lunes, 25 de julio de 2022

Enredan las redes (¡! o ¿?) Parte II y final.

Analizamos en el artículo anterior un breve análisis de servicios a través de aplicaciones gratuitas que nos permiten comunicarnos mediante correos, chat, envío de imágenes, así como la posibilidad de conversar y apreciarnos virtualmente -, apoyándonos en recursos tecnológicos tales como computadoras u ordenadores, celulares, tabletas, etc. ¿Cuáles? Twitter, WhatsApp, y Telegram. Hoy analizaremos otros como Facebook y LinkedIn, sus bondades y (mis prejuicios). Comencemos.

Facebook: Sitio social de Internet formado de dos palabras inglesas. Face (cara) viene del latín facies (cara), que nos dio faceta, facha y polifacético. Book (libro) viene del germánico boka (letra). Parafraseando (y tal vez me equivoco, mis disculpas), algo así como “mostrar mi cara públicamente mediante escritos”, aunque me quedo corto realmente ya que puedo adicionar imágenes, mensajes de voz y otros.

Siendo una red social, comercialmente conocida hoy como META[1], que inicialmente su objetivo principal iba dirigido a estudiantes de universidades y posteriormente ampliado a otros subsistemas de la enseñanza como la media y el bachillerato o diversificado[2].

Su acceso a mediante una amplia gama de dispositivos con conexión a Internet, como computadora u ordenadores, tabletas y teléfonos inteligentes. El usuario requiere crear su perfil (nombre, ocupación, estudios realizados, gustos) Nota: ya aquí comienza lo que llamo la “desnudez” pública, aunque puedes limitar el acceso mediante bloqueos.

Otras acciones posibles lo son: intercambiar mensajes, publicar actualizaciones de estado, compartir fotos, vídeos y enlaces, chatear, realizar video llamadas y recibir notificaciones de la actividad de otros usuarios los cuales puedes calificar – iconos o emoticones, caritas - con diferentes opciones: por ejemplo me gusta (like); también puedes unirte mediante invitaciones a grupos de usuarios de interés común organizados por lugar de trabajo, escuela, pasatiempos u otros temas, lo que genera que tú red crezca y porque no, te enredes.

¿Por qué te preguntarás? En el momento de aceptar el contrato de términos de uso de la comunidad, el usuario cede la propiedad exclusiva y perpetua de toda la información e imágenes que agregue a la red social. ¡Qué!

Y para colmo en caso de querer darte de baja Facebook mantiene la cuenta activa "en caso de que el usuario decida reactivar su cuenta", y peor aún si el usuario fallece, la cuenta es mantenida "activa bajo un estado memorial especial por un período determinado para permitir a otros usuarios publicar y ver comentarios. Nota: sin comentarios.

Mi preocupación va dirigida esencialmente a los jóvenes, que en muchas ocasiones por incrédulos se desnuden públicamente, de aquí la necesidad de tener mucho cuidado con la información que se de al elaborar su perfil, así como lo que publica (para lo cual se requiere de mucha madurez)


Se me acaba la página por lo que paso a LinkedIn.

Considerada una red social orientada al uso empresarial, a los negocios y al empleo. Partiendo del perfil de cada usuario, quien libremente revela su experiencia laboral además de sus destrezas, la web pone en contacto a millones de empresas y empleados.  

Constituye un punto de encuentro entre demandantes y oferentes de empleo, de aquí que su uso principal sea para los demandantes encontrar un empleo y para los oferentes, encontrar a alguien que cubra el puesto.

Por supuesto, que al ser una red la cual puedes armar, vinculándote a personas conocidas o por conocer, no cesan las notificaciones, de que han leído tu perfil, o invitaciones a cursos (unos gratis, otros pagados) y una vez más de estar realizando tu trabajo, te desvía la atención, diría que te interrumpe, porque una vez más debes prestar atención. Nada por lo visto prima o cabe en este momento el refrán “La curiosidad mató al gato”

Para concluir estoy convencido que todos estos servicios (u otros no analizados) su propósito inicial era facilitar la comunicación, de los cuales no podemos vivir ajenos, el ser humano es un agente social, por ende, requiere del uso de la tecnología, pero eso sí, empléenla para bien, sea discreto en la información que brinda y comparte, y no para perder el tiempo.

Que, si tiene tiempo para perder, mejor le recomiendo que lo emplee para leer un libro. Nota: no importa que sean en versión digital.


