lunes, 29 de abril de 2024

El arte de negociar

No queda dudas que el verbo negociar, procede de la palabra negocio, cuyo significado nos expresa «método de formar u obtener dinero a cambio de productos, servicios, o cualquier actividad que se quiera desarrollar»

De analizar sus acepciones, nos encontramos:

·         «Tratar y comerciar, comprando y vendiendo o cambiando géneros[1], mercancías o valores para aumentar el caudal»

·         «Tratar asuntos públicos o privados procurando su mejor logro»

Si hago referencia al nombre del artículo, identifico que «El arte de la negociación es una estrategia fundamental en la toma de decisiones y un proceso mediante el cual las partes, en todas las áreas de la vida y en todas las disciplinas y profesiones, intentan resolver conflictos y llegar acuerdos, compatiblemente con sus necesidades e intereses»

Pero, ¿resulta sencillo negociar?, no necesariamente si analizamos que este rol se ve acompañado de un sinnúmero de competencias propias de su entorno, así como socioemocionales, siendo éstas últimas:

o   Empatía

o   Escucha activa

o   Asertividad

o   Capacidad argumentativa y persuasiva

o   Paciencia

o   Confianza en uno mismo

o   Flexibilidad

o   Tolerancia al riesgo

o   Capacidad de adaptación

o   Persuasivo

o   Saber concretar

 

A lo anterior se suma que un buen negociador no debe perder, (aunque en ocasiones perdiendo los resultados pueden ser mucho más beneficiosos para los diferentes actores), para lo cual existen determinadas técnicas – que por problemas de espacio no profundizaremos – pero que al menos nos inducen a otras competencias, siendo estas la negociación colaborativa (ganar-ganar), competitiva (ganar-perder), flexible (perder – ganar) y evitativa (perder-perder).

Y, ¿en el caso de los que ejercemos la docencia? Si analizamos las habilidades o competencias socioemocionales antes referidas, apostaría a que son necesarias para la 'investidura´ de un profesional de la educación.

¿Acaso no solemos establecer las reglas o normas de conducta en la clase que impartimos, vinculadas al reglamento institucional e inclusive algunas propias, sin la necesidad de leerles el documento como tal?

Les cito un ejemplo, como es la puntualidad – que al menos en lo particular, le doy mucho valor - 'estudiantes al aula, se requiere entrar a la misma 5 minutos antes de su comienzo´, lo cual constituye un proceso de crear el hábito y hacerlo costumbre.

Por supuesto no todos lo cumplirán en un primer momento, pero con mucha paciencia, sin la necesidad de 'cerrar la puerta', entrará el proceso de negociación, que apoyándome en una de sus definiciones «Tratar asuntos … privados procurando su mejor logro», será necesario conversar.

Para lo cual se requiere de mucha paciencia, tolerancia e inclusive exigencia, y ¿para los casos de estudiantes cuya conducta o comportamiento no es consecuente con sus actos?, sencillo, habrá que hacerles entender que será necesario continuar fortaleciendo su desempeño en valores.


[1] Conjunto de seres que tienen uno o varios caracteres comunes.



lunes, 22 de abril de 2024

¿Desanimado?

Hay ocasiones – pocas por suerte – que suelo desanimarme, abro un libro, lo cierro, tengo artículos pendientes por elaborar a pesar del «concierto de ideas» proporcionados por el coro de musas que revolotean por mi cabeza, las cuales, por un problema de ética y caballerosidad, ¡No las espanto!, sino que les hablo «jóvenes, hoy discúlpenme, pero ¿podría ser en otro momento?, ¡Gracias!»

¿Botar, la basura? Mmmmm, un poquitico más tarde; en fin, un sinnúmero de actividades que pongo en modo pausa.

Desanimo que puede ser motivado por un cambio en nuestro entorno, relacionado con la familia, con el trabajo o con nuestros sentimientos. Pero también puede surgir por el estado de salud o, inclusive, por un desequilibrio químico de nuestro cuerpo.

¿Tiempo en modo pausa?, realmente no lo he medido, así como su frecuencia con que me sucede, pero sin planificarlo, trato de salir de mi mismo, y recurrir a otras acciones que me cambien ese estado la más pronto posible – por supuesto lejos de cortarme las venas -, pero si tratar de pasar la página para evitar ¿un estado depresivo?

