Prácticamente desde que nacemos (para algunos, hijos, nietos) ya los mismos eran ubicados en locales de guarderías, círculos infantiles, centros de desarrollo infantil, de modo tal que - posiblemente por trabajar la mamá o el papá, o ambos - ya habían personas que manifestaban a los más pequeñines cariño, ternura, cuidado, inclusive los primeros juegos.
Pasamos por los diferentes niveles de educación: primaria, secundaria, carreras técnicas, instituto o preuniversitario (prepa) y siempre tuvimos delante a uno más profesores, maestros que dejaron huellas en nuestra formación - no todos, recordando sobre todo a los más exigentes, aquellos que me pedían puntualidad en la entrega de los trabajos, la llegada a la clases antes del comienzo de la misma, los que tenía que demostrarles que había estudiado sin el uso del cuaderno o texto, !a la pizarra!; los que me regañaban duro cuando insinuaba copiar, que ganas que me tragara la tierra, cuando llamaban a mis padres por alguna indisciplina.
Toda esta "escuela" que no era la de la calle, ante la primera oportunidad - después de algunas desorientaciones y errores o fracasos - de estudiar magisterio fue mi vía de escape donde "probar fortuna"
Mis primeros estudiantes, con mucho atraso escolar cuyas edades oscilaban entre 20- 25 años, en 9no grado o tercer año, en una "zona roja" de la cuidad, y cuyos historiales eran muy diversos: algunos ex-presos, jóvenes solteras con hijos, en fin una escuela dentro de una escuela de aprendizaje, que por supuesto aún recuerdo.
¿Por qué digna profesión? Sencillo y tal vez no tanto, porque debemos ser ejemplos no solo en conocimiento, sino en valores, demostrarlos donde no cabe espacio para la doble moral, ni para el engaño, pero sí para el sacrificio, inclusive en muchas ocasiones dejar de atender a los nuestros, para atenderlos a ellos, y aunque equivocarse es de sabios, la rectificación a de ser prioritaria donde entra la flexibilidad, la tolerancia, la comprensión.

Una carrera en la que muchos sobrepasan y sobrepasarán décadas frente a las aulas, los diferentes niveles, la nuevas generaciones. Es una profesión muy singular, pero inigualable en nuestras vidas, para lo que amamos el magisterio y para aquellos en los que dejamos nuestras mejores experiencias. Yo cuando sea grande volveré !a ser maestro, profesor, docente! ¿Crees que amerita el esfuerzo que realizas o has realizado o porque no, realizarás para ser un buen educador? !Cuéntame de tus experiencias!
Antes de concluir ya algunas personas me han reclamado que hay otras profesiones, que también se enseña, se educa y es cierto. De ello hablaremos en próximas ocasiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario