Hoy analizaremos el perfil,
¿por cierto recuerdas esta definición? “Aquellas características y
rasgos que son intrínsecos a un individuo y que sirven para
diferenciarse de otras; se omiten las cualidades y características físicas,
enfocándose en las características que no son visibles), del inmigrante.
¿Qué sucede cuando llegas allí, al destino final (o
inclusive en países de tránsito), al lugar definitivo de tus sueños?
No podemos olvidar que
el emigrante latinoamericano, arriba con un perfil un tanto “indefenso”, dada
la generalidad de las circunstancias sociales (la edad, la escolaridad, el
sexo, el estado civil, el ingreso y la ocupación de los mismos) y económicas,
entre otras que suele poseer el país que los acoge.
o complementarios cuando incrementan la demanda
Algo interesante resulta que, al trabajar como mano de “obra
barata” los migrantes “degradan” sus habilidades y aceptan trabajos
rápidamente, aunque se encuentren sobrecalificados para el puesto. Situación
que para los países receptores representa una pérdida de oportunidades, debido
a que los inmigrantes están generando valor por debajo de su potencial, dadas
sus capacidades.
Aunque esta desconexión entre las habilidades y las
ocupaciones tiende a reducirse con el tiempo, a medida que los inmigrantes van
accediendo a puestos de trabajo que se adecuen más con sus niveles de
calificación.
Lo común es que se realicen por las instituciones educativas
exámenes de ubicación y que por lo general suelen retrasar al estudiante algún
que otro grado. Ello, forma parte de las decisiones de inmigrar, por doloroso
que sea, aunque puedan obtenerse buenos y mejores frutos en años posteriores.
¿Dónde más impacta el hecho de ser inmigrante? En la salud, en el comercio, entre otros, los cuales abordaremos en nuevos artículos.
[1] “Desde
la perspectiva de un emigrante”
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