Alguna vez en la vida
tarde o temprano, sea en familia, en la escuela, instituto, universidad, en el
trabajo, tendremos que enfrentarnos a algún problema, no refiriéndome específicamente
a un pleito o riña, de recurrir a la agresión física, que por supuesto nunca es
ni será la mejor opción, sino aquellos que surgen de las propias
contradicciones entre los seres humanos, bien por discrepancias sociales,
laborales, estudiantiles, deportivas, políticas inclusive.
Hay quienes por una
simple tarea escolar que no se cumplió en su realización o ejecución en tiempo
y el docente por supuesto, responde con un llamado de atención, añadiendo
posiblemente una nota; una empleada que no cumplió con las asignaciones del
día, recibe una amonestación; un conductor de bus o taxi, que no cumple con las
leyes de tránsito, simplemente es multado.
Todos ellos y ellas que
por una causa u otra, o usted mismo que lee esta columna habitualmente, podrá
haber tenido algún día un incumplimiento de lo normado o no, pero que sin duda
alguna, le provocó un problema. ¿Es bueno, es malo? Tener problemas es algo muy
normal, inherente al ser humano y a sus relaciones. Si el estudiante hubiese
hecho sus tareas, la empleada haber tenido a tiempo la cena lista, y el
conductor haber respetado las leyes correspondientes, no se habrían buscado un
problema. Sin embargo cuando se aprende de los problemas, realmente la
experiencia no debe conducir a algo amargo, sino al hecho o experiencia, para
que el error o el problema, no vuelva a repetirse. Superar el problema o los
problemas dependerá tanto de la forma de ser cada uno, como de la manera en la
que se enfrentan. Por ejemplo cuando solemos resolver un conflicto eficazmente,
con ello posiblemente se logre conseguir mantener una buena relación personal y
ver los intereses o necesidades de cada uno cubiertos.
Es cierto, que tratar de
“inmolarse” de una forma directa, siempre ante los problemas no es correcto
siendo necesario en aras de buscar una solución adecuada para resolver el
conflicto, es tratar de elegir el momento y lugar. Un padre que blasfema,
porque en ese momento se da cuenta que “sobran los ceros” en el boletín de
notas, no será nunca propicio, para tratar de justificar, el porque de los
malos resultados y menos si la “sorpresa” la recibe en la propia escuela. Siempre será necesario escuchar y entender a
la otra parte y a la vez ser escuchado y que lo entiendan a uno. De esta manera
irá surgiendo el sentimiento de ambas partes que busca solucionar un problema y
con ello se va reduciéndose el distanciamiento emocional entre ambas partes.
Otro elemento importante será la búsqueda de soluciones y alternativas al
problema, para su solución, valorando con ello las consecuencias positivas y
negativas de cada una de las ideas que afloren, en el análisis entre las
partes.
Finalmente los criterios
para elegir la mejor alternativa, deberá ser la eficacia en relación a los
objetivos de cada uno, el tiempo y esfuerzo requeridos y el bienestar emocional
y social que se derivan de la misma en la solución del problema.
Por cierto ¿así usted
resuelve sus problemas?
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