Cuando puse como parte del título «Un compromiso…», lo que se me ocurrió primero fue «La tarea…», sí la tarea, palabra muy común que, a docentes, estudiantes y padres de familia nos resulta inmediatamente familiar, algo así como – sin consultar al diccionario – ‘… lo que le mandó el profesor, para hacerlo hoy y entregarlo mañana…’
Por
lo visto la expresión anterior genera un efecto de tensión, carga, ante la ayuda
necesaria que necesita el menor [relación núcleo familiar – hijos (as)/nietos
(as)], dado que no necesariamente quiénes le pueden ayudar conozcan el
contenido de la susodicha tarea o tiempo, aunque tenga dominio de lo primero.
Pero,
¿tarea? No me aguanto…. ¡al diccionario!: Labor o trabajo que realiza alguien/Trabajo
que debe hacerse en tiempo limitado. ¡Bingo, lo encontré!, es más ¡acerté!, «…
que debe hacerse en tiempo limitado»; la problemática de todo lo antes
expuesto, lo cual hemos analizado como ‘carga’, cuando realmente se convierte
en un hábito, es que previo a la culminación de la clase –
diría que por inercia[1]
– las palabras ¿mágicas? serán: «… para mañana o la próxima sesión la tarea es
la siguiente…»
Posiblemente
ya algunos estudiantes habrán semi guardados sus cuadernos, unos cruzando los
dedos o rogando que no les ponga, ya que viene el fin de semana…y ¡zas! De la
página tal a la tal y en el mejor de los casos (en modo tecnología), «…ya les
he enviado vía correo o al chat del grupo la tarea».
Pero,
¿qué sucede si se sigue cumpliendo lo que hemos aprendido que, ¡no hay clase
sin tarea y no hay tarea sin clase!?; durante siglos con una educación cuasi
dogmática – exámenes escritos, docentes conferencistas, que no dejan ni chistar
(«… abran el libro, copien de la página…, todos en silencio…»). Por supuesto que
todo lo que es rutinario, cansa.
Si lo
anterior `le añadimos fuego’– al menos en los subniveles
de enseñanza media, bachillerato o diversificado y universitario – donde por
día recibe hasta 6 horas clases, ¿4 asignaturas? = 4 tareas ¡diarias!, donde si
cada tarea, su solución oscila de 15 minutos a una hora en la tarde o noche (ya
en casa), dedicaría diariamente digamos extracurricularmente unas 2 – 4 horas
de su vida, y ¿a la semana?
Esto
nos hace pensar que se puede seguir haciendo más de lo mismo, la tradicional
tarea, deberá transformarse en un compromiso – entiéndase,
acuerdo formal al que llegan dos o más partes tras hacer ciertas concesiones
cada una de ellas– más amigable, que agrade, que den deseos de llegar a la casa
para solucionarlo. ¿Ejemplos? «Para mañana la tarea es…»
Defina
que es familia |
¿Qué
te viene a la cabeza cuando escuchas la palabra familia? |
Mencione
las partes del cerebro |
La
atención constituye una aplicación voluntaria de la actividad mental o de los
sentidos a un determinado estímulo u objeto mental o sensible. ¿Podrías
citarme dos ejemplos? |
Para
mañana… |
¡Hoy,
no pondremos tarea! Pero quisiera que pensaran para la próxima clase – me lo
recuerdan por si se me olvida – ¿Qué haría cada uno de ustedes para mejorar
la felicidad en su entorno? |
Antes |
Ahora |
Solo profesor(a) le pido que lo considere y luego pregúntele - de aplicarlo - a sus estudiantes, como se sintieron.
Termino: una clase será mejor cuando usted capte a sus estudiantes, los sensibilice, no porque la tarea deje de ser importante, claro que lo es, ya que nos retroalimenta de lo que hacemos, sino porque los hicieron pensar, aplicarlo. La fórmula es esa, no hay de otra.
[1]
Inercia: Rutina/Propiedad de los cuerpos de mantener su estado de reposo o movimiento
si no es por la acción de una fuerza.
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