Los puntos
suspensivos (…) representados por tres puntos alineados horizontalmente al nivel
de la línea base de escritura son llamados así porque su uso es dejar en
suspenso – entiéndase aquello que mantiene la expectativa sobre una resolución
o el estado de tensión en una determinada situación – que en el ámbito del
arte, busca la expectación impaciente del espectador o lector por el desarrollo
de una acción.

¿Son ellos o
somos ellos, la representación del caballo negro (el hambre); el caballo rojo
(la guerra); el caballo bayo (la muerte) y el caballo blanco (la esperanza)? La
respuesta es un no relativo, lo cual aclararemos más adelante.
¿Y en el
caso de los cuatro fantásticos? Llamado así a un equipo ficticio de superhéroes
presentes en pasquines o comic, películas, series televisivas cuyas
características fundamentales eran la existencia de poderes mágicos, tales
como: poder estirar su cuerpo en longitudes y formas increíbles; hacerse
invisible y proyectar poderosos campos de fuerza; generar llamas, rodearse de
ellas, y volar y finalmente poseer fuerza y resistencia sobrehumana.
¿Son ellos o
somos ellos? La respuesta una vez más es un no relativo, lo pasamos a aclarar
en este momento, partiendo que lo común es nuestra edad – con muchos años de
experiencia, muchos – e impartimos docencia.
¿Por qué la
relatividad del no? Me atrevería a asegurar que combinamos características de
cada uno de los jinetes o fantásticos; ¿hambre? De capacitarnos, superarnos;
¿guerra? Cuando nos corresponde batallar contra los estudiantes, para que
cumplan con sus deberes más allá del aprendizaje de las disciplinas que imparte
cada cual (dos en el campo de las ciencias puras: matemática, uno en el campo
de las ciencias sociales y el cuarto en el áreas de las ciencias naturales);
¿muerte? La de los jóvenes que por no estudiar, aprender, aplicar, asistir a
clase, sencillamente “fallecen”, es decir quedan aplazados y repiten la
asignatura.
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Profesionales exitosos |
¿Y en el
caso de la esperanza? Los cuatro, cabalgamos en este corcel blanco, en cada
clase formando a jóvenes (hoy en día profesionales muchos de ellos en los
diferentes ámbitos laborales: docencia, medicina, intelectuales, abogados,
empresarios, etc.) que al encontrárnoslo en la calle, en las redes sociales, en
la institución misma previos a graduarse, siendo nuestra esperanza que sean
buenos ciudadanos.
¿Y de
fantásticos, tenemos algo de poderes mágicos? No estiramos nuestro cuerpo, pero
si nuestras mentes cuando aplicamos las mejores estrategias de aprendizajes y
uso de las herramientas TIC; sí, cuando atendemos a cada estudiante – uno por
uno – con mucha paciencia; sí, cuando nos hacemos “invisibles” velando porque
los estudiantes logren demostrar lo aprendido; sí, cuando “ardemos” al escuchar
justificaciones injustificadas de nuestros pupilos; y ¿poseer fuerza y
resistencia sobrehumana? Sí, y diría que de sobra, cuando son más de 40 años,
casi 50, insistiendo, luchando, formando bajo los principios morales y éticos a
varias generaciones.

¡Gracias
muchachos! Somos un buen equipo.
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