
Es increíble la sobresaturación de información a través de
las redes sociales, televisoras, la cual en lo personal no me resulta agobiante
dada la panorámica de como se ve afectado el planeta Tierra, además de los
testimonios de mucha personas afectadas, entrampadas a miles de kilómetros de
sus hogares o familiares, teniendo en cuenta la suspensión de casi todos los
medios de transportes, y lo peor no tener una fecha definida, clara de cuando
retornar a casa.
Los hechos demuestran que no todos los países están
igualmente preparados (aunque prevalece la desigualdad “de atención médica”
entre países del primer mundo y los del tercero - por cierto no recuerdo cuales
son los del “segundo mundo”, ¿o es que acaso este último ya desapareció? -)
tomando como referencia el nivel de preparación del personal de salud, los
recursos de infraestructura, medicamentos, el nivel de concientización de la
población, entre otras; otra arista se visualiza en las indisciplinas por
determinadas personas, de no cumplir adecuadamente donde se han establecido
cuarentenas o no, a pesar de los llamados de los organismos vinculados a la
salud nacional e internacionalmente.
Una vez que termine esta situación, será necesario a quienes
les corresponde por responsabilidad de dirigir, liderar desde el núcleo
familiar, centro de trabajos, empresas (pequeñas, grandes), organismos, e
instituciones públicas y privadas, valorar qué falló, que no se hizo bien, qué
faltó, por qué no fui solidario con, cuyas posibles soluciones se refugian en
los valores de las personas, en su educación, con lo cual se aniquilarían otros
virus, como el egoísmo, la individualidad, la arrogancia, el odio, la envidia,
la intolerancia, la incultura de no prever a tiempo, de no cumplir con la
normas básicas de higiene y saneamiento.
Muchas han sido las pandemias en el mundo, por ejemplo: La
viruela, (desde la antigüedad hasta el siglo XX) considerada la más letal en la
historia de la humanidad, con una estimación de más de 300 millones de personas
fallecidas; el sarampión por su parte con 200 millones; el cólera, según la
OMS, la Organización Mundial de la Salud, cada año hay más de 20,000 muertes;
El VIH con 32 millones desde el surgimiento de la enfermedad (al cierre de
2018); que no importa que estas hayan tenidos más defunciones, que el virus
actual; ¡están muriendo gente! (sin distinciones de edad)
Pensamos que la solución mágica está en manos de la
EDUCACIÓN, que si es prioridad de ahí saldrán los buenos valores en los futuros
médicos, investigadores, periodistas, economistas, pero, ¿acaso se escapa
alguna profesión cuando hablamos de las vidas de las personas, de los seres
vivos, del planeta Tierra?; por todo lo anterior no dudo, que si hay una
profesión necesaria, es ser maestro, docente, profesor, como el mejor antídoto
sobre la faz de nuestro ecosistema, así de sencillo.
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