sueños- al ser una estudiante de apenas noveno grado (o tercer año de secundaria), en mi rol como formador desde una posición anterior de conferencista[1], a sacar de uno, todo una serie de valores como el amor, la comprensión, la tolerancia, la paciencia, el saber adaptarme a algo nuevo, que a partir de ese momento me hizo ser más humano.

Terminó el año escolar, pasé nuevamente a la enseñanza superior, y dejé de verla físicamente; años después -en un medio escrito digital o red social, no recuerdo bien para ser honesto- supe de ella al ser la mejor graduada de su carrera universitaria, con honores, hecho que me generó alegría, la satisfacción del deber cumplido: entregar a la sociedad jóvenes íntegros, capaces de cambiar el mundo con su accionar.

Su mundo no se detuvo con su nueva profesión: psicóloga, a ello le sumo convertirse en una directora de un pre escolar o prekinder.

Vía chat -conversamos-, que hacía en este en este momento, aproveché para compartirle de mis e-book, para su profesorado, como regalo que mencionaría como especial, ¿por qué?, por su ejemplo para sus estudiantes, padres de familias, profesores.

Hablamos-chateamos- unos minutos, donde posiblemente mi corazón latía por encima de lo normal, sin tener en cuenta la subida de presión controlada; por supuesto no nos despedimos: se comprometió a seguir mis escritos.

Concluí con ¡muchas gracias!


[1] Principio de la década de los 80 del siglo pasado, donde el docente su rol era otro.

lunes, 12 de diciembre de 2022

¿Salsa?

En el ámbito de la cocina para cualquier especialista o amateur, podría entenderlo como «Mezcla de sustancias se emplea para condimentar la comida, mezclada con ella o servida aparte», sin embargo, el significado cambia, cuando me refiero a salsa + baile.

Tratemos de justificarlo en la búsqueda de alguna relación, semejanza o diferencia conceptual; ¿definición de salsa como baile? «La salsa es un conjunto de ritmos afrocaribeños fusionados con jazz y otros estilos, difundidos debido a la inmigración de población latinoamericana al mundo entero»

¿Luego?, como bien se condimenta una comida, una salsa latina, se condimenta con el ritmo que la pareja le añade al son de la música o de uno de los miembros de la pareja que funciona como líder (usualmente el hombre)[1]; otro factor que le da un 'sabor' inigualable es el movimiento del cuerpo (de ambos) aunque en el caso del hombre la parte superior de su cuerpo permanece nivelada y casi no es afectada, mientras que las caderas quedan atrapadas en la mitad y terminan moviéndose considerablemente; en el caso de la mujer su contoneo es mayor, exagerado tanto en los hombros como las caderas.

¿Acaso cuando preparas tu salsa para la comida, no la revuelves? En la salsa de baile, ¡también! Ocurre cuando los bailarines se toman por una o ambas manos, especialmente para movimientos que envuelven giros, poner los brazos detrás de la espalda o moverse uno alrededor del otro.

¿Alguna otra semejanza o paralelismo? Sí, cuando vas añadir algún ingrediente, deberás tener en cuenta alguna receta o inclusive a «ojo de buen cubero[2]» y en el caso de la ¿otra? Sencillo, hay recetas para ello a los que le llaman pasos, por ejemplo: La salsa se baila en compás de 4/4. Los pasos básicos se extienden, no obstante, sobre dos compases, por lo que los bailarines cuentan no de a cuatro, sino de a ocho.

El principio es alternar los pasos izquierdo (i) y derecho (d). En el caso de la fémina, los pasos son invertidos: (d) e (i), enseguida). La ligera dificultad es moverlos con el ritmo de la música: izquierda-derecha-izquierda-pausa y derecha-izquierda-derecha-pausa —(d)-(i)-(d)-(pausa) y (i)-(d)-(i)-(pausa), para las mujeres—.

El cuarto tiempo es una pausa; algunos cuentan: «1, 2, 3, ( ), 5, 6, 7, ( )» o «1, 2, 3, y 4, 5, 6 y» (sic) en lugar de «1, 2, 3, 4 (5, 6, 7, 8)». Aunque no se cuenta el tiempo de la pausa, es muy importante marcarla.


En resumen: comienza en el primer tiempo, conjuntamente con el canto y los instrumentos; aunque la pausa pone el énfasis, junto con la percusión, en el cuarto tiempo.

