lunes, 16 de noviembre de 2020

Los textos y la modalidad virtual

Cuando Johannes Gutenberg inventa la imprenta (obrero alemán, de profesión orfebre) en el año 1440, siendo una de sus publicaciones más importante la Biblia (1452) cuya característica es que en cada página poseía 42 líneas impresas, siendo considerado el primer libro impreso con tipografía móvil.

En el siglo XV los libros eran difundidos a través de las copias manuscritas de monjes – aunque no todos sabían leer y escribir, de aquí el nombre de copistas, siendo realmente imitadores de signos y en el caso de las ilustraciones y las mayúsculas eran producto decorativo y artístico donde decoraba cada ejemplar que realizaba según su gusto o visión. Cada uno de estos trabajos podía requerir hasta ¡diez años! dependiendo del tamaño del manuscrito o libro.

Han pasado más 5 siglos y las publicaciones de materiales impresos (textos, periódicos, revistas, cartas, y documentos en general) continúan de aquí que exista un hábito una cultura de leer, de tocar con los dedos de la mano y en ocasiones humedeciendo uno de ellos para pasar a la siguiente página. Hay quienes disfrutan la lectura disciplinadamente como una condición necesaria para conciliar el sueño, pero desfavorablemente la costumbre de lo impreso, su tendencia es a “disolverse” diría que en modo parcial.

¿Cuántas generaciones de estudiantes – de todas las edades – solían trasladar en su mochila o simplemente bajo el brazo, los textos de las diferentes asignaturas que le correspondían en el día? El mundo evoluciona, arribamos al siglo XXI, dos décadas transcurridas y en esta ocasión la información académica la trasladamos simplemente en el bolsillo, mochila e inclusive como una “extensión” de la mano, a través de un celular, computadora u ordenador o tableta. 

Retomando la lectura, al docente se le adiciona la responsabilidad en tiempos de Educación Virtual, de seleccionar los distintos tipos de información que compartirá con sus estudiantes, investigación que deberá ser por una parte “filtrada” previamente y es aquí donde entra en juego el diseño instruccional, que se apoya en una serie de técnicas que ayudan a la construcción de un guion a partir del texto original, y cuyo fin es mejorar la didáctica del curso, sumando a lo anterior material audiovisual, videos, animaciones, juegos y logrando con ello una adecuada interactividad.

¿Qué deberá tener en cuenta el docente, para evitar que el estudiante de e- learning alcance una situación crítica para no comprender textos, no realizar análisis críticos y de leer documentos complejos? Para ello te sugerimos varias “combinaciones o sustituciones” y otros como la combinación de texto y vídeo.  

Mientras que el texto – bien escrito, sin errores ortográficos, comprensible, accesible - es ideal para transmitir un tipo de conocimiento más conceptual, el video complementa y amplia visualmente el tema desarrollado; Sustituir texto por imágenes o iconos. Con ello la información que se pretende transmitir es mucho más visual, genera más impacto. Por ejemplo el uso de la infografía.

Estructura del texto. Con el empleo de “botones o iconos” que al darle clic sobre ellos (establecimientos de vínculos o enlaces [link]) en la pantalla se desplieguen más datos e información; Incorporar pequeños test o ejercicios, con lo cual logras involucrar más al estudiante, a la vez que ayuda a fijar conocimientos.

Lograr que el estudiante no se canse de una alta "carga cognitiva" ante una pantalla y que a la vez pueda procesar la información “endulzada”, dependerá exclusivamente de usted profesor Gutenberg del siglo XXI. 

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