[1] Conglomerado estadounidense de tecnología y redes sociales con sede en Menlo Park, California. sitio web lanzado el 4 de febrero de 2004 por Mark Zuckerberg,

[2] Desde el año 2006, se ha permitido su acceso a cualquier persona que diga tener al menos 13 años, aunque existen variaciones en este requisito según las leyes locales.

lunes, 18 de julio de 2022

Enredan las redes (¡! o ¿?) Parte I.

No queda duda que hoy en día con el uso de la tecnología podemos comunicarnos más, acercando distancias – mediante correos, chat, envío de imágenes, así como la posibilidad de conversar y vernos virtualmente -, apoyándonos en recursos tales como computadoras u ordenadores, celulares, tabletas a través de diferentes servicios de micro blogueo[1].

¿Cuáles? Twitter, WhatsApp, Telegram, LinkedIn, servicios con elementos comunes y diferentes dada la competencia entre unos y otros, por lo que incorporan nuevos recursos, de modo tal que sea más atractivo para el usuario.

Iniciemos con Twitter: Servicio mediante el cual opinas, comentas, adjunta imágenes y puedes darles seguimiento a otras personas, y otras personas pueden seguir los tuyos, además de que te recomiendan a quien seguir en función del perfil o no de a quienes sigues. Todo está en que aceptes SEGUIR y comenzará la “lluvia” de mensajes y por ende la red, comienza a enredarse, ya que la lógica un tanto simplista implica que, ante la llegada de un mensaje, la curiosidad te haga desviar tu atención, para ver que te enviaron.

WhatsApp: aplicación de descarga gratuita desarrollada especialmente para pequeñas y medianas empresas; muy utilizada en Educación – a partir de la pandemia (2020) – por el profesorado, que puede instalarse en su computadora, celular simultáneamente, y la misma para garantizar la confidencialidad presenta el llamado cifrado de extremo a extremo, donde tus mensajes,  llamadas, fotos, videos, archivos en PDF, documentos[2], hojas de cálculo, presentaciones (PPT), grabar mensajes de voz, están protegidos para que solo las personas con las que te comunicas los puedan leer o escuchar sin que nadie más, ni siquiera WhatsApp, lo pueda hacer.

Diría que una bondad es el poder establecer una comunicación visual (aunque reducido a un número de personas) donde se “suman” las personas para lo cual creaste un grupo.

Otra ventaja es que las llamadas y videollamadas resultan gratis, incluso de estar en otro país, para ello utilizan la conexión a Internet de tu teléfono, en lugar de los minutos de voz de tu plan de telefonía móvil. Por lo visto y más allá de un comercial, lo considero una “panacea” para comunicarse. De igual modo a Twitter, un mensaje que llega, una llamada, una videollamada no programada, posiblemente te sorprenda y te surgirá la preocupación ¿habrá pasado algo?

¿Tu reacción si estas en medio de una clase o reunión de trabajo? Dejar de prestar atención, pedir permiso para ver que es o quien es y en el peor de los casos que suene el celular e interrumpa no solo lo que estás haciendo, sino al resto del colectivo que, si son estudiantes, se desconectan sencillamente de la atención a la clase (es como una pausa mental que los beneficia, para ellos poder conectarse en ese propio intervalo y observar que está pasando en las redes); de ser una reunión, no queda dudas que generará molestias. Nota: Hay reuniones presenciales donde se pide, siendo una norma o condición el no uso de celulares.

Telegram: aplicación de descarga gratuita, competencia de WhatsApp, con elementos comunes como permitir ciertas ediciones básicas a la letra con la que escribes (textos en negrita, cursiva, subrayar, etc.); notas de audio o mensajes de voz; llamadas telefónicas; convertirse (la app) en tu reproductor musical o de podcasts.

A lo que llamo como una especie de violación de la privacidad – por supuesto muy importante – es que cuando pulsas sobre el nombre de una persona con la que hablas en Telegram puedes entrar a su perfil, ver sus datos (gustos, preferencias, personas que son contactos comunes para ambos), aunque tienes la opción de configurar excepciones para que haya personas que sí puedan ver tu estado cuando el resto lo tengan bloqueado, y también al revés. Por lo visto, algo así como permites quien puede saber de ti y quien no. 

No queda duda que está expuesta la persona a las redes y no solo los hackers, sino a cualquier curioso que pierda tiempo, asumiéndolo como ocio sano en el mejor de los casos en navegar virtualmente.

Continuaremos.