¿Difícil? No, tal vez el de la cocina, en lo personal es más complejo; ¿Bailar? Sencillo, en mi caso lo aprendí bajo el modo ensayo-error con ayuda de mi grupo del colegio y hasta hoy no se me ha olvidado.

¿Un consejo? Pruebe con los dos: cocinar y echar su 'pasillito' y decida usted, ¡con cual se siente mejor!


[1] Cuando se baila salsa, en la llamada rueda de casino, hay mujeres que lideran la misma.

[2] Locución adverbial. Con imprecisión o usando una medida meramente estimada, sin ayudarse de ningún tipo de peso o medida.

lunes, 5 de diciembre de 2022

La palabra precisa ¿existe?

Son muchas las ocasiones que cuando escribes, atinar a una palabra cualquiera fuese resulta difícil, tal es así que existen para una varias acepciones o significados, todo depende del sentido con que se use por supuesto.

Termino que nos alivia el poder precisar o no cuando hacemos uso del vocablo «literalmente», ¿literalmente?, cuyo uso nos señala que lo que se está diciendo no es una exageración o una forma de hablar, sencillamente es «algo que ocurre tal y como lo estamos verbalizando, en un sentido no metafórico[1]»

¿Y choca o contradice expresarnos literalmente con ser preciso? Pareciera que no cuando me remito una vez más al diccionario, el cual señala ‘preciso’ «Que es rigurosamente ajustado, exacto o fiel», por ejemplo: "un lenguaje muy preciso" 

Si terminase aquí, diría que he llegado a una conclusión un tanto simplona que preciso y literalmente en cuanto a significado son sinónimos.  Y siendo autocrítico, un tanto tonta. 

Pero me extiendo un poco más para tratar de darle solidez al nombre del artículo; hace muchos años, muchos hube de obtener un reconocimiento por un trabajo realizado, pero que por las circunstancias de ese momento lo que me hubiese gustado, -como solía suceder cuando un grupo de compañeros lograban el mismo resultado-, se daba a conocer en un acto sencillo pero muy emotivo, por la responsabilidad que en un momento nos había sido otorgada. 

Cuando me lo entregaron, la persona dijo «toma», añado literal y/o precisa, ni una coma más o menos. Lo observé, lo guardé en mi mochila y por pena, insatisfacción al llegar a casa el reconocimiento lo oculté (en modo preciso o literal), allí estuvo y de cuando en vez de forma casual o incidental, lo observaba y de nuevo a su “refugio”. 

Por supuesto la mala experiencia o frustración no la podía obviar (que realmente para ser sincero, aún no la he obviado, lo guardo en algunas de las circunvoluciones de mi cerebro) , pero como tras cada “tropezón”, surge una enseñanza, más en mi profesión como docente, como humano y era estimular, reconocer el mérito o méritos de aquellos que a lo largo de mi vida formasen parte del ámbito laboral: coordinadores, profesores, estudiantes. 

Desde los más cercanos como colectivo dada las responsabilidades administrativas en su momento, como a los docentes del área que me correspondía atender, esencialmente por su desempeño, pero también promover que se extendiese a nivel institucional. 

Siempre trataba de manejar el momento oportuno, apoyándome en resultados positivos tangibles que fuesen destacados, que se diferenciasen de lo común al evidenciarse esfuerzo, transparencia, a diferencia de lo rutinario, para tratar casi por todos los medios el recelo o la inconformidad, dado que en su momento unos/as podrían simpatizar, otros/as no; por supuesto un proceso que lleva tiempo, pero que al final lo pude lograr (creo); una vez más se me acaba la cuartilla, luego concluyo «la palabra precisa existe, pero también la sonrisa perfecta (literalmente), de quién usted reconoce, porque se lo merece» 

Nota: este cuento o relato, es real, aunque cualquier semejanza con personas vivas, es pura coincidencia.



[1] Metafórico: realidad o concepto que se expresan por medio de una realidad o concepto diferentes con los que lo representado guarda cierta relación de semejanza.


lunes, 28 de noviembre de 2022

Cuando sonrío.

A veces cuando tengo tiempo para reflexionar acerca de lo que veo, siento, disfruto sin que nadie me observe, sonrío; ¿motivos? Acaso, ¿estaré dejando de ser cuerdo? No creo, aunque si alguien me viese pensaría que sí, o al menos te pregunte «¿De qué te ríes?»

