
La
ayuda de los maestros suele ser muy valiosa siempre que los padres y madres
vayamos a ellos con una actitud adecuada. Los y las docentes no poseen una
“varita mágica” que asegure el éxito de sus estudiantes. Pero sí tienen datos
del rendimiento del muchacho y observaciones de su comportamiento en clase.
Ellos dan su versión, que puede ser muy objetiva, aunque no totalmente, pero es
muy importante. Después, los padres, hemos de hacer los deberes a que nos hemos
comprometido.
Porque
de nada sirve hacer muchas visitas a la escuela o instituto si, cuando salimos
de la entrevista, no apoyamos al menos, las tareas en casa. Es como ir al
médico y no tomar las medicinas. Ayudar a los hijos a hacer los deberes en
casa, valorando el trabajo individual que nuestro hijo ha de hacer fuera de la
escuela. Enséñale a anotar en una agenda – por qué no en el propio celular - las
tareas con precisión, a organizar el tiempo en casa (hacer horarios con tiempos
de estudio y de descanso), proponerse metas cortas...
Suele
darse el caso también que como causa de los malos resultados, el estudiante no
tenga las habilidades creadas o formadas para el estudio, el cual puede
lograrse con la ayuda extraescolar de un profesional que, individualmente, le
enseñe a estudiar y le proporcione los conocimientos necesarios para cubrir las
"lagunas" que seguramente tiene. Con frecuencia, el fracaso de un
alumno se debe exclusivamente, por ejemplo, a un problema concreto de lectura.
Otro
elemento a favor, es darles responsabilidades a los hijos en casa desde que son
pequeños. La experiencia escolar demuestra que los alumnos que colaboran en
casa responsablemente - ponen la mesa, sacan la basura, hacen la cama,
colaboran en la limpieza..., suelen tener más éxito en los estudios que
aquellos que no hacen nada.
Un estudiante pocas veces
admite que no es capaz de sacar adelante una asignatura. Su orgullo y su amor
propio le impiden reconocer su falta de habilidad para el estudio o su falta de
conocimientos previos necesarios (lo que se conoce como "lagunas")
para seguir aprendiendo, por lo que prefiere dar la imagen de vago antes que
reconocer otros problemas, ya sean emocionales o intelectuales.
Los padres y madres, que
somos los adultos responsables que tiene a su lado el estudiante para ayudarle,
debemos tener el temple suficiente – inclusive a veces sin la preparación
académica necesaria, por lo que puede recurrir a algunas de las recomendaciones
realizadas - para ofrecer a nuestros hijos, ayudas y alternativas racionales
que le permitan desarrollarse como persona de forma satisfactoria.
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