[1] Conocido también como nano blogueo. Permite a sus usuarios enviar y publicar mensajes breves (limitados a 280 caracteres),​ generalmente solo de texto. Las opciones para el envío de los mensajes varían desde sitios web, a través de SMS, mensajería instantánea o aplicaciones ad hoc.

[2] Capacidad hasta 100 MB como máximo.

lunes, 11 de julio de 2022

Una escuela necesaria, que urge. Parte II.

El artículo que antecede al que usted le está dando lectura en este momento, concluyó con la reflexión siguiente: Para la enseñanza media y bachillerato, ¡viable! (Nota: hago referencia a una escuela de padres cuya propuesta sale de lo tradicional, incorporando nuevos elementos favoreciendo la calidad de la institución misma, pero, por otra parte, fortalecer un mayor vínculo padres – escuela) … pero ¿y en la enseñanza universitaria, al menos los primeros años, resultará igual de sencillo?

Es posible que acá pudiera generarse un conflicto entre directores, padres de familia y sobre todo entre los propios estudiantes que recién habiendo concluido el bachillerato discrepen significativamente que sus padres asistan como lo hacían a las reuniones del nivel académico anterior, considerando que ya son “adultos” y por ende han de ser independientes en sus propias decisiones, de aquí la no necesidad de que citen a sus progenitores o tutores, pero es más, no suele ser un tema así considerado por la universidad y que esta instancia como tal, realmente desaprovecha, con el propósito de acercar a los padres siendo un apoyo vital en la educación continua de sus hijos, que aún – estos últimos - no están realmente aptos, para enfrentarse a la “maraña” en cuanto a mecanismos establecidos por la Alma Mater.

En el nivel anterior -bachillerato - todo era dirigido, año o grado, estas son las asignaturas a cursar, tu horario de clases y como autómatas (con ciertos grados de inmadurez, propio de la edad a lo que se suma la atención de los padres de considerarlos ¿niños/as?, asistiendo a las mismas.

De pronto se encuentran un “muro” universitario donde según la carrera seleccionada – sugerida por los padres, dado lo que ellos estudiaron o bien por el último grito de la “moda”, que garantizará un éxito rotundo una vez graduado, lo que le facilitará tomar “el cielo por asalto”, entiéndase cargos gerenciales, un adecuado poder adquisitivo, entre otros, lo cual crea un sueño, que posiblemente se acerque más a una pesadilla, - cuando inclusive el estudiante de nuevo ingreso ni sabe vocacionalmente lo que le agrada.

Asignaturas de carácter obligatorio (su inscripción), que forman parte de las asignaturas de formación general, otras llamadas selectivas, así como las optativas, todas ellas incorporadas a un sistema de créditos establecidos por la institución incorporados a la malla curricular o pensum.

Nota: por lo visto aquí ya no todo es dirigido – esto es lo que debes cursar y punto, no, ya se inicia un proceso de toma de decisiones, donde no necesariamente el estudiante está preparado, tampoco los padres -, ¿y la solución?, recurrir a los estudiantes de años superiores que fueron en su momento compañeros en el nivel preuniversitario o bachillerato.

Todo lo anterior me da más que elementos justificables de la necesidad de que los padres se sumen a la nueva institución, ¿por qué? cambia “el lenguaje académico”, las normas, el sistema de evaluación, la permanencia del estudiante es aún más, el tiempo de estudio se incrementa, el “alejamiento estudiante – docente, es mayor” y supuestamente el joven (entre 16 – 18 años), ha de asumir total responsabilidad en su actuar, en su desempeño.

¿Resultado? ¡Deserción!, pérdida de tiempo, frustración.

¿Solucionable? Hay instituciones que establecen como “paliativo”, consejerías para atender a los estudiantes con problemas, donde no necesariamente los mecanismos fluyen adecuadamente, docentes que no reportan, porque no saben que hacer, pero que por otra asumen (erróneamente) que no es su responsabilidad atenderlos y lo remiten a dicho departamento.

¿No será acaso necesario al menos para los estudiantes de primer ingreso, conversar con los padres de los mismos, con mayor rigor, desarrollando algunas tareas concretas, como expusimos anteriormente[1]?

·         Impartirle cursos básicos en el uso de la tecnología (computadoras u ordenadores), que incluya el sistema de evaluación donde los padres tengan acceso a ver.

·         Proporcionarle materiales complementarios de apoyo al trabajo no presencial que permitan atender a sus hijos.

·         Desarrollo de charlas, foros, relacionados con temas asociados a la problemática de los niños y jóvenes (género, drogas, sexo, etc.), donde inclusive en este caso sean los propios padres los ponentes.