¿Respuesta? «de nada, solo pensaba», que a veces quisiera decirlo, pero al ser una reflexión -Pensamiento o consideración de algo con atención y detenimiento para estudiarlo o comprenderlo bien-, suelo no compartirlo, algo así como de uno, particular, propio.

No obstante, doy mi brazo a torcer y les comparto algunas experiencias que me provocan sonreír, más allá del provecho fisiológico, la salud, tales como: ayudar a calmar y tolerar el dolor, la salud cardiovascular, reducir la presión arterial y activar la circulación sanguínea, aumentando con ello la oxigenación de la sangre.

Cuando veo los logros de una persona que “crece” laboral y profesionalmente con mucho esfuerzo; cuando los estudiantes te agradecen más allá de la exigencia, el haber provocado cambios de conducta para bien, como parte de la clase que impartes; cuando me encuentro personas a los que le di clases (10, 20, 30… años después) y te lo agradecen.

Cuando recibo un correo, una foto, un video, una voz, de alguien a la que quiero o estimo (sea familiar, amigo/a); cuando aprecio a mis mascotas que juegan, que suben al sofá y se colocan en posiciones donde evidencian descanso, des estrés, o acuden a ti o van detrás en búsqueda de algo de comer o leer en sus ojos «¿por qué hoy no nos sacas a pasear?»

Cuando no se rompe una amistad, producto de las discrepancias ¿políticas?, primando el respeto y la conciliación; cuando se ayuda a quién la requiere sin esperar beneficio alguno; cuando presencialmente recibes un beso, un abrazo de la persona que quieres, acompañado de «¿cómo te fue hoy en el trabajo o la escuela?»

Cuando sientes –a pesar de los vaivenes propios de la vida, con altas y bajas- que en los años vividos el fiel de la aguja de la balanza se ha inclinado más al platillo de hacer el bien; cuando sabes que aún puedes seguir haciéndolo a pesar que tu entorno puede haber cambiado, mediante un consejo, una sugerencia, una recomendación, sin que no necesariamente recibas la respuesta de su utilidad.

Cuando escribes y compartes, aunque nunca conozcas al lector y consideras que puedes haber hecho algo positivo, porque su respuesta en este caso es me gusta (like) o lo comparte, o no da señales de vida; cuando eres escuchado a través del podcast en países que no sé como llegó allí y que para colmo debo recurrir a la búsqueda cualquiera sea la plataforma digital, para ver dónde queda.

Cuando sabes que una persona enferma se ha recuperado; cuando a pesar del dolor que un ser querido ha fallecido, pero estando en vida compartiste momentos espectaculares, inolvidables.

Cuando sumo los cuándos anteriores a modo de resumen y producto de ello curvo la boca hacia arriba como si fuese a reír, pero levemente y sin emitir ningún sonido evidenciando una sonrisa, lo que me hace pensar una vez más que sonreír constituye una muestra de felicidad.

Un consejo: ¡Sonría! 

lunes, 21 de noviembre de 2022

¿El huevo o la gallina?

Siempre que surge la interrogante (nombre del artículo) el dilema que proviene a continuación es la expresión «¿Qué fue primero?», ya que del huevo nacen las gallinas y así respectivamente. Esta expresión llena de antigüedad condujo a los filósofos antiguos a cuestionar cómo se originó la vida y el Universo.

Lo usual, como respuesta «una falacia del tipo círculo vicioso»; obviamente para fundamentarlo, hay cientos de anécdotas, hoy les cuento la mía.

Visitaba una librería -prestigiosa- y conversaba con unos de los directivos, después de realizar una revisión exhaustiva de lo que promueven a través de las redes (también visitada físicamente y en particular deteniéndome en los estantes en la parte que correspondía a Pedagogía) donde consideraba que había un cierto vacío en lo que competía a materiales específicos para docentes, así como la posibilidad de promover  charlas/talleres al gremio de educadores, aspecto que se realizaban en otros temas de cultura general: la ficción, cómo escribir historias, conversatorios, etc., y con algún que otro vínculo con libros específicos.

