
Ello me recordó en ese instante
de un profesor de la Universidad, que luego fuimos compañeros de trabajo, el
cual una vez había expresado (tendría alrededor de unos 85 años), “que…moriría
con las botas puestas”, entiéndase, que mientras tuviese, vida, fuerza, salud
seguiría estudiando, investigando, dando clase y así fue. Lo cumplió (QEPD)
¿Querría hacer yo lo mismo? Seguir trabajando, sí; morirme
no. Por x circunstancias tomé la decisión de pasar como trabajador en activo a una
situación pasiva o de inactividad laboral.
¿Resistiría el cambio de pasar a 14 horas de trabajo
intelectual, ligado al ejercicio físico de caminar más de cinco kilómetros
diarios en gestiones por pasillos, aulas y oficinas de la ALMA MATER a circunscribirme
a los 79 metros cuadrado de mi hogar y cero trabajo?
La respuesta fue – la primera – ocuparme sobre todo
mentalmente de aquí surgió la necesidad de continuar escribiendo, a ello le siguió hacer ejercicios físicos en
casa y fuera de ella, transitando en el mejor horario cuando casi desciende el
astro Rey y refresca un tanto la temperatura; otra opción fue realizar una
serie de gestiones domésticas, tales como limpiar, ordenar, realizar la compra
diaria, tener mayor control de los pagos financieros que me corresponden, preparar
mi almuerzo – gracias a los avances de los alimentos ya muchos pre cocidos o empacados
- lavar los trastes o vajilla de lo utilizado en el desayuno, almuerzo y cena, y
otros y otros.
Se me amplió el tiempo para poder darle lectura a medios
escritos (libros) y visualizar periódicos, noticieros en modo digital y por qué
no a través de plataformas también digitales, películas, series, documentales,
etc.
Además hubo un cambio en los temas a conversar en la familia, - recuerde
que ya no hablaba de mi trabajo – por tanto el giro iba relacionado con la
labor del resto de la familia, además de cambio de roles: una persona más del
hogar, comunicarme más – aumentando la frecuencia – a través de las redes con
familiares, ex compañeros de trabajo y amigos/a, aunque nunca al extremo.
La vida de pronto, la humanidad dio un gran giro y con el surgimiento
de la pandemia (coronavirus, en este caso) muchas, pero mucha personas activas
laboralmente pasaron a trabajar a sus hogares (teletrabajo o trabajo a
distancia), otras despedidas, lo que implicó un cambio de conducta y
comportamiento catalizado por el COVIS -19, en el seno familiar y social.

Por lo visto – hecho latente – para países cuya propagación
viral sigue, donde en este momento no hay una luz concreta de solución científica,
al menos a corto plazo, y que muchos/as han pasado a la condición de “pre-jubilados”,
donde todos – insisto todos - los miembros de la familia son importantes, nos
cuidemos, aprovechemos este período para una mejor comunicación, hacer lo que
la rutina del trabajo no nos permitía.
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