·         Participación de los padres de forma conjunta con sus hijos en actividades deportivas, culturales.

¿Me equivoco, en todo lo anterior? Mmmm, si lo hubiesen hecho conmigo cuando entré a la universidad, sin vocación, sin conocer nada, sin que nadie me orientase, posiblemente no hubiese repetido mi primer año de la carrera.


[1] Una escuela necesaria, que urge. Parte I.

lunes, 4 de julio de 2022

Una escuela necesaria, que urge. Parte I.

Las instituciones educativas suelen citar a los padres de familia con cierta periodicidad preestablecidas para orientarlos en diversos aspectos sobre todo en el reglamento, horarios, conocer al profesor guía, entre otras actividades que suele tener más “impacto” cuando el estudiante es de nuevo ingreso y en particular cuando pasa a la enseñanza media (1er año o séptimo grado), nuevas amistades, el recelo de un tanto “estirar el cordón umbilical” por parte de los padres teniendo en cuenta la edad donde siguen siendo niños para ellos.

Posteriormente se desarrollarán encuentros para la entrega de los resultados académicos – cortes evaluativos - muy vinculados a la disciplina para todos los niveles (enseñanza media – bachillerato o preuniversitario) aunque cambia algo y es en los padres esencialmente donde la relación con la escuela se “debilita” donde ya por considerar que sus hijos(as) han “crecido”, ya no necesitan de tanto acompañamiento. Van en la búsqueda específica del boletín, se retiran asumiendo compromisos de trabajo y en la noche se analiza la situación en el seno familiar, que no consume mucho tiempo si los resultados son adecuados, que en caso contrario vendrán las reclamaciones,  los porques y los por cuantos, cuyo resultado a modo de reflexión no será muy productiva: caras largas, amenaza de sanciones, la comunicación tenderá a cero y días después… habrán nuevos problemas de los tantos cotidianos, por lo que la escuela pasará ¿a un segundo plano?

Esto que detallo - para el lector – puede ser un tanto familiar, ¿sí?, pero de ser cierto, ¿quién pierde más? Diría que la escuela, la cual pierde la gran oportunidad de acercar a los padres, “atraerlos” mediante un sinnúmero de actividades que empodere a los mismos.

¿Cuáles? Presentar la misión[1] y visión[2] de la institución, los objetivos y valores que promueve la misma en la formación de los educandos, que para algunos pudiera resultar un conocimiento más de donde están sus hijos, pero a lo anterior añadiría, conocer la institución físicamente (laboratorios de ciencias naturales y sociales, de informática, de idiomas, dotación de la biblioteca física y digital), deportes que se practican, círculos de estudios, actividades extracurriculares en el campo de la cultura, (pintura, música, bailes, etc.)

Pero además de todo lo anterior, añadiría el conocer el sistema de evaluación que se aplica, mostrar la plataforma digital que se utiliza, donde los padres puedan tener acceso a la misma; la metodología a desarrollar, estrategias grupales con énfasis en un aprendizaje colaborativo.

¿Y después? La escuela, el colegio, la institución ha de considerarse un agente de cambio, no solo para los estudiantes, sino además para los padres, de aquí la necesidad de incorporar nuevos elementos tan necesarios y cito varios:

·         Impartirle cursos básicos en el uso de la tecnología (computadoras u ordenadores)

·         Proporcionarle materiales complementarios de apoyo al trabajo no presencial que permitan atender a sus hijos.

·         Desarrollo de charlas, foros, relacionados con temas asociados a la problemática de los niños y jóvenes (género, drogas, sexo, etc.)

Actividades todas ellas, que pueden ser desarrolladas por los propios padres en coordinación con las autoridades escolares; acciones que “suman” voluntades, donde “el rostro de la escuela”, resulta mucho más amigable. ¿Complejo promoverlo?, ¡Sí! Todo basta en lo que se quiera alcanzar.

Aunque cierro con la siguiente reflexión: Para la enseñanza media y bachillerato, ¡viable!, pero ¿y en la enseñanza universitaria, al menos los primeros años, resultará igual de sencillo?

Continuaremos.


[1] Constituye la razón de ser, el propósito y las aspiraciones que como institución se propone realizar y lograr en un determinado contexto temporal e histórico.

[2] Es la imagen futura de la institución educativa. Constituye una declaración de lo que quieren los actores educativos para el establecimiento de una nueva realidad institucional cualitativamente superior al actual.