lunes, 25 de noviembre de 2019

¿Por qué tantas asignaturas desaprobadas? (2da parte y final)

¿Cómo remediar tantas asignaturas desaprobadas? En la edición anterior hicimos referencia a que un elemento importante es que los padres y madres escuchen a sus hijos, no siendo este el único elemento que puede proporcionar un giro de 180 grados. ¿A cuáles otros podemos recurrir los padres y madres? La verdad es que encontrar estas causas no es fácil y menos hacerlo los padres solos. El problema del éxito escolar es complejo ya que es un tema donde influyen mucho las relaciones humanas y éstas son una asignatura difícil. 
La ayuda de los maestros suele ser muy valiosa siempre que los padres y madres vayamos a ellos con una actitud adecuada. Los y las docentes no poseen una “varita mágica” que asegure el éxito de sus estudiantes. Pero sí tienen datos del rendimiento del muchacho y observaciones de su comportamiento en clase. Ellos dan su versión, que puede ser muy objetiva, aunque no totalmente, pero es muy importante. Después, los padres, hemos de hacer los deberes a que nos hemos comprometido.

Porque de nada sirve hacer muchas visitas a la escuela o instituto si, cuando salimos de la entrevista, no apoyamos al menos, las tareas en casa. Es como ir al médico y no tomar las medicinas. Ayudar a los hijos a hacer los deberes en casa, valorando el trabajo individual que nuestro hijo ha de hacer fuera de la escuela. Enséñale a anotar en una agenda – por qué no en el propio celular - las tareas con precisión, a organizar el tiempo en casa (hacer horarios con tiempos de estudio y de descanso), proponerse metas cortas...
Suele darse el caso también que como causa de los malos resultados, el estudiante no tenga las habilidades creadas o formadas para el estudio, el cual puede lograrse con la ayuda extraescolar de un profesional que, individualmente, le enseñe a estudiar y le proporcione los conocimientos necesarios para cubrir las "lagunas" que seguramente tiene. Con frecuencia, el fracaso de un alumno se debe exclusivamente, por ejemplo, a un problema concreto de lectura.
Otro elemento a favor, es darles responsabilidades a los hijos en casa desde que son pequeños. La experiencia escolar demuestra que los alumnos que colaboran en casa responsablemente - ponen la mesa, sacan la basura, hacen la cama, colaboran en la limpieza..., suelen tener más éxito en los estudios que aquellos que no hacen nada.
Un estudiante pocas veces admite que no es capaz de sacar adelante una asignatura. Su orgullo y su amor propio le impiden reconocer su falta de habilidad para el estudio o su falta de conocimientos previos necesarios (lo que se conoce como "lagunas") para seguir aprendiendo, por lo que prefiere dar la imagen de vago antes que reconocer otros problemas, ya sean emocionales o intelectuales.

Los padres y madres, que somos los adultos responsables que tiene a su lado el estudiante para ayudarle, debemos tener el temple suficiente – inclusive a veces sin la preparación académica necesaria, por lo que puede recurrir a algunas de las recomendaciones realizadas - para ofrecer a nuestros hijos, ayudas y alternativas racionales que le permitan desarrollarse como persona de forma satisfactoria.

lunes, 11 de noviembre de 2019

La autoestima y la seguridad en si mismo.


No hay nada como al despertar – tras una taza de café - o tras al regreso del trabajo o en un momento de descanso darle lectura a temas que nos haga reflexionar y posiblemente revisarnos a sí mismo o compartir con la familia, amigos, hijos, aspectos que nos permiten identificar los valores de nosotros, los seres humanos. ¿Comenzamos?

Todo niño o niña normal nace con el potencial necesario para alcanzar la salud mental, siendo indispensable para lograr este objetivo el poseer una autoestima elevada, que se fundamenta en la creencia del niño o niña de ser digno de amor y que importa por el hecho de existir, sintiendo que se valora y respeta su individualidad.

El niño o la niña poseen cualidades y recursos internos suficientes para gustarse a sí mismo. Desde que nace aprende a verse como considera que le ven las personas que le rodean. Su imagen la construye en función del lenguaje verbal y corporal, de las actitudes y los juicios que sobre él emiten las personas que considera importantes.

¿Alta o baja autoestima? Evidentemente las cualidades de una u otra deberán ser antagónicas: La autoestima alta surge de las experiencias positivas, produce en los niños y niñas seguridad, propia aceptación y la confianza suficiente para poder realizarse en todas las áreas de la vida, Las expectativas sobre sí mismos serán apropiadas, alcanzando en el futuro la estabilidad emocional; por el contrario la autoestima baja da lugar a la inseguridad, una escasa resistencia a la frustración, un bajo sentido de quien es y provoca ansiedad. El niño o la niña se sienten inepto y carece de motivación para relacionarse de forma positiva o comenzar nuevos aprendizajes. Suele ser una de las principales causas de las conductas desadaptadas en la infancia ya que cuando el niño o la niña tienen un concepto negativo de sí mismo, cree ser "malo" y adecua sus comportamientos a este juicio.
¿Qué hacer nosotros los padres y madres en este sentido? El y ella deberán considerarse aceptado y amado incondicionalmente. No basta con que le demos todo nuestro amor, debemos asegurarnos que él lo siente y experimenta. 

