lunes, 26 de agosto de 2024

El éxito y la familia.

En una ocasión cayó en mi poder un libro donde este hacía referencia a cómo lograr el éxito, antes de leerlo pensaba que el mismo dependía exclusivamente de uno. 

¿Estaba equivocado? La respuesta a la interrogante me la proporcionaría la lectura y comprensión del voluminoso texto. 

A medida que pasaban las páginas me daba cuenta que una persona para alcanzar el éxito dependía fundamentalmente de su trabajo diario y de la claridad de la meta que se propusiera alcanzar. 

Pero el hecho no era aislado, donde los logros alcanzados tenían su repercusión en la familia; Si se fija en las familias que están por encima del éxito, que llegan a la excelencia, no es que no tengan problemas, los tienen, pero en vez de intentar eliminar las cosas negativas están enfocadas a crear cosas positivas que no estaban ahí antes. 

Nuevas metas, nuevas opciones, nuevas alternativas que optimizarán las situaciones. En definitiva, están orientados a la oportunidad.

 ¿Qué hacer entonces para lograr un éxito familiar? Dedicar un tiempo a planificar el futuro, no creando utopías (plan o sistema halagüeño, pero irrealizable) sino la confección de un "plan" convertido en pequeños pasos que tengan una continuidad en la vida. 

¿Resulta fácil de lograrlo? Lo más difícil es hacerlo sobre la familia, ya que estamos acostumbrados a planificar sobre un futuro individual, donde cada uno va hacia un lado. Pero piense en su familia como un todo, cada uno diferente, pero "juntos avanzando".

¿Una experiencia? Visitaba una escuela y una profesora había ideado - trabajando con niños y niñas, previamente orientados - recortar fotos o dibujos donde los chigüines se sintieran identificados con lo que les haría sentirse orgullosos de sus padres y hermanos en el futuro.

Los más pequeños comenzaron a dibujar, los mayores seleccionaban dentro de un mar de fotos ...cada grupo pensó en diferentes opciones. Cada grupo de estudiante, por equipo crearon sus propios carteles, los enmarcaron con ayuda de sus padres y los convirtieron en un recordatorio especial "Hacia donde vamos".

Siempre hay una oportunidad para comenzar a tomar las riendas de un futuro deseado "juntos hacia el éxito". Y si conforme pasa el año piensa que estaba sembrando sobre suelo infértil, recuerde lo que le sucede al árbol del bambú. Cuando se siembra, pasan años hasta que aparece el tallo. En este tiempo, no se ven sus raíces, pero son las que se van consolidando en el suelo.

Siguen pasando los años y, por más esfuerzo y cuidados que se le de, es hasta el quinto año cuando crece esbelto y fuerte.

Persistencia es la clave de su crecimiento. Igual que ocurre en la educación de nuestros hijos, la cual en muchas ocasiones le entregamos la responsabilidad parcial a los/las docentes, pero usted como madre y padre de familia, debe sumarse íntegramente.

Piense lo que quiere sembrar, ponga manos a la obra y use todos los métodos para abonar su sueño día a día; persista, manténgase en el tiempo, que cuando obtenga sus frutos, disfrútelos, ocurrieron gracias a su visión de futuro.

lunes, 19 de agosto de 2024

Cosas necesarias de rescatar.

No queda dudas que el uso excesivo de la tecnología del cual hacemos un uso desmedido en un porcentaje significativo de cada día, no cumpliendo con el propósito esencial de constituir una vía de comunicación asertiva y efectiva en sentido general, lo cual es tangible, y muestra de ello lo es y sea usted su propio testigo, ¿cuántas personas que se encuentran alrededor suyo en este momento, mantienen su visión en la pantalla de un celular, aislándose por completo del entorno que le rodea?

Varios países de Europa, que no por casualidad constituyen potencias a nivel mundial en el campo de la Educación, están restringiendo el uso de dispositivos electrónicos en los salones de clases (al menos en la modalidad presencial).

Lo que en un momento dio respuesta a la problemática de la no detención de clases presenciales producto de la pandemia (COVID-19), con sus pro y contras, tuvo su mérito, sobre todo para el empleo de la tecnología en la Educación.

Sin embargo, a pesar de todo ello, lo peor es que, para adolescentes y jóvenes en particular, resultan las consecuencias tales como:

·         Carencia de sociabilidad.

·         Pasa a ser una dependencia que raya en la adición.

·         El peligro de entrar en plataformas que no responden a la ética y moral.