En la medida que la conversación fluía unidireccionalmente –señal anticipada de fracaso-, al terminar mi tiempo de exposición programado, sin interrupciones que mostrasen si estaba equivocado o no que hubiese un espacio para el profesorado, la respuesta era casi concebida: «le agradezco su preocupación, pero de todo lo que usted ha sugerido, atendemos el 90% de sus sugerencias»

Continuó, «la problemática es que los docentes, no compran libros»; mi respuesta no se hizo esperar, «estoy claro, ya que el costo es significativo, dado los bajos salarios de los mismos, pero podríamos utilizar otras variantes, como los libros electrónicos (e-book), audiolibros, que son menos caros»; «en el caso de los talleres, hagámoslo, cuyo precio sea simbólico…»

«Realmente es una lástima, pero no hay cultura de dicha modalidad de libros», respondió aquel joven que se resistía al menos reflexionar por un segundo, como con sus palabras, marginaba de una forma u otra, -cualquiera fuese la variante- de involucrar a los docentes a asistir a una librería, catalogado así mismo como un lugar generador de procesos culturales.

Tras retirarme y llegar a casa, la cabeza me ebullía de si realmente, la investigación realizada, la presentación, la buena intención de hacer (creo) un bien, había sido una pérdida de tiempo; por supuesto que no, primero, insumo para este artículo, diría que lo más básico; segundo considerar que la educación no sigue siendo una prioridad necesaria al menos en el campo de la lectura, de tener acceso a la información cualquiera fuese la vía.

¿Tercero? Continuar a través de la elaboración de contenidos, siendo compartidos gratuitamente a mis colegas, para evitar que ello se convierta en un círculo vicioso: «¿Qué fue primero?», ¿el docente (el huevo) o el libro (la gallina) ?; ¿mi respuesta? Para ello retomo lo dicho por Don Quijote a Sancho Panza (su escudero) en la aventura contra los molinos de viento.

«La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra» 

lunes, 14 de noviembre de 2022

Una rotura, que afecta el aprendizaje.

¿Las dificultades de aprendizaje, son responsabilidad exclusiva del estudiante?, ¿o muchos de los males se encuentran en la propia institución? Me atrevería a valorar que la primera interrogante, surgiría de la opinión de un especialista en el campo de la educación con el propósito de analizar el porqué de los bajos resultados en un período determinado, mientras que la segunda, ¿de un padre de familia?

Sin embargo, de ser la familia quien cuestiona los resultados del trabajo que realiza la escuela, el instituto, el profesorado, con el propósito de identificar a un “chivo expiatorio”, causante del bajo desempeño de su familiar, difícilmente lleguemos a un camino de éxitos por parte de docente – estudiante o familia – escuela. 

Un factor importante para el establecimiento de una adecuada comunicación estudiante – docente, es conocer las necesidades del estudiante, tales como: 


·         El entorno familiar: relación entre los miembros de la familia, condiciones económicas y laborales.

·         Resultados académicos en estudios realizados en años o grados anteriores.

·         Problemas de índole personal y que pudieran evidenciarse en la clase, por ejemplo: apatía, baja o nula participación, no entrega de trabajos a tiempo, entre otros.

¿Cuál es el rol del docente en la situación de aprendizaje? La situación de aprendizaje es social. Los docentes tenemos "socios" en el aprendizaje, no "súbditos". La tarea educativa consiste en organizar las experiencias a través de la comunicación: 

 

·         Dejar que el alumno hable y se exprese

·         Impedir que repita lecciones aprendidas de memoria

·         Inducirlo a utilizar otras capacidades además de las intelectuales

·         Promover la expresión de vivencias personales (¿qué viste, ¿qué sentiste, ¿cómo lo viviste?) y sobre todo sus opiniones.

·         Procurar que el alumno establezca con sus compañeros una comunicación "constructiva"  y no meramente "informativa"

·         Sacar a flote las capacidades (trabajar con lo mejor que tiene cada uno)

·         Crear un clima donde cada uno se sienta valorado

·         Buscar mecanismos de estimulación en la medida que mejore su desempeño.

·         Presentar a la educación como el desarrollo de capacidades (auto despliegue) y no como una carrera de obstáculos o de vallas que hay que saltar

·         Procurar que al alumno aprenda a "estimarse a sí mismo"

·         Impulsar el crecimiento de la identidad: potenciar y promover más el SER que el TENER

     Un factor necesario a tener en cuenta hoy en día, también lo son las influencias de los medios masivos de incomunicación (¿cuántas horas pasa un estudiante ante una tableta o celular?), hechos que son necesarias a abordar en función que dichos recursos sean utilizados gradualmente en beneficio de la educación y no como una prohibición o rechazo de los mismos.

