lunes, 18 de noviembre de 2024

La vida, ¡realmente es un número!

Estando con 14 años en primer año de bachillerato – por lo visto un bisoño – tenía un compañero de beca, del cual tengo su apellido en “la punta de la lengua” que solía contar todo lo que veía a su alrededor: número de persianas en la ventana, bujías en el techo… que por mi edad no era muy elocuente en ese entonces de pensar si realmente él era una persona, ¿cuerda?

Si bien desde joven en mis estudios nunca tuve problemas con las ciencias de los números: las matemáticas, tampoco era que me destacaba, pero si ya en ese entonces me inclinaba a las ciencias naturales y el empleo de la disciplina anterior en esta última.

Especializarme específicamente en la Química – alcanzando la licenciatura e incorporando elevado número de post grados -, ligado a la medición de líquidos con el uso de Erlenmeyer, vaso de precipitados, pipetas, por otra parte, el ajuste o balanceo de ecuaciones por diversos métodos…

Posteriormente vincularme a la impartición de otras disciplinas como Física, Biología, Ciencias Naturales (propiamente dicha), ellas en su impartición me demostraban una vez más la importancia de los números, en fórmulas, leyes, pero sobre todo en la aplicación en la vidia diaria, por ejemplo: al conducir (leyes de newton, al frenar o acelerar; ángulos necesarios para doblar o parquear, que decir del llamado ángulo de Peralte[1], para evitar no salirme de una curva, etc.), lo cual solíamos hacer llegar a los estudiantes de la importancia al ser aplicado.

Que, si hablamos de lo cotidiano, de lo que vivimos cada día, lo podemos asociar a un número de actividades indeterminadas: tres tazas de café al día; número de tabletas para controlar la presión (dosis); día de la semana en que me corresponde lavar, teniendo en cuenta la cantidad de jabón líquido que deberé añadir; la planificación y selección de los artículos a publicar en los diferentes medios periodísticos (que incluye el número de palabras – que me condicionan - a la hora de escribir un artículo o bien cuartillas); lo que he de compartir en las redes y que resulte de utilidad a los docentes.

Cinco párrafos escritos y aún no me acuerdo del apellido del colega que contaba persianas y bujías…sigo, no me detengo: ¡Ya me acordaré!; Número de segundos que deberé de darle al agua en la taza, para tomarme un delicioso café expreso; número de piezas permitida que debo añadir a la lavadora para evitar dañar la máquina; número de hojas leídas del libro de turno, marcado por un separador; fechas que me indican el cumpleaños de un amigo(a), al cual debo felicitar.

Tiempo que me queda para sumarme a zoom o meet, para comenzar mi Webinar, previo chequeo de conexiones, materiales de apoyo listos; control de los estudiantes, trabajos entregados, horarios para atenderlos bajo la modalidad asincrónica.

Lectura de correos de cada día, ante la incertidumbre de una nueva propuesta de trabajo; responder otros, compartiendo su curriculum vitae ante la necesidad de trabajo, donde realmente me da pesar ver cuántos profesionales jóvenes sin empleo, así como adultos que para muchos “seleccionadores”, ya cumplieron con su tiempo de vida, como si fuesen material descartable, lo cual contradice aulas súper pobladas, docentes impartiendo asignaturas tan disímiles, donde no necesariamente fueron formados, con el propósito de llenar una plantilla docente, dónde el resultado por mucho esfuerzo que se haga es poner en duda la calidad de la educación que imparten, no siendo responsabilidad de ellos.

Ya se me acaba el tiempo, el número de palabras, números, números…y, pido disculpas, pero realmente no me acuerdo del apellido del contador de bujías, sé que comenzaba con P, pero...



[1] Se denomina Peralte a la pendiente transversal que se da en las curvas a la plataforma de una vía férrea o a la calzada de una carretera, con el fin de compensar con un componente de su propio peso, la inercia (o fuerza centrífuga, aunque esta denominación no es acertada) del vehículo, y lograr que la resultante total de las fuerzas se mantenga paralela al plano horizontal, actuando de fuerza centrípeta dirigida en todo momento hacia el centro de la curva.

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