En una ocasión cayó en mi poder un libro donde este hacía referencia a cómo lograr el éxito, antes de leerlo pensaba que el mismo dependía exclusivamente de uno.
¿Estaba equivocado? La respuesta a la interrogante me la proporcionaría la lectura y comprensión del voluminoso texto.
A medida que pasaban las páginas me daba cuenta que una persona para alcanzar el éxito dependía fundamentalmente de su trabajo diario y de la claridad de la meta que se propusiera alcanzar.
Pero el hecho no era aislado, donde los logros alcanzados tenían su repercusión en la familia; Si se fija en las familias que están por encima del éxito, que llegan a la excelencia, no es que no tengan problemas, los tienen, pero en vez de intentar eliminar las cosas negativas están enfocadas a crear cosas positivas que no estaban ahí antes.
Nuevas metas, nuevas opciones, nuevas alternativas que optimizarán las
situaciones. En definitiva, están orientados a la oportunidad.
¿Resulta fácil de lograrlo? Lo más difícil es hacerlo sobre la familia, ya
que estamos acostumbrados a planificar sobre un futuro individual, donde cada
uno va hacia un lado. Pero piense en su familia como un todo, cada uno
diferente, pero "juntos avanzando".
¿Una experiencia? Visitaba una
escuela y una profesora había ideado - trabajando con niños y niñas,
previamente orientados - recortar fotos o dibujos donde los chigüines se
sintieran identificados con lo que les haría sentirse orgullosos de sus padres
y hermanos en el futuro.
Los más pequeños comenzaron a dibujar,
los mayores seleccionaban dentro de un mar de fotos ...cada grupo pensó en
diferentes opciones. Cada grupo de estudiante, por equipo crearon sus propios
carteles, los enmarcaron con ayuda de sus padres y los convirtieron en un recordatorio
especial "Hacia donde vamos".
Siempre hay una oportunidad para
comenzar a tomar las riendas de un futuro deseado "juntos hacia el
éxito". Y si conforme pasa el año piensa que estaba sembrando sobre suelo
infértil, recuerde lo que le sucede al árbol del bambú. Cuando se siembra,
pasan años hasta que aparece el tallo. En este tiempo, no se ven sus raíces,
pero son las que se van consolidando en el suelo.
Siguen pasando los años y, por
más esfuerzo y cuidados que se le de, es hasta el quinto año cuando crece
esbelto y fuerte.
Persistencia es la clave de su crecimiento. Igual que ocurre en la educación de nuestros hijos, la cual en muchas ocasiones le entregamos la responsabilidad parcial a los/las docentes, pero usted como madre y padre de familia, debe sumarse íntegramente.
Piense lo que quiere sembrar, ponga manos a la obra y use todos los métodos para abonar su sueño día a día; persista, manténgase en el tiempo, que cuando obtenga sus frutos, disfrútelos, ocurrieron gracias a su visión de futuro.
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