No queda duda que los seres humanos, pensamos y sobre todo para la búsqueda de soluciones y más cuando el hecho nos pueda afectar nuestra salud, obviamente una salida elegante sería visitar a un especialista que nos haga salir del «hoyo» y no es que esté peleado con ellos, ni cuestionar su rol, pero a veces me siento capaz de lograrlo por mi propia cuenta.

Cito varios ejemplos, por supuesto en lo personal; suelo ver series o películas televisivas en los momentos de descanso vinculado a los géneros que me agradan: historia, acción (dónde en estas últimas siempre habrá presencia de buenos y malos, efectos especiales, etc.), dramas (que, en este caso, no me enfaticen la depresión ante los miles de problemas sociales, que enfrentamos cada día en el planeta Tierra, desgraciadamente)

¿Solución? Voy a la búsqueda de películas de la infancia de décadas atrás del género aventuras; otra opción siempre en el campo de audiovisuales películas actuales para niños (aunque Walt Disney, la haga sin distinción de edades), donde al menos en ese espacio de tiempo, donde predominan los valores (sin que nos escape alguien con malas intenciones), colores, la naturaleza, canciones…, y que en el transcurso de la misma me genera una sonrisa no programada.

Otra opción, es dentro de la rutina, lo que habitualmente solemos hacer, por ejemplo una taza de café tras la siesta, donde entre sorbo y sorbo paso las páginas del periódico, detenerme un tanto en el tiempo, caso automático café-periódico, es visualizar dentro de los altos edificios las nubes que no importa que sean bajas (cumulus, stratus, stratocumulus, cumulunimbus), medias (altocumulus, altostratus y nimbostratus) o altas (cirrus, cirrustratus y cirrucumulus), sino que me centro en los colores de estas que según el período del año varían: blancas, semigrises o grises, lo cual evidencian cuan cargadas estará de agua.

Que decir del Sol, que lucha por traspasar, éstas con sus rayos la densidad de una u otra, que, de no poder hacerlo, sencillamente con mucha paciencia, esperará que el contenido de agua de las mismas caiga, o bien «las motas de algodón», se muevan por accionar del viento.

Ello me conlleva más tiempo – sin programarlo - para tratar de ausentar el malestar de no querer absolutamente nada, que por lo visto la solución es darse a uno su propio tiempo, algo así como un auto descanso, admirando las cosas bellas que nos proporciona la naturaleza, en resumen: tratar de pasar momentos contigo de calidad, sin prisas y sin preocupaciones.

Y, ¿lo que tenia pendiente? Detenerlo, disfrutar mi café, no correr y precisar la lectura no solo de letras, sino de lo que veo, aprecio y no está escrito.

Ya concluyo, hoy me siento mejor, refugiándome como siempre en mi teclado.

lunes, 15 de abril de 2024

¿Cuánto afecta el divorcio a nuestros hijos? (2da parte)

En el caso de los hijos e hijas, cuando ya existe una decisión tomada e irrevocable por la pareja, resulta necesario hablar con los hijos de la separación desde el primer momento., informándoles de cada paso importante para que puedan aceptar la realidad, haciéndola consciente. Los niños y niñas han de tener la posibilidad de hablar, de ser escuchados y de ser tenidos en cuenta...

 Es necesario, por supuesto, un tratamiento delicado, dando explicaciones verdaderas, adaptadas y calmadas.

Para organizar la nueva situación se han de establecer, desde el principio, acuerdos de participación de los hijos. Debe entenderse que los niños tienen un fuerte instinto de conservación y de adaptación, pero necesitan respuestas claras a la pregunta: ¿Qué será de nosotros? En esta línea conviene que conserven la casa, la escuela y las relaciones sociales como puntos de referencia permanentes cuando todo cambia.

¿Y cómo deberá ser el respeto bilateral entre la ya no pareja? Será necesario respetar la intimidad, el espacio y el tiempo de cada progenitor con los hijos: Hay que evitar el entorpecimiento, la interposición, las críticas sobre el medio personal, familiar y social del otro.

