
Estatus que
podría tener un carácter temporal, en función de nuevos cursos, que le permitan
una mejor hoja de vida y con ello probabilidad de un nuevo trabajo, donde quedarse
“sentado” no conduce a nada. Recuerdo que el mundo – entiéndase las mejores
opciones laborales - están hecha para los que perseveran y se superan
constantemente, para los que “luchan”, que pueden caer, pero que una vez más
deben levantarse.
Comenzamos
en el nuevo trabajo formal o informal y nos convertimos en un empleado: “Persona
que trabaja para otra o para una institución a cambio de un salario”, por
cierto esta definición la siento algo ¿compleja?, ¿por qué se preguntará?
Cuando entramos al “mercado” la persona debe sentirse comprometida con el
empleador, existen normas, reglamentos las cuales deben cumplirse y lo más
importante el establecimiento de una relación diría como “sentirse parte de…”; “…cuando
alguien me diga, ¿dónde laboras?”, con orgullo responder a la par de una
inhalación profunda, “en…”
Satisfacción
que será mucho más efectiva de recibir el efectivo si a la par de ello existe
una comunicación adecuada, fluida del empleador al empleado de reconocer el
esfuerzo realizado, la calidad del producto de su trabajo, acción que no debe
ser una hipótesis -suposición hecha a partir de unos datos que sirve de base
para iniciar una investigación o una argumentación -, sino un principio ético y
moral (identificados como Principios del Ser Humano), en el que se permita
flexibilidad, tolerancia y sobre todo cuando la vida se nos hace mucho más
compleja y en particular cuando se trabaja desde casa (teletrabajo) y más en la
labor docente (pero válida para cualquier oficio que se encuentre actualmente, bajo esta condición),
donde a modo de ejemplo: la clase – cuyo local se conforma por una silla
próxima a su “escritorio”, donde este último no es más que una tabla de
planchar, teniendo como fondo “la mejor pared” para cuando conversa con sus
estudiantes - se haya visto afectada de ser impartida en el horario
correspondiente por haberse ido la energía eléctrica en ese momento.
¿Y la
respuesta del empleador deshumanizado? – que controla el desarrollo del proceso
docente educativo en línea – reclame “sin ton ni son” (expresión es de origen
musical, utilizada para expresar cosas fuera de orden, medida, oportunidad u
ocasión, cosas que no tienen sentido porque son impertinentes, no obedecen a
arbitrio o conocimiento alguno y están fuera de lugar), ¿cuándo recuperarás la
clase?, sin mediar ¿“Cómo está profesor, su familia”?
Si realmente
es así, tiene sentido la definición de empleado: “…trabaja… a cambio de un
salario”, le añado por una necesidad imperiosa: al menos comer y garantizar la
alimentación de su familia.
Obviamente
un docente, un médico, un ser humano – que ama su profesión – sin importar
quién cuestione su labor, le dará el valor agregado de superarse, incorporar
nuevos elementos tecnológicos a sus clases, atender a sus estudiantes (a
pacientes, a las personas con las que interactúa) mucho más del tiempo formal
establecido.
Esta actitud vale más que un salario y es impagable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario