lunes, 4 de noviembre de 2019

¡Disciplinar!


Enseñar a un niño a comportarse de una manera aceptable es una parte esencial de su crianza. La disciplina varía con la edad y no hay una única manera de criar a los niños. Generalmente, los niños quieren complacer a sus padres. Los padres pueden integran este deseo de complacer a las actividades disciplinarias que les propongan a sus hijos. 
Cuando los padres demuestran su alegría y aprobación por algún comportamiento que les gusta, están reforzando el buen comportamiento de su hijo. El padre o madre no puede ser tan estricto que el niño o el adolescente no sientan el amor y la buena intención de estos, pero también el padre o madre deben tener control sobre sí mismos cuando están molestos o incómodos. Por ejemplo, si bien un grito de ¡no! puede atraer la atención de un niño pequeño que está a punto de cruzar la calle, también puede conseguir intranquilizar a un bebé que está llorando.
Cada familia espera un comportamiento diferente de sus hijos. A un niño se le puede permitir ir y venir cuando quiera, mientras que a otro se imponen unos horarios fijos para volver a casa cada día. Cuando los padres y los niños no están de acuerdo en estas reglas, deben tener un intercambio de ideas que les permita conocerse mejor. Sin embargo, los padres son los responsables de establecer las reglas y los valores de la familia.
Es más fácil evitar que un comportamiento indeseable empiece, que ponerle fin después. Es mejor colocar los objetos frágiles o valiosos fuera del alcance de los niños pequeños que castigarlos por romperlos. Los padres deben estimular la curiosidad dirigiéndola hacia actividades tales como hacer rompecabezas, aprender a pintar o leer.
Cambiar el comportamiento del niño puede ayudarle a obtener un mejor dominio de sí mismo, cosa que necesitará para ser más responsable y considerado con otras personas. Es por ello que los niños pequeños necesitan que sus padres les guíen y apoyen para comenzar el proceso de aprender a controlarse. Cuando los padres guían el proceso, el auto-control aumenta durante los años escolares. Los adolescentes pueden todavía experimentar y rebelarse, pero la mayor parte de ellos pasa por este período y llega a ser un adulto responsable, especialmente si desde temprana edad han experimentado un buen entrenamiento.
Está comprobado que las familias transmiten sus métodos de disciplina y sus expectativas a los niños de generación en generación. Cuando los intentos por disciplinar a un niño no tienen éxito, puede ser beneficioso consultar con alguien externo a la familia para que ofrezca sugerencias sobre la educación de nuestros hijos e hijas. 
¿Quién puede apoyarnos externamente? Los profesores, maestros los cuales nos pueden proporcionar elementos básicos de los problemas que debemos nosotros los padres y madres atender. ¿Por qué? 
Son las personas que conviven diariamente con nuestros hijos, no solo en el arte de brindar información científica para que la apliquen, sino también poseen el don de educar y orientar de forma adecuada la conducta, necesidades y aspiraciones, que de lograrlo de forma articulada padre – madre – escuela  podrá mejorarse el camino para que los niños aprendan lo que la sociedad espera de ellos y lo que ellos pueden esperar de sí mismos. 
Por cierto, ¿cómo disciplina usted a sus hijos/as?

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