·         Los padres considerar que para los menores y jóvenes sea un “entretenimiento” y mantenerlos ocupados.

Hay personas mayores que suelen plantear que tiempos anteriores, fueron mejores que los actuales, incidiendo con mayor énfasis en los juegos en la calle, donde primaba un número de valores, tales como: la amistad, el trabajo en equipo, la creatividad, la búsqueda de soluciones, la sociabilidad.

Juegos que solían celebrarse mayormente los fines de semana, bien asistiendo a un campo deportivo, acompañado de los padres, o sencillamente en una calle secundaria, evitando con ello el peligro con relación al tránsito.

¿Quién no construyó una bola o pelota, con un calcetín o media?, ¿qué decir de un pedazo de madera, que hacía de bate de pelota?, ¿quitar de la tendedera la soga o mecate para hacer uso de la misma, como cuerda para saltar sobre ella?

No puedo plantear que los juegos que son considerados tradicionales - juegos que, desde muchísimo tiempo atrás siguen perdurando, pasando de generación en generación, siendo transmitidos de abuelos a padres y de padres a hijos y así sucesivamente - hayan dejado de existir, pero la tendencia pareciera ser que lo es, cuando hoy prima la individualidad, ante una pantalla cuya diagonal oscila entre 5 – 6.8 pulgadas, la falta de atención a lo que se habla o sucede, sin exclusión de edades.

Que, si bien existe la opción de “jugar virtualmente”, a través del propio celular, computadora e inclusive una consola, no es lo mismo, ni se escribe igual.

Para muestra un botón, como es el caso del futbol, que cuenta como aficionados a más de 4.000 millones de personas repartidas por todo el planeta, donde de ese total, el 25 % lo practica, con lo cual me da un cierto respiro, pero aún insatisfecho.

Requerimos de un mundo más comunicado con efectividad y asertividad, racional, humano, donde los juegos presenciales suelen ser una herramienta formidable con el valor agregado para los que somos mayorcitos, de estirar nuestros huesos.

¿Nos vemos mañana en el parque, con los nietos?

lunes, 12 de agosto de 2024

¿Lágrimas?

Las lágrimas tienen su recorrido a partir de las glándulas del propio nombre, las cuales, al ser emitidas, se desplazan hasta el ángulo interno del ojo para avanzar por el conducto lagrimal y llegar a la nariz.

Lágrimas que fluyen por diferentes causales: tristeza, alegría o cualquier emoción fuerte; lágrimas que suplen al llorar – sacando evidencia de comunicación, equilibrar nuestra salud, - sacando a ‘flote’ nuestras emociones.

​​Acaso no hay mejor excusa, - para llorar - que apreciar cuando tu hijo(a) crece, pasa por diferentes niveles de educación y cuyo camino se labra de reconocimientos avalados por títulos, documentos que evidencian que has ascendido un escalón más; similar cuando por alguna razón no pudo optar para una educación formal y se esforzó, desde aprendiz hasta lograr la experticia, siendo hoy en día un verdadero emprendedor.

¿Y cuando conviertes las lágrimas en llantos producto de ‘tomar el cielo por asalto’[1], cómo hicieron los trabajadores y sectores populares de la cuidad de Paris en el siglo XIX, pero que en esta ocasión se trasladaron a las recién culminadas Olimpiadas celebradas en la cuidad de la luz[2]?

Visualizada por millones de personas de todos los continentes, donde intervinieron para su éxito miles de voluntarios, especialistas (de las diversas ramas), directivos, padres de familias y por supuesto no podían faltar los deportistas, que como titanes tuvieron la osadía de irrumpir en el Olimpo reservado a los dioses[3], y que, como seres mortales, lucharon, compitieron para lograr una medalla o al menos representar a sus países.

Qué decir de las evidencias claras – suficientes para tensarnos, emocionarnos, llorar - cuando apreciábamos accidentes, quedar atrás al ser superados por otros, cuando subían el podio para recibir sus medallas – quedando inscritos en la historia deportiva del planeta Tierra -, saludar, abrazar a sus rivales más cercanos como muestra de solidaridad, sin que primara el egoísmo, evidenciado por sonrisas, la alegría, y finalmente previo a morder la presea, derramar lágrimas al principio difíciles de contener.

Que, al apreciar el himno de su país, a la par de la subida de la bandera – aunque no a la tierra que los vio nacer -, no dudo que, en sus pechos, en su corazón, sus sentimientos, sus lágrimas estuvieran centradas, en su geografía, en su cultura, sin importar los motivos que los llevaron allí, estoy seguro que en su mente, en ese momento ascendieron dos o tres banderas.