Y, ¿por donde comenzar? El centro de toda la tarea educativa es el estudiante, no es el adulto que enseña. De aquí la necesidad que el docente haga lo posible para ponerlo "frente a la realidad" teniendo en cuenta que una experiencia tiene sentido si se la compara y confronta con la vida que vive el o la joven; convirtiéndose en un mediador, también llamado modelo de cooperación o vinculo simétrico de cooperación complementaria": simétrico porque ambos están aprendiendo; de cooperación porque trabajan juntos; complementaria porque el docente complementa lo que el estudiante necesita, porque comenzó antes  y conoce métodos de cómo aprender)  tiene un punto de partida: las necesidades del estudiante y un punto de llegada: la adquisición del saber "por apropiación".

"Podemos pensar de nosotros mismos no como docentes, sino como jardineros. Un jardinero no hace crecer flores, él trata de darles lo que cree que les ayudará a crecer y ellas crecerán por si mismas. La mente de un niño o joven al igual que una flor, es una cosa viva. No podemos hacerle crecer metiéndole cosas, al igual que no podemos hacer que una flor crezca pegándole hojas y pétalos"

lunes, 7 de noviembre de 2022

No todo se resuelve detrás de un cristal.

¿Hará un mes, dos? Se me ocurrió – como proyecto – elaborar un texto digital (e-book) que recogiese un sinnúmero de experimentos para ser realizados en casa por parte de los estudiantes sencillos de efectuar y cuya complejidad ascendía tal vez por los conocimientos básicos que debían poseer los usuarios en un rango que abarcase los subsistemas de primaria, secundaria y bachillerato o preuniversitario.

En el caso de algunos experimentos con el propósito de hacerlo más ilustrativos les anexaba en uno dos párrafos pocos extensos, información sobre los creadores de las leyes (científicos), contenidos un tanto sintetizados vinculado al experimento en sí, pero que en su conjunto proporcionaban argumentos válidos para la consolidación de una cultura general.

Que en la medida que escribía y terminado uno y otro experimento lo compartía gratuitamente en las redes para beneficio de docentes, estudiantes, padres de familias, cuyo valor agregado – criterio muy personal por supuesto – era proporcionar contenidos muy diferentes de los “ruidos desagradables” que suelen deambular en los medios, que nos conllevan a un planeta pesimista, convulso, que nos desorientan.

Un gran compañero de trabajo una vez recibido vía comunicación me proporcionaba a través de un like (me gusta) pero además detallaba con pesar, que los estudiantes hoy en día (nivel universitario, primer año) no solían: hacer uso de un libro (físico o digital) para experimentar, que la opción más sencilla de todas era: ¡El uso de aplicaciones digitales! (abro en el celular, tableta, ordenador Play Store = Tienda de juegos, Buscar app… y listo)

No queda dudas que la tecnología llegó para quedarse, no de ahora, siempre ha sido así, muestra de ellos las llamadas diferentes Revoluciones industriales[1] y sus resultados han sido en su mayoría provechosos, (¿y la minoría?, cuando han sido usadas y se usan para dañar al medio ambiente, a los seres vivos, etc.)

¿Fácil y cómoda…? Cito ejemplos: basta con un aceptar y arrancamos el motor del vehículo sin siquiera haber entrado al mismo, cuando le hablamos a un dispositivo electrónico y le damos orientaciones muy disímiles «enciende las luces», «pon la canción», «sube o baja la temperatura del agua de la ducha», pero… lo que no es aceptable en el campo de la Educación, pensar que quienes diseñaron esos algoritmos (programadores, científicos, especialistas), no simplificaron la búsqueda de la información, tras el cristal de un recurso tecnológico bien tecleando o pulsando con un dedo o dos hasta lograr la solución en un dos por tres.

Por supuesto y aunque es una preocupación permanente del profesorado–, de hacer el mejor uso de la informática en beneficio de la educación para la preparación de sus clases y a la vez ser impartida como parte de ese mundo fascinante de estudiantes (muchos de ellos encerrados en una “burbuja del menor esfuerzo”), será necesario abordar que: 

·         No todo puede girar en torno a lo que podemos encontrar en una red.

·         Que a la par de la informática muchos científicos que una vez fueron adolescentes–, investigan, experimentan.

·          Que los bienes materiales no salen de la nada.