Se deberá fomentar la adquisición de principios, valores y normas sólidos, especialmente la autonomía, la responsabilidad y el respeto y convendría dar oportunidad a los hijos a tener criterio propio, a manifestar sus opiniones, a tomar decisiones y a moverse independientemente de los intereses de los progenitores, especialmente cuando no son coincidentes.

 ¿Notificar a la escuela? Sí, será necesario informar del proceso de separación al profesor guía o tutor del grupo para que pueda comprender, acompañar y acoger convenientemente al estudiante en tan difícil situación, además que los dos progenitores deben intervenir conjuntamente en los asuntos escolares de los hijos.

 ¿Qué conductas habrán de evitar siempre el padre y la madre cuando actúan por separado con sus hijos? Utilizar a los hijos de manera consciente o inconsciente como refugio afectivo, como chantaje para dominar, perjudicar o vengarse del otro y hasta como trofeo de victoria.

Permitir que los hijos se enganchen a un solo progenitor en una relación cerrada, dependiente y empobrecida impide su maduración personal y relacional. Hay que poner límites, barreras y normas que les impidan ocupar el lugar del o la ex-cónyuge.

Las relaciones sociales, una nueva pareja, la ocupación profesional, la escuela, otros hermanos, etcétera ayudan a poner fronteras naturales a los deseos posesivos de los hijos y de los progenitores. 

Es un error, por ejemplo, consentir que los hijos ocupen la cama del progenitor, o que controlen y se opongan con éxito a una nueva relación o, inclusive, que indiquen verbalmente o impongan con su conducta que mandan ellos en casa.

En conclusión, la separación produce la pérdida temporal de algunos puntos de referencia que mantienen seguros a los hijos en la vida. Después de un periodo de "duelo" los niños deberán superar el periodo de inestabilidad, aunque no necesariamente.

lunes, 8 de abril de 2024

¿Cuánto afecta el divorcio a nuestros hijos? (1ra parte)

Los padres que afrontan la separación se preguntan a menudo si su decisión puede ocasionar un grave perjuicio a los hijos e hijas, qué pueden hacer para facilitar la adaptación a la nueva situación e incluso cómo han de dar continuidad a su papel de padre y madre, cada uno por su lado.

 Para los propios padres y madres en conflicto la situación por supuesto que es difícil y la posibilidad de hacer sufrir a los hijos aumenta realmente cada minuto que pasa y se acelera exponencialmente, si la vida en común se hace definitivamente insostenible.

 ¿Qué efectos provoca o puede provocar en los niños la separación de sus padres?: La gran variedad de situaciones, reacciones y efectos es lo primero que se puede constatar.

 Es habitual que la pérdida de la estabilidad, de las pautas de referencia y de la imagen del hogar unido produzca un cierto malestar en los hijos. Pero la serenidad, incluso la euforia al principio, por la perspectiva de una nueva vida sin tantos problemas es frecuente en algunos niños y niñas.

 En otros casos un profundo y prolongado malestar, sumado a diferentes dificultades preexistentes, puede desestabilizar el equilibrio emocional.

El estrés defensivo frente al cambio suele aparecer casi siempre al principio, donde los más pequeños de la casa pueden manifestar reacciones emocionales y psicosomáticas de diferente intensidad y prolongación. Algunos cambios de comportamiento, variaciones del estado de ánimo, episodios de angustia y alteraciones del sueño pueden aparecer y desaparecer mientras se reorganiza la situación.


La niña o niño, en su tendencia egocéntrica natural, puede sentirse culpable en algún momento de las desavenencias de sus padres a causa de su conducta revoltosa e inclusive de rebeldía, por sus preferencias o por sus deseos destructivos contra uno u otro progenitor.

 A lo anterior se suma la aparición de dificultades en el proceso de aprendizaje escolar, donde el o la estudiante evidencia aislamiento, tristeza, apatía, no cumplimiento de las tareas escolares, entre otras.

 ¿Cómo deberían actuar los padres para suavizar la adaptación a la nueva situación? Un proceso de separación no precipitado permite un cambio mejor asimilado. La separación gradual, suave y sin estridencias permite que todo el mundo se adapte. Es mejor prevenirlo y ejecutarlo poco a poco en un periodo razonable. Hay que evitar anuncios - sorpresa de hechos consumados. Pero es igualmente perjudicial una situación excesivamente prolongada, ambigua o destructiva.

