Hará un par de meses, tal vez tres, elaboré un artículo o
columna referente a como observada el transcurrir de la vida mientras caminaba
por el barrio, en función de “estirar” el sistema óseo-muscular a la par de
escuchar – vía audífonos – un poco de salsa (mezcla de los sonidos africanos y
caribeños) la que me ocasionaba mentalmente “tirar un pasillito”, recordando
los tiempos mozos.
Personas de la tercera edad en los portales, tomando un poco
de Sol cuando el mismo va en pleno descenso; buses regresando de los colegios deteniéndose
frente a cada hogar, “descargando” a niños(as) con sus camisas o blusas un
tanto por fuera, zapatos deportivos un tanto polvosos o enlodados, como una
evidencia de haber aprovechado en demasía el tiempo de receso.
Cruzarme con personas sumadas a la disminución de calorías
enfrascadas en ropa deportiva, gorras, anteojos oscuros, colgando en su brazo
su Smartphone con el propósito de medir: latidos del corazón, pasos caminados,
kilometraje, y otros. ¿Las edades? Jóvenes, adultos y más que adultos.
Hoy las cosas han cambiado, evidenciado primero porque soy
uno menos que transita por el pavimento; ¿otras evidencias? Mayor número de
carros parqueados – anteriormente en la mañana calles vacías, diría que desoladas – que dificultan
la pasada de aquel que vende helados haciendo sonar las campanitas, en aras que
los niños al menos se asomen; de la vendedora de pan con su canasta sobre la
cabeza erguida; del camión que divulga la venta de botellones de agua; el
incremento de motoristas de entrega rápida de alimentos, medicinas; menos niños
y niñas jugando fuera de casa y algo que me llama la atención es que todos o
casi todos llevan su mascarilla o nasobuco, tratando de evitar con ello la
adquisición de agentes infecciosos microscópico que se transmiten a través de
gotículas (pequeñas gotas de secreciones - principalmente saliva y moco - que
se expulsan de forma inadvertida por la boca y nariz al realizar acciones como toser
o incluso hablar en voz baja o espirar)

¿Qué ha cambiado en lo personal? Darme cuenta de varios
hábitos que constituyen una rutina, por ejemplo: una taza de café al despertar,
las de las 10 de la mañana y la tercera, tras dormir la siesta; no puede faltar
los 8 vasos de agua ( o de 2 a 3 litros
diarios); “sumergirme” más tiempo en los medios audiovisuales de la casa; que
decir de las redes sociales, donde por una parte aprecias las contradicciones
de las medias verdades o falsas noticias que “luchan” afanosamente por ganar la
batalla de ¿la verdad?; por otra el intercambio de memes criticando, con mucho humor los errores de
noticias con mucha creatividad e imaginación que te arrancan fácilmente una carcajada
anónima.
Visualizar – cuando entras a una red – el significativamente
aumento de personas conectadas (posiblemente en horario de trabajo o para “defenderlos”
en horario de teletrabajo) como señal de agobio donde tal vez las condiciones
de trabajo no sean nada idóneas comparadas a su trabajo, por ejemplo: solamente
verse sentado – como docente - durante horas, cuando en el aula de clase,
transitaba a través de los espacios entre sillas o pupitres, largas distancias
hoy se reduce a posibles trastornos del sistema circulatorio o adquirir el y Síndrome
del túnel carpiano, producto del uso excesivo del mouse, provocándote entumecimiento,
hormigueo, debilidad o daño muscular en la muñeca y los dedos de la mano.
Se me acaba el tiempo, con su permiso los dejo hasta la
próxima edición ya que debo realizar mis aeróbicos en el interior de la casa
tratando de acumular pasos tras pasos, pedaleando, bailando con la profesora virtual,
en fin disminuyendo calorías y “gastando” ocios.
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