lunes, 25 de mayo de 2020

Mirando con otra óptica.


Hará un par de meses, tal vez tres, elaboré un artículo o columna referente a como observada el transcurrir de la vida mientras caminaba por el barrio, en función de “estirar” el sistema óseo-muscular a la par de escuchar – vía audífonos – un poco de salsa (mezcla de los sonidos africanos y caribeños) la que me ocasionaba mentalmente “tirar un pasillito”, recordando los tiempos mozos.

Personas de la tercera edad en los portales, tomando un poco de Sol cuando el mismo va en pleno descenso; buses regresando de los colegios deteniéndose frente a cada hogar, “descargando” a niños(as) con sus camisas o blusas un tanto por fuera, zapatos deportivos un tanto polvosos o enlodados, como una evidencia de haber aprovechado en demasía el tiempo de receso.

Cruzarme con personas sumadas a la disminución de calorías enfrascadas en ropa deportiva, gorras, anteojos oscuros, colgando en su brazo su Smartphone con el propósito de medir: latidos del corazón, pasos caminados, kilometraje, y otros. ¿Las edades? Jóvenes, adultos y más que adultos.

Hoy las cosas han cambiado, evidenciado primero porque soy uno menos que transita por el pavimento; ¿otras evidencias? Mayor número de carros parqueados – anteriormente en la mañana calles vacías, diría que desoladas – que dificultan la pasada de aquel que vende helados haciendo sonar las campanitas, en aras que los niños al menos se asomen; de la vendedora de pan con su canasta sobre la cabeza erguida; del camión que divulga la venta de botellones de agua; el incremento de motoristas de entrega rápida de alimentos, medicinas; menos niños y niñas jugando fuera de casa y algo que me llama la atención es que todos o casi todos llevan su mascarilla o nasobuco, tratando de evitar con ello la adquisición de agentes infecciosos microscópico que se transmiten a través de gotículas (pequeñas gotas de secreciones - principalmente saliva y moco - que se expulsan de forma inadvertida por la boca y nariz al realizar acciones como toser o incluso hablar en voz baja o espirar)

¿Qué ha cambiado en lo personal? Darme cuenta de varios hábitos que constituyen una rutina, por ejemplo: una taza de café al despertar, las de las 10 de la mañana y la tercera, tras dormir la siesta; no puede faltar los 8 vasos de agua ( o de 2  a 3 litros diarios); “sumergirme” más tiempo en los medios audiovisuales de la casa; que decir de las redes sociales, donde por una parte aprecias las contradicciones de las medias verdades o falsas noticias que “luchan” afanosamente por ganar la batalla de ¿la verdad?; por otra el intercambio de memes  criticando, con mucho humor los errores de noticias con mucha creatividad e imaginación que te arrancan fácilmente una carcajada anónima.

Visualizar – cuando entras a una red – el significativamente aumento de personas conectadas (posiblemente en horario de trabajo o para “defenderlos” en horario de teletrabajo) como señal de agobio donde tal vez las condiciones de trabajo no sean nada idóneas comparadas a su trabajo, por ejemplo: solamente verse sentado – como docente - durante horas, cuando en el aula de clase, transitaba a través de los espacios entre sillas o pupitres, largas distancias hoy se reduce a posibles trastornos del sistema circulatorio o adquirir el y Síndrome del túnel carpiano, producto del uso excesivo del mouse, provocándote entumecimiento, hormigueo, debilidad o daño muscular en la muñeca y los dedos de la mano.

Se me acaba el tiempo, con su permiso los dejo hasta la próxima edición ya que debo realizar mis aeróbicos en el interior de la casa tratando de acumular pasos tras pasos, pedaleando, bailando con la profesora virtual, en fin disminuyendo calorías y “gastando” ocios.  


lunes, 18 de mayo de 2020

Para muestra…varios botones.


No escribir en tiempo presente ante y sobre la situación pandémica resulta complejo, queda claro que una gran influencia lo generan los medios audiovisuales y escritos en formato digital, de aquí que es lo que más llama la atención y que en este momento se vincula a lo económico, donde alarmantemente éste último presiona muy fuerte al primero.

Otros aspectos que debieran ser tan importantes como noticias pasan a un segundo plano (otros problemas sociales, ambientales, etc.), pero siempre he sido de la opinión que “para que un problema sea suplantado, solo se logrará con otro nuevo problema”.

Cuando por un motivo muy necesario debo salir de la casa, cumplo con todas las normas de higiene (nasobuco o mascarilla del tipo quirúrgica – las hay de tela comunes que mientras más capas tenga mejor, nylon, poco recomendable las pañoletas de algodón, superadas positivamente  por las hechas de edredones -; guantes – de latex, nitrilo, vinilo con talco, sin talco, en fin una amplia variedad que todo dependerá del poder adquisitivo de cada cual, a lo anterior le sumo un frasco spray de gel-alcohol en la guantera del vehículo y no puedo olvidar la infaltable gorra que no solo protege del posible virus, sino también del terrible calor (que sobre pasa en ocasión los 36 oC promedio, en los horarios de 8 am – 6 pm)

En el recorrido, se visualizan pocos vehículos de todo tipo – mucho más escaso que en tiempos “anti pandémicos” - y mientras espero pacientemente que nuestro “policía de tránsito” con sus luces (verde, amarilla o roja), me dé el OK, para poder cruzar con cuidado (sí con cuidado, sobre todo ante los violadores de leyes vehiculares o peatones que aún no dominan ni aplican el concepto de prever); en el semáforo siguiente mientras esperaba la luz verde situado en el carril del centro, próximo a una parada de bus o transporte público (también llamado autobús, ruta, colectivo, bondi, guagua, camión, micro u ómnibus)

En la parada al azar conté a un grupo de estudiantes - que se identificaban por su uniforme - con nasobuco en una relación 1:10, entiéndase una sola persona con nasobuco, de 10; en el caso de guantes nadie; en ese momento se detuvo un bus, subiendo de forma desordenada, (¿propio de la edad?) donde no respetaban entre ellos y parte del público que ya se encontraba en el interior del vehículo, el distanciamiento social que amerita la enfermedad.

Indiscutiblemente que el hecho antes señalado y otros, evidencia la falta de concientización que al menos los y las docentes debemos seguir incidiendo en el estudiantado, que a su vez puede ser retransmitida a los hogares, a vecinos, a amigos.

¿Por qué no detener el inicio de la clase (sea presencial o virtual), independientemente de la disciplina (ciencias sociales, naturales) y organizar el aula o local buscando el distanciamiento adecuado? y que de no ser posible por la cantidad de estudiantes versus capacidad del local en general, analizar como tema a abordar: ¿Cómo solucionar la probabilidad de contagio en el aula o en su hogar, ante tanta proximidad? 

Estoy seguro que surgirán excelentes ideas y por supuesto soluciones.

Las clases que se imparten hoy no pueden ni podrán ser iguales en cuanto a metodología y recursos pedagógicos que se ofertaban a inicios o continuidad del presente curso escolar, se requerirá mucho esfuerzo de docentes, estudiantes, padres y madres de familia.

No queda duda alguna que será necesario, diría una obligación, a quienes corresponda invertir más en EDUCACIÓN y en el personal docente, concluyo con la cita siguiente: “…la educación ha de dar los medios de resolver los problemas que la vida ha de presentar”

lunes, 11 de mayo de 2020

Temor al desorden.


Hay dos leyes, una en la disciplina Física y otra en Termodinámica (rama de la física) que tiene una cierta semejanza en cuanto a contrarrestar una acción. En Física, asignatura que estudia las propiedades del espacio, el tiempo, la materia y la energía, así como sus interacciones, en la cual se presentan determinadas leyes, siendo una de ella la Ley de acción y reacción o tercera ley de Newton, cuyo enunciado es el siguiente: “Toda acción genera una reacción igual, pero en sentido opuesto”, por ejemplo: cuando tenemos que mover un escritorio o mobiliario en general que sea pesado, la fuerza de acción aplicada sobre el objeto hace que este se desplace, pero al mismo tiempo genera una fuerza de reacción en dirección opuesta que percibimos como una resistencia del objeto.

Si lo extrapolamos – extrapolar: Aplicar a un ámbito determinado conclusiones obtenidas en otro - la ley, a la actitud de un estudiante poco responsable, y que el docente llama la atención por no hacer reiteradamente las tareas o no asistir puntual (la acción), existe la probabilidad que el joven en cuestión trate de justificar (reacción) su irresponsabilidad ante el hecho poco convincente.

Pasemos a la Termodinámica, ¿qué estudia? “Las acciones mecánicas del calor y de otras formas semejantes de energía”, y si nos dirigimos a la segunda ley o Ley de la Entropía, ésta menciona: “La cantidad de entropía en el universo tiende a incrementarse en el tiempo”; cuando busco específicamente el significado de entropía, se plantea “grado de desorden de…”

Con esta ley se explica la irreversibilidad de los fenómenos físicos, por ejemplo: una vez quemado un papel, no puede hacer que regrese a su forma inicial.

Si una vez más extrapolamos la entropía = desorden, a un aula de clase donde el profesor por necesidad le explica al grupo de estudiantes salir un instante, indicándole que trabajen por equipos la actividad académica orientada; a partir de ese momento es posible que en la medida que el tiempo de retorno del docente al aula se extienda, se inicie el desorden: unos detienen su trabajo, otros hacen el uso del celular, que nada tiene que ver su con los ejercicios, otros inclusive se salen de la clase.

¿Cuál habrá de ser la reacción y la tendencia al desorden (entropía), una vez que la pandemia disminuya de forma gradual? Si bien ya hay evidencias de personas que han salido a la calle en diversos países producto de un conjunto de factores, siendo uno de ellos el económico.

Realmente, ¿será un reto para los individuos, familias que tomen la decisión de salir inmediatamente con “un alto al fuego”?; ¿Se cumplirán la tercera ley de Newton y segunda ley de la Termodinámica respectivamente? “Quedarte en casa (la acción), salgo a la calle (la reacción)”; “Salgo de la casa (la entropía) y no me va a suceder nada”
Solo le recuerdo y le reitero que – ya mencionado anteriormente – con la Ley de la Entropía y el ejemplo citado: donde una vez quemado un papel, no puede hacer que regrese a su forma inicial.

 Por favor piénselo una vez más: Tome las medidas pertinentes y no se arriesgue innecesariamente, ya que de no hacerlo, ¡no regresará a su forma inicial!