
En algunos países de la región centroamericana, así como en el continente europeo en la enseñanza media, bachillerato, la carga académica – también llamado horario, tiempo o jornada escolar – oscila semanalmente entre 30 a 40 horas, dividido entre 5 días de la semana de lunes a viernes, el tiempo delante de la computadora portátil (ordenador, laptop) o de escritorio, variaría entre 6 a 8 horas diarias, perfectamente casi una jornada de trabajo.

¿Qué implica tantas horas, sentado “presencialmente” – en el mejor de los casos - ante una pantalla que oscila desde 15 pulgadas (que equivale a la longitud de la diagonal de la pantalla), expresada en centímetros serían de 38.1 cm, o bien un ancho de 33.2 cm y una altura de 18.7 cm, dimensiones que se reducen drásticamente ante una notebook y qué decir de los celulares?
¿Qué se resquebraja? La salud. Partimos con el sedentarismo – reducción de ejercicios físicos, que conllevan a problemas vasculares -, se suman la fatiga visual, enrojecimiento, visión borrosa y hasta dolores de cabeza, tal vez con menos impacto en los adolescentes y jóvenes, pero sí con mayor incidencia en personas entre 40 – 60 años, pensando en el profesorado.
¿Posibles soluciones ante la virtualidad de las clases, donde trataré de responder las interrogantes del primer párrafo? Reducir gradualmente el número de horas clases (de menos a más, de 7mo a 11no o 12 grado), derivándose en impartición de los contenidos básicos – lo cual cambia el rol del docente, de conferencista, vinculado al análisis de ejercicios a ser orientador – acompañante – tutor, instrucciones referente al análisis de vídeos (aunque no siempre), temas que profundizan u apoyan, ejercicios, proyectos (actividades que el estudiante desarrollará en modo no presencial); con todo lo anterior, cambia la estructura de la clase.
Las siguientes sesiones, podrían estar dirigidas a aclaraciones de dudas, evaluación y análisis de los resultados, cerrando el “pequeño ciclo” (que no necesariamente sigue este orden), para abordar los temas siguientes. Si para algunos preocuparan las evaluaciones - estudiantes y profesores cada una o dos semanas (“más trabajo”), la decisión siguiente sería la eliminación de exámenes escritos muy formales aún en el sistema educacional, dejando los llamados cortes o períodos evaluativos para el reporte en cuanto a avances de los estudiantes.
En resumen: menos horas “presenciales – virtuales”, sin olvidar más horas del auto estudio del estudiante, investigador, autodidacta, mientras que para el docente más y más horas de preparación. No queda duda que se requiere de un equilibrio necesario ante las TIC, con o sin pandemia.
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