lunes, 13 de diciembre de 2021

¡Por favor …cumplan!


La afirmación que tiene como título el artículo de hoy, me hace pensar por un problema – de ser escuchado reiterado en mi entorno, entiéndase aulas de clases, instituciones – la reclamación de un(a) docente haciendo un llamado a que sus estudiantes, sean puntuales[1] en la entrada al aula, así como tras el receso; que las tareas además de hacerlas, la entreguen en tiempo; en apoyar que el local se mantenga limpio, así como las sillas ordenadas tras concluir la clase; pónganse las mascarillas, mantengan las distancias, échense el gel  y tantas otras actividades que conllevan a la formación de una disciplina.

Si bien podemos aducir que la escuela (pre kínder o pre escolar, kínder, primaria, secundaria, bachillerato, carreras técnicas y universidades) comienza un proceso de consolidación de este valor y de formación cuyo propósito es educar a la persona bajo ciertas normas y reglamentos, - aunque no todo esté escrito “en piedra”, ya que difícilmente todo se puede regular – por ejemplo: hace tal vez unos 10 años atrás el uso del celular era penalizado, hoy en día es una condición hacer uso del mismo (bajo la modalidad presencial o virtual)

Este valor – la disciplina – en la educación en muchas ocasiones se considera controvertido ya que puede generar producto de la falta, temor, miedo, preocupación en el estudiantado, más en los padres cuando el estudiante al llegar a casa expresa “mamá, mañana deben ir a la escuela…” hecho que sucede en los primeros subniveles primaria – bachillerato, pero que suele disiparse, cuando se entra a la universidad, donde los padres de manera equivoca valoran que el joven, ya es “grande” y se alejan de la institución, de lo que sucede “dentro”.

Y para colmo, de ser llamados los padres ante una indisciplina en la Alma Mater, unos asisten endemoniados, molestos, de que hijo era “modelo” en el bachillerato; obviamente la institución deberá prepararse para ello adecuadamente y analizar con profundidad el hecho acaecido y la sanción que amerita.

Un factor clave – secundaria, bachillerato o preuniversitario y universidad – es someter, dar a conocer el reglamento académico en el estudiantado y en los padres, (que puede variar su entrega según el nivel en con quién compartirlo), pero necesario, ya que la efectividad y comprensión del mismo – más allá de una sanción -, debe constituir una medida preventiva.

Pero diría que el meollo de tener éxito a la hora de dar a conocer el reglamento, es ¿cómo hacerlo llegar al estudiante, para que logre el impacto que amerita? En su momento me correspondió hacerlo por responsabilidades ocupadas que hoy catalogo que fueron un verdadero desastre (por muy ilustradas que fuesen las diapositivas), chicos chateando, sonriendo, no prestando la atención necesaria, mal sentados en el local, lo cual me hacía inclusive llamarles la atención en el desarrollo de la actividad.

Si lo hiciese hoy lo haría diferente – un local más amplio, por, ejemplo auditorio – donde con apoyo de estudiantes de años superiores, desarrollaría mediante un socio drama (representación o dramatización de un tema de interés o de una situación de la vida cotidiana mediante la representación del hecho por un grupo de personas), donde abordaría como tema: “Factores sociales negativos que inciden en nuestros jóvenes” (la droga, el fraude, etc.); a la par de una muestra de carteles, infografías, que permitan una mayor sensibilización.

Por supuesto con apoyo de tecnología, haciéndole llegar a sus celulares, correos electrónicos, el reglamento, pero combinado con mensajes propositivos de historias de buenos estudiantes que fueron reconocidos por sus logros académicos y extracurriculares.

Queda claro que, ante una violación del reglamento, habrá que aplicar sanciones, llamados de atención que siempre han de tener un fin educativo, de mejora de cambio en el estudiante, que para el caso de la persona que le corresponde aplicar, deberá tener en cuenta muchos factores, pero además valores intrínsecos como la tolerancia, la justeza.


A veces se logra más, con: “¡No lo vuelvas a hacer”, que, “lo siento mucho, pero serás sancionado según el artículo…”! Queda claro que no hay recetas mágicas, para garantizar la disciplina, pero… cuando tenga problemas, abórdelo profesor(a) de forma individual, creando para ello un ambiente propicio. Se lo recomiendo, ¡funciona!



[1] Puntualidad, tema que abordaremos próximamente.


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