En la tarde, tras la siesta, una buena taza de café, un pase
por los canales internacionales, atiendo algún que otro recordatorio de alguna
plataforma o Streaming, y de resultarme atractivo, selecciono el material
audiovisual y el horario en que podré verlo posteriormente.
Hace unos pocos días, recordando la selección hecha, en un
excelente documental (historia de la segunda guerra mundial, el holocausto,
etc.) pude apreciar a una persona – la cual contaba su participación como ex –
prisionero, muy interesante, y doloroso a la vez -, pero, algo me hizo centrar
la atención en su camiseta (también llamado pullover, polo, jersey o playera),
de fondo azul claro y letras blancas, cuyo título es justamente: Face + book
Es posible que nunca, al que se le ocurrió, podrá darse
cuenta de dicho “robo literario”, pero realmente me resultó, ¡genial!, que, de
traducirlo en mi pésimo inglés, lo interpretaba como una crítica al uso de las
redes vía Facebook, por tantos y tantos millones de personas de todas las edades.
Me fui al traductor, para identificar el significado de
Facebook del inglés al español y la respuesta fue: Facebook; ¿Luego?, pues aquí
les va mi interpretación acerca del nombre del artículo: “Menos tiempo – cara a
cara -, en una pérdida de tiempo en las redes y más lectura o empleo de libros
para su aprendizaje”
Donde muchos podrán estar de acuerdo o no – y por supuesto
muy controversial - , sobre todo en función del uso productivo, que empleemos
en la comunicación, reitero productivo, por ejemplo: Conversar con amistades,
familiares, fotos, verse virtualmente, en cualquier parte del mundo;
intercambio de información entre docentes y estudiantes, donde se comparten
materiales de apoyo, textos, tareas, presentaciones y otros.
El discrepar, o no estar de acuerdo en algo, es y resulta
válido enjuiciar, pero no, cuando el lenguaje resulta ofensivo, con el empleo
de imágenes, palabras groseras, lo cual deja de desear y evidencia una
inadecuada o carencia de educación total.
Evidentemente este tipo de comportamiento, conlleva a que
reflexionemos, si realmente nuestros niños y jóvenes deben ser atendidos, con
mayor sistematicidad en cuanto a que hacen a través de las redes; sería
incorrecto – y por ende responsabilidad directa de los padres o tutores – pensar
que en los buscadores o plataformas indaguen, pregunten, pidan consejos
depositando mayor “confianza” en las redes y no en el seno familiar.
Estoy claro que los tiempos cambian, aunque más acelerado por
la tecnología, que informa y en muchos casos pseudo informa, por lo que
debiéramos estar alerta, inclusive abordarlo en la familia, con naturalidad, la
preocupación de los adultos hacia los jóvenes y no “abandonarlos” a que la
madurez se logre con el tiempo, acompañado de errores, tras “enredarse en las
redes”.
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