La racionalidad entre la pareja facilita mucho el proceso de ruptura y la toma de decisiones serenas. Pero en muchos casos un profundo resentimiento enturbia la experiencia pasada, los intentos de conciliación y los inicios del nuevo proyecto de vida.

Conviene resaltar la importancia que cobra la figura de un profesional mediador de conflictos familiares que, aceptado por los dos cónyuges, puede ayudar a madurar decisiones, a contener actitudes destructivas y a buscar soluciones con cordura para las diferentes situaciones que se vayan presentando.

 Continuaremos…                            

lunes, 1 de abril de 2024

El trabajo nos mantiene…

Por el título resulta lógico pensar que cuando trabajamos, del mismo recibimos una remuneración económica que al menor nos permite cubrir determinados gastos básicos en lo personal y por supuesto dentro del núcleo familiar.

Que, por supuesto surge la duda, si realmente, ¿lo cubrirán o no?, en función de los gastos o de los gustos estableciendo para ello (quizás) una política interna de planificación, ahorro, podamos atender por una parte lo imprescindible: un techo, alimentación, vestimenta, materiales inherentes a la profesión o estudio, etc.

Qu en el caso de los gustos, no pensando en uno – “cuando la cobija no alcanza para tanta gente” -, pero si al menos programar una salida donde se rompa la rutina, y aunque sea un pecado “capital”, hurtar de un jardín sin dueño al menos una flor y regalarla.

Hasta aquí, una sencilla reflexión, con mucho optimismo y tratando de ver el lado positivo y no necesariamente un cuento ¿rosa?; para ello adentrémonos en ese órgano fabuloso que se llama cerebro.

El cerebro es un órgano complejo y con un funcionamiento apasionante, que gracias a él podemos llevar a cabo acciones tan dispares como pensar, hablar, escribir, recordar, bailar, respirar, soñar…

Y hago un alto aquí en estos últimos verbos infinitivos, seleccionando algunos de los mismos:

·         Pensar. Nos conlleva a la búsqueda de soluciones.

·         Hablar. Lo cual nos permite comunicarnos con quienes nos rodea en función de sacar las mejores conclusiones, un mayor aprendizaje mutuo sobre todo cuando nos retroalimentamos.

·         Escribir. Fascinante - por cierto, una de mis fórmulas ya no tan secretas -, donde me sumerjo no solo para que le den lectura, sino para que también piensen, hablen (para sí o compartan), escriban, aunque sean los primeros pininos[1]

·         Recordar. Existe un dicho, que dice “… es volver a vivir”, para lo cual se requiere de un espacio, diría necesario, donde el mismo nos proporcione tranquilidad ¿contacto con la naturaleza?, y cuya concentración nos “regrese” a los mejores momentos y logros como parte de nuestro desempeño laboral y personal; momentos donde rescatamos los ratos agradables de aquellos que ya no nos acompañan; rememorar de lo que una vez (o más) nos salió mal y descubrir el error, para la búsqueda de un nuevo proyecto.

·         Bailar. Aunque a veces las circunstancias, nos alejan - aunque uno o quisiera -de “mover el esqueleto”, que por la edad pases de un género a otro (del rock and roll al bolero) Nota: No se me ocurre pensar en el perreo.

·         Soñar. Lo cual no cuesta nada, pero me sumo a la siguiente frase: “La esperanza está en los sueños, en la imaginación y en el coraje de quienes se atreven a hacerlos realidad”[2]


Concluyo, (tal vez con un 75 % de acierto) que gracias al trabajo en confabulación con el cerebro (¿o el cerebro con el trabajo?), nos mantiene vivo y recuerde no todo es trabajo y de tener dudas repase una vez más los verbos en infinitivo.



[1] La voz pininos es un mexicanismo, es decir, una palabra propia del español de México. Se refiere a los primeros pasos que da un niño o un convaleciente; también a los primeros pasos que se dan en alguna actividad, arte o ciencia.

[2] Jonas Edward Salk. (1914-1995) Investigador médico y virólogo estadounidense, principalmente reconocido por su aporte a la vacuna contra la poliomielitis.