Que lejos de ser una pócima, entiéndase “bebida elaborada
con diversas hierbas, especialmente la que tiene poderes mágicos” – “… un
momento… ¿la que tienes poderes mágicos?”, pero, ¿será cierto esto último?
Es real que para muchos más allá de constituir un hábito,
dicho agrado se deba a la presencia de la dopamina, sustancia responsable del
efecto adictivo del café provocando una sensación de bienestar (por
ello "en la mañana cuando se está adormilado o cansado, ese efecto de la
cafeína va a hacer que te sientas mejor"), la que nos “obliga” a la
aceptación de otra tacita, una y otra vez.
Si fuese a contar el tiempo en función de la ingestión de
este oscuro y amargo líquido, las 24 horas han transcurrido después de tres tazas
de café: 5:15 am; 10:00 am y 2:00 pm; es decir 3, sin embargo, hay estudios
realizados que señalan que 4 o más, pueden provocar daños en la salud, como
taquicardia, molestias gástricas, temblor en extremidades, nerviosismo e
insomnio, hasta aumentar gradualmente a problemas de ansiedad, miedos y crisis
de angustia.
Me detengo acá para hablar de “olas de café” – sí, olas palabra
un tanto familiar en el campo de la salud con relación al Covid – 19 y las
variantes del virus -. Cuenta la historia que la primera ola sucedió en
los años 60, década donde el consumo del café empezó a crecer de forma
exponencial ya que fue en ese momento que el café comenzó a ser un producto de
fácil acceso para la población mundial en general, público- consumidor que comprendía
mayoritariamente adultos con edad por encima de los 30 años.
La segunda ola arriba con el segundo milenio y el
auge de los cafés especiales. Los productores apuestan a la calidad, producción
de variedades y el posicionamiento de los cafés de origen, mediante sellos y
certificaciones, acompañados por campañas agresivas añadiendo preparaciones
novedosas de cafés fríos y calientes, lográndose con ello incorporar a jóvenes que
hasta entonces había sido un ávido consumidor de refrescos con gas y que empezó
a ver en las diferentes preparaciones de café, alternativas de bebidas
deliciosas y saludables.
¿Y, la tercera ola?, acá el protagonista es un
consumidor educado que sabe valorar la experiencia de una buena taza de
café, donde el mercado apunta hacia el público joven de la generación Y (entre
los 13 y 16 años) y hacia los Millennials[1]
mediante una diversificación de las preparaciones de café como las bebidas
funcionales, las bebidas de café con gas y las bebidas de café por extracción
en frío, grupos que conforman el 44% de los consumidores potenciales en Estados
Unidos y la tendencia parece ser mundial[2].
Por cierto ¿y la oda (Composición poética del género lírico,
normalmente dividida en estrofas o partes iguales, cuyo tono es generalmente de
alabanza)? Mejor una cuasi oda; allá va:
“Ese aroma dulce y robusto que te hace cosquillas en la nariz por la mañana. Te saca de las mantas somnolientas y te invita a una mesa bañada por el sol. El rugido del molinillo saca a la mente de la inconsciencia, sí, pero en muchos sentidos es más suave que, tal vez, el agua helada contra la piel. El canto de la cafetera crece desde un retumbar bajo hasta un gorgoteo emocionado y luego, el glorioso clic. Ahora es solo quietud, silencio y los pájaros gorjeando afuera mientras viertes agua lentamente sobre tus jardines. En poco tiempo, una taza humeante se acuna en sus manos mientras se sienta, inhala y abre su computadora portátil durante el día”
Y sí ya termino, en función del almuerzo y tras una buena siesta, voy con el cumplimiento de la fase final: mi tercera taza de café del día. Buen provecho.
[1] Millennials
como aquellos nacidos entre 1981 y 1997. Esto significa que, en este año, los
Millennials están en el rango de 25-41 años.
[2] El
consumo de café a nivel mundial se duplicó durante los últimos 30 años pasando
de 92 millones de sacos en 1990 a 165 millones de sacos estimados para 2021.
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