lunes, 3 de junio de 2019

¿911?


Visualizar estos 3 dígitos 9-1-1, al menos en el mundo occidental (creada en el año 1963), nos vincula automáticamente a una llamada de auxilio o emergencia vía telefónica, responde un(a) operador(a) e indaga situación, que sucede, localización (aunque la llamada en sí, genera la el lugar) y otros. La interrogante, la dirijo ¿a quién llamar? cuando en una institución, ante un cambio de dirección donde las cosas comienzan con ciertas trabas, “ruidos”, donde no se tuvo en cuenta al menos, la situación de la administración anterior (fortalezas – oportunidades- debilidades- amenazas)  y simplemente establecer un nuevo “sello personal”

Suele darse el caso de directivos que están frente a una institución por años, consolidando prestigio por su liderazgo, experiencia misma a lo largo de su vida – ideal si tiene una formación pedagógica, reitero ideal – haber ejercido la profesión como docente de base a través de diferentes niveles de educación (primaria, secundaria y universitaria), así como una de las cualidades o virtudes que en lo personal es vital para un educador y lo es: la comunicación con su entorno (profesores, estudiantes, administrativos, personal de apoyo, padres de familias), cuyas palabras deberá demostrar dominio de los procesos educativos,  cumplimiento de lo establecido en los reglamentos, normas, tolerante, flexible y exigente.

A lo anterior se suma la sencillez, accesibilidad, saber escuchar, discernir y tomar las mejores decisiones preferentemente avaladas por un equipo de trabajo (consejo), si fuese así diría ¡EUREKA!, famosa interjección atribuida al matemático griego Arquímedes de Siracusa (287-212 a. C.), hoy en día empleada como celebración de un descubrimiento, hallazgo o consecución que se busca con afán. Hecho que me induce a la revisión del perfil por parte de las instancias superiores que correspondan y sobre todo cuando el saliente era de “armas tomar”, entiéndase sacar las cosas adelante.

No todos nacen o nacemos para una ocupación específica, lo cual crea un camino no tan lineal y en ocasiones escabroso, hecho que nos permite caer en errores, rectificaciones y que poco a poco se va labrando hacia situaciones mucho más aceptables. Sin embargo, lo de poco a poco, cuando la institución es educativa, no puede ser tan lenta, ya que “la arcilla” que se forma son niños, jóvenes, tanto en valores, como  en aprendizajes y aplicación de los conocimientos, no nos permite “botar” el tiempo.

¿Quién ha de ser el primer bastión en quién apoyarse? Los docentes, profesores/as, los verdaderos “combatientes de primera línea”, responsabilizados con la educación integral de alumnos, estudiantes, de poner en práctica los lineamientos que la institución establece a través de sus políticas, misión, visión, metodologías, enfoques y manteniendo siempre una comunicación diáfana, transparente y de retroalimentación bilateral, lo cual permita identificar como marcha el proceso y enrumbar de ser necesario al cumplimiento de los objetivos propuestos a corto, mediano y largo plazo .

Hay quienes consideran – respeto criterios – que el estudiante debería ser primero, en cuanto a atención, lo cual discrepo pero que no resta que dejen de serlo. Un auto (institución), no se mueve sino tiene combustible (docentes), por tanto sus clientes (estudiantes) no podrán ser trasladados por el mejor camino (formación para la vida). Luego, si los hechos fuesen así, donde hay preocupación en el profesorado mismo, ¿llamarías al 911?

1 comentario:

  1. Excelente. Es importante la formación en administración de instituciones educativas que tienen su dinámica particular. La educación como negocio es un asunto muy sensible, porque se trata de la formación y el traspaso del conocimiento generacional, cualquier desmotivacion por parte de sus actores, repercute de forma muy negativa en los procesos claves , resultando en la pérdida de calidad.

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