¿Cuántos años estuve recibiendo conocimientos acerca de la
asignatura de Química? Unos 3 o 4 años de 9no a 12 grado y posteriormente en la
Universidad tal vez otros tanto. ¿Acaso tantos años me convirtieron en un “Químico”
por excelencia? No, claro está, ya que, como ciencia, la misma evoluciona,
nuevos descubrimientos, y lo que ayer no era posible, hoy si lo es, pero si quedaron
algunos aprendizajes valiosos como dedicarme a enseñar – educar, de aquí mi
profesión y como parte de ser la Química una ciencia: la investigación.
Es cierto que algunas asignaturas, al menos su nombre – como
parte de la malla curricular – han cambiado, por ejemplo: antes español, hoy Lenguaje
y Comunicación, modificación que conlleva a tratar de acercar al “usuario” de lo
que podría aprender, aunque no todo sea novedoso, ya que habrá que insistir –
en el caso particular de esta asignatura - en el uso adecuado de la escritura,
pronunciación, reglas ortográficas, etc.
Pero lo que sí puede y habrá de cambiar, será el enfoque:
por objetivos, por logros o metas, por competencias, con elementos comunes en
el campo de la pedagogía (corrientes, “modas”), pero que sigue persiguen el que
los estudiantes APLIQUEN, pongan en práctica, apoyándose para ello en
procedimientos , entiéndase “Conjunto de acciones ordenadas y orientadas a la
consecución de una meta, mediante destrezas, técnicas y estrategias, que
conlleven a UN SABER HACER”.
Hasta aquí diría, que lo antes expuesto, nos resulta
familiar (a estudiantes, a docentes, a directores, a padres de familia) sin
embargo se requiere un tanto más y tal vez me quede corto, cuando escribo un
tanto, ante el cuestionamiento reiterativo (redes sociales, comparaciones de generaciones)
de la pérdida total de valores, en los jóvenes y menos jóvenes, hoy en día.
Hay una problemática que es real, hoy sabemos un poco más de
lo que sucede en el planeta, que no la teníamos antes (al menos hasta la década
de los 80 del siglo XX) y que cambia con la aparición de la información con el
apoyo de la tecnología informática.
Información amplia – y hasta veces confusa - donde al parecer
predominan las notas rojas, los llamados “sucesos” y en letra pequeña, lo que
denomino una educación en valores.
Décadas atrás existían asignaturas como Moral y Cívica,
donde nos enseñaban los símbolos patrios, la historia del Himno nacional, entre
otros, no obstante, quien se encargaba de que no mintiese, que estudiara, que
había que hacer la tarea antes de acostarme, eran mis padres, cayendo la
responsabilidad integra de la educación en los primeros años de vida, era la
familia.
¿Y cómo abordarlo? ¿Cómo una asignatura, como un eje
transversal[2]?
(que en ocasiones caen en terreno de nadie), interrogantes que conllevan a la
necesidad de “abrir un espacio curricular o programas de estudio”, que estén
lejos de un contenido dogmático, donde se aborden los mismos mediante
estrategias, técnicas (conversatorios, charlas, sociodramas) donde el
estudiante pueda reflexionar, opinar, discutir, expresar, aprender y respetar, conllevando
a un cambio de entendimiento en su actitud, en su comportamiento y de aquellos
que lo rodean.
Continuaremos.
[1] Debemos
aclarar que de grado a grado o de año a año, se produce un “crecimiento en
espiral” en las diferentes asignaturas que inclusive en muchos casos al menos
en el campo de las Ciencias Naturales, unas y otras se apoyan entre sí “Como
ustedes saben en Química aprendieron, … lo cual es aplicable en Biología”
[2]
Eje transversal: Corresponden a temas recurrentes que emergen de la realidad
social y que aparecen entretejidos en cada una de las áreas curriculares,
convirtiéndose en fundamentos para la práctica pedagógica al
integrar los campos del ser, saber, hacer y vivir juntos a través de los
conceptos, procesos, valores, etc.
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