·         Que para ser un buen estudiante se requiere de mucho esfuerzo, sacrificio, perseverancia

Y, ¿quiénes podrían hablar de esto? Los padres, docentes, estudiantes graduados o no, que una vez fueron como los/as no tan esforzados/as, que aún persisten y persistirán en nuestras aulas.


[1] Grandes transformaciones sociales debidas a los avances en tecnología, fruto de descubrimientos importantes en el desarrollo científico de la humanidad. Actualmente se consideran 4, la última debido a la informática –a partir del año 1950– conocida como “automatización industrial” o “imperio de las máquinas programadas”, controladas por medio de los computadores. De hecho, hoy se habla de la “empresa informatizada”.

lunes, 31 de octubre de 2022

Tan difícil, pero al final… se obtiene lo esperado.

En un artículo anterior[1] - tal vez a modo de introducción – valoramos la complejidad de la sociedad en cuanto al aislamiento de las personas (niños, jóvenes, adultos) ante el comportamiento individual de escudarse en un recurso tecnológico que supera ampliamente el entretenimiento infructuoso ante la comunicación, para lo cual posiblemente fue concebido inicialmente: Lo básico, conversar y ser escuchado, habiendo evolucionado a través del intercambio de textos (que incluye variantes tales como: mensajes de voz, oraciones llenas de ideas entrecortadas, nuevo vocablos no aceptados por la RAE y que solo los entienden los usuarios acorde al argot empleado), imágenes, videos, etc.

Todo este comportamiento atenta significativamente a la conducta del individuo que se “separa” en el mejor de los casos de la familia y en el peor de los casos si los miembros de la familia también se encuentran ensimismada en el empleo de ¿un celular?, en un momento tan crucial como puede ser sentarse a almorzar, donde para colmo la mamá le envía a uno de sus hijos el siguiente mensaje “… hijo, puedes traer de la cocina dos cubiertos que se me quedaron, ¿porfi?”

La respuesta del menor, no es tan elocuente, ni inmediata, sencillamente su rostro se encuentra direccionado hacia el teclado luminoso donde con sus dedos pulgares presiona una y otra vez siendo testigo de ello el sonar de las vibraciones táctiles, para responder a la solicitante: “…mamá no puedo, déjame de terminar esto”

¿Resultado? Cero solidaridades, apoyo, colaboración, diría de una tecnología que se encarga de dividir, cayendo en el campo de la antítesis[2].

Obviamente soluciones tecnológicas existen para contrarrestar el individualismo, así como la obsesión que raya en el vicio y corresponde a los juegos o actividades lúdicas[3] que compromete al logro de lo que se desee alcanzar (diferentes niveles, recompensas, etc.) guiadas y orientadas por el docente para temas específicos que requieren de una organización previa, además de una adecuada planificación plasmado en el plan clase o planeamiento didáctico.

Otra herramienta válida resulta el estudio de idiomas[4] que, si bien la participación es individual, te permite competir con otros usuarios, lo cual estimula su aprendizaje, además del valor añadido de aprender aplicando, traducir textos – oraciones pequeñas – donde de cometer errores estos te son señalados; repetir oraciones del idioma los cuales te son evaluados.

Si debo aclarar que muchas de estas aplicaciones en función de un aprendizaje: consolidación de contenidos, un nuevo idioma y otros, unos son gratuitos y otros pagados, con la limitante que si deseas pasar a un nivel superior la propia aplicación te reorienta a la que has de pagar, quedando en manos bien de la institución hacer la compra o del usuario.

No queda duda y es un hecho la realidad de la tecnología y lo que se puede lograr con ella, para bien de un adecuado aprendizaje, sumando voluntades, acciones y decisiones consensuadas y compartidas.

El individualismo, sus logros no han de ser tan relevantes – a pesar de determinadas experiencias donde se resalta a la persona, “edulcorándola” cuando realmente detrás de todo ello muchos han sido los “anónimos” que pusieron su granito de arena-, luego ¿lo real?: ¡El trabajo en equipo!


[1] Algo necesario que debe retomar mucha fuerza: el trabajo en equipo. Parte II.

[2] La palabra antítesis se origina del griego αντίθεσις o antíthesis que significa “contraposición” u “oposición”, y está compuesta por las raíces anti-, que expresa “contra”, y thesis, que significa “colocación o posicionamiento”.

[3] Ejemplo: Kahoot

[4] Ejemplo: Duolingo