Pudo más el deporte que las diferencias abismales en lo económico, en las rivalidades ideológicas, en la forma de pensar; realmente las Olimpiadas constituyen un espacio para promover la cultura la paz, añadiría para llorar los mejores valores de cada individuo.

Paris valait bien une messe (París bien valió una misa)

Merci parís (Gracias Paris)



[1] Frase tiene su origen en la mitología griega, utilizado como arenga en la toma de la Bastilla que inició la revolución francesa el 18 de marzo de 1871.

[2] Apelativo que se la da a Paris (Ville lumière) a principios del siglo XIX, al convertirse en la primera localidad europea en utilizar lámparas de gas en el alumbrado público.

[3]  En la mitología griega, en el monte del Olimpo vivían los principales dioses del panteón griego, que estaba presidido por Zeus. Como tal, es un lugar prácticamente inaccesible, franqueado por nubes, donde había palacios y donde los dioses contemplaban el mundo y eran entretenidos por las musas.

lunes, 5 de agosto de 2024

Yo, tú, él/ella, …

El título del presente artículo nos podría recordar temas abordados en alguna asignatura (español, lengua y literatura…) en los ciclos básicos y diversificados, como fueron en particular los pronombres personales, los cuales nos dicen quienes participan en un discurso: quiénes hablan y de qué se habla.

Los mismos se organizan o clasifican en torno a tres personas: la primera, segunda y tercera personas del singular y las mismas del plural, los cuales te resumo en la tabla siguiente:

Personas

Sujeto

Complemento directo

Complemento indirecto

Preposicional

1a persona

Yo

me

-

2a persona

Tú, vos

te

-

ti

3a persona

él/ella

lo, la

le, se

él, ella

usted

lo/la

usted

1a persona

nosotros, - as

nos

-

nosotros, - as

2a persona

vosotros, - as

os

-

vosotros, - as

3a persona

ustedes

los/las

les, se

ustedes

ellos, - as

los/las

ellos, - as

Hasta aquí, diría que todo maravilloso, en lo que podría reforzar la adecuada escritura de nuestro maravilloso idioma español[1], utilizado por más de 500 millones de hablantes nativos en todo el mundo. 

Aunque no pretendo continuar dado mi poco espacio habitual de cuartilla y media, con el tema propio de la disciplina, pero sí en el uso de la tercera persona del singular: él/ella. 

Hecho que nos conlleva a él y ella, que podrían ser – con un poco de imaginación – una pareja, un matrimonio, que en cómo toda relación puede existir una adecuada comunicación o no, con sus vaivenes y sobre todo cuando entra a jugar el factor reiterativo. 

¿Reiterar[2]?, entiéndase «Volver a decir o hacer algo»; ¿está el ser humano debidamente preparado, para escuchar las cosas, una y otra vez? 

¿No le resultan familiar los ejemplos siguientes? ¡Yo, te lo dije…!; ¿Otra vez?; ¿Por qué no pones las cosas en su lugar, donde van?; ¿Sacaste las mascotas?; ¡Cuidado viene un conductor!, …. Nota: No pretendo con las expresiones anteriores hacer referencia a aspectos machistas, ni diferencia de género, pero… 

¿Es bueno o malo, reiterar? Veamos. "Aprendemos a través de la repetición"[3], "Así es como organizamos cualquier cosa en nuestra mente. Ya sea un pensamiento repetido; si es una acción repetida; ya sea practicando fútbol o aprendiendo a conducir un coche". 

Continúa… "Desde un punto de vista evolutivo, es muy natural que los bebés quieran repetir las cosas una y otra y otra vez", en el caso de la música un poco más mayorcito, nos gusta escuchar lo que hemos escuchado antes, pero también puede “destruir”, cuando nos expresa, “La repetición puede hacernos sentir atrapados” 

Para los que somos docentes, reiterar es una herramienta común mayormente a la hora de exigir a los estudiantes, valores, tales como: disciplina, puntualidad…, obviamente mediante “modalidades”, que refuercen el valor como tal y no decir las mismas palabras, ¡ya les he dicho que aquí la entrada es a las…! 

En fin, juzgue, ¡usted! (3era persona del singular) 



[1] Lo que convierte a esta lengua en la segunda más hablada del planeta, por delante del inglés y solo superada por el chino mandarín.

[2] Verbo transitivo.

[3] Nos dice la profesora Catherine Loveday, de la especialidad de neuropsicología en la Universidad de Westminster.