lunes, 27 de mayo de 2019

¿Es bueno enfrentarse a los problemas o eludirlos?


Alguna vez en la vida tarde o temprano, sea en familia, en la escuela, instituto, universidad, en el trabajo, tendremos que enfrentarnos a algún problema, no refiriéndome específicamente a un pleito o riña, de recurrir a la agresión física, que por supuesto nunca es ni será la mejor opción, sino aquellos que surgen de las propias contradicciones entre los seres humanos, bien por discrepancias sociales, laborales, estudiantiles, deportivas, políticas inclusive.

Hay quienes por una simple tarea escolar que no se cumplió en su realización o ejecución en tiempo y el docente por supuesto, responde con un llamado de atención, añadiendo posiblemente una nota; una empleada que no cumplió con las asignaciones del día, recibe una amonestación; un conductor de bus o taxi, que no cumple con las leyes de tránsito, simplemente es multado.


Todos ellos y ellas que por una causa u otra, o usted mismo que lee esta columna habitualmente, podrá haber tenido algún día un incumplimiento de lo normado o no, pero que sin duda alguna, le provocó un problema. ¿Es bueno, es malo? Tener problemas es algo muy normal, inherente al ser humano y a sus relaciones. Si el estudiante hubiese hecho sus tareas, la empleada haber tenido a tiempo la cena lista, y el conductor haber respetado las leyes correspondientes, no se habrían buscado un problema. Sin embargo cuando se aprende de los problemas, realmente la experiencia no debe conducir a algo amargo, sino al hecho o experiencia, para que el error o el problema, no vuelva a repetirse. Superar el problema o los problemas dependerá tanto de la forma de ser cada uno, como de la manera en la que se enfrentan. Por ejemplo cuando solemos resolver un conflicto eficazmente, con ello posiblemente se logre conseguir mantener una buena relación personal y ver los intereses o necesidades de cada uno cubiertos.

Es cierto, que tratar de “inmolarse” de una forma directa, siempre ante los problemas no es correcto siendo necesario en aras de buscar una solución adecuada para resolver el conflicto, es tratar de elegir el momento y lugar. Un padre que blasfema, porque en ese momento se da cuenta que “sobran los ceros” en el boletín de notas, no será nunca propicio, para tratar de justificar, el porque de los malos resultados y menos si la “sorpresa” la recibe en la propia escuela.  Siempre será necesario escuchar y entender a la otra parte y a la vez ser escuchado y que lo entiendan a uno. De esta manera irá surgiendo el sentimiento de ambas partes que busca solucionar un problema y con ello se va reduciéndose el distanciamiento emocional entre ambas partes. Otro elemento importante será la búsqueda de soluciones y alternativas al problema, para su solución, valorando con ello las consecuencias positivas y negativas de cada una de las ideas que afloren, en el análisis entre las partes.
 
Finalmente los criterios para elegir la mejor alternativa, deberá ser la eficacia en relación a los objetivos de cada uno, el tiempo y esfuerzo requeridos y el bienestar emocional y social que se derivan de la misma en la solución del problema.

Por cierto ¿así usted resuelve sus problemas?  

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