Tendrá que percibir que se respeta y acepta su individualidad. Aceptar al niño o la niña significa sobre todo no confundiendo el valor de su existencia con el de su comportamiento, tendrá que sentirse valioso, útil y capaz, vinculado a los grupos que pertenece (familia, clase, etc.) y recibir de éstos seguridad y confianza; interiorizando formas de conducta positivas; debe desarrollar seguridad interior para afrontar con éxito las dificultades que se le presenten.

Para ello se le pedirá que concluya las tareas que comience, se le asignarán responsabilidades en función de su edad y capacidad, no se hará nunca por el niño o la niña aquello que sea capaz de hacer solo, se le ayudará a aceptar las consecuencias de sus acciones y a medir sus posibilidades antes de comenzar una actividad; otra forma de lograr elevar su autoestima, será a través de su confirmación como individuo donde cada niño o niña es único e irrepetible y necesita sentirse distinto a los demás. Finalmente, deberá adquirir pautas de conducta y una escala de valores personales que le sirvan de referencia para que su forma de pensar y actuar adquiera coherencia, para que aprenda a distinguir el bien del mal. Padres, madres y posteriormente educadores, las personas cuya estima y aprobación buscarán con más esfuerzo, ya que posiblemente serán los modelos que intente imitar. 

¿Ha valorado usted, si sus hijos son de alta o baja estima?

lunes, 4 de noviembre de 2019

¡Disciplinar!


Enseñar a un niño a comportarse de una manera aceptable es una parte esencial de su crianza. La disciplina varía con la edad y no hay una única manera de criar a los niños. Generalmente, los niños quieren complacer a sus padres. Los padres pueden integran este deseo de complacer a las actividades disciplinarias que les propongan a sus hijos. 
Cuando los padres demuestran su alegría y aprobación por algún comportamiento que les gusta, están reforzando el buen comportamiento de su hijo. El padre o madre no puede ser tan estricto que el niño o el adolescente no sientan el amor y la buena intención de estos, pero también el padre o madre deben tener control sobre sí mismos cuando están molestos o incómodos. Por ejemplo, si bien un grito de ¡no! puede atraer la atención de un niño pequeño que está a punto de cruzar la calle, también puede conseguir intranquilizar a un bebé que está llorando.
Cada familia espera un comportamiento diferente de sus hijos. A un niño se le puede permitir ir y venir cuando quiera, mientras que a otro se imponen unos horarios fijos para volver a casa cada día. Cuando los padres y los niños no están de acuerdo en estas reglas, deben tener un intercambio de ideas que les permita conocerse mejor. Sin embargo, los padres son los responsables de establecer las reglas y los valores de la familia.
Es más fácil evitar que un comportamiento indeseable empiece, que ponerle fin después. Es mejor colocar los objetos frágiles o valiosos fuera del alcance de los niños pequeños que castigarlos por romperlos. Los padres deben estimular la curiosidad dirigiéndola hacia actividades tales como hacer rompecabezas, aprender a pintar o leer.
Cambiar el comportamiento del niño puede ayudarle a obtener un mejor dominio de sí mismo, cosa que necesitará para ser más responsable y considerado con otras personas. Es por ello que los niños pequeños necesitan que sus padres les guíen y apoyen para comenzar el proceso de aprender a controlarse. Cuando los padres guían el proceso, el auto-control aumenta durante los años escolares. Los adolescentes pueden todavía experimentar y rebelarse, pero la mayor parte de ellos pasa por este período y llega a ser un adulto responsable, especialmente si desde temprana edad han experimentado un buen entrenamiento.
Está comprobado que las familias transmiten sus métodos de disciplina y sus expectativas a los niños de generación en generación. Cuando los intentos por disciplinar a un niño no tienen éxito, puede ser beneficioso consultar con alguien externo a la familia para que ofrezca sugerencias sobre la educación de nuestros hijos e hijas. 
¿Quién puede apoyarnos externamente? Los profesores, maestros los cuales nos pueden proporcionar elementos básicos de los problemas que debemos nosotros los padres y madres atender. ¿Por qué? 
Son las personas que conviven diariamente con nuestros hijos, no solo en el arte de brindar información científica para que la apliquen, sino también poseen el don de educar y orientar de forma adecuada la conducta, necesidades y aspiraciones, que de lograrlo de forma articulada padre – madre – escuela  podrá mejorarse el camino para que los niños aprendan lo que la sociedad espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de sí mismos. 
Por cierto, ¿cómo disciplina usted a sus hijos/as?