Muchos, pero muchos años después de formar parte de un
equipo de trabajo a una instancia determinada para la revisión de textos en el
campo de las ciencias naturales y tras un curso a nivel internacional, comencé
a escribir libros de textos para la enseñanza media, por supuesto cada vez que
se publicaba uno, me sentía muy contento, sobre todo por la utilidad que tenía,
para mis discípulos “anónimos”, llamados así ya que resultaba imposible conocer
a los estudiantes que los utilizarían[1].
Escribir textos para estudiantes, no es fácil – aunque seas
ducho en las diferentes disciplinas, en el campo de las Ciencias Naturales – pero
con los años de experiencia, vas aprendiendo sobre la marcha, con el criterio
de siempre, que el próximo texto será mejor, que su antecesor; visto así ratifico
que, la vida siempre será un reto complejo pero alcanzable, si te lo propones.
Sin embargo, no me sentiría bien escribir sobre la Historia
– por supuesto no la mía –, entiéndase “Disciplina
que estudia y expone, de acuerdo con determinados principios y métodos, los
acontecimientos y hechos que pertenecen al tiempo pasado y que constituyen el
desarrollo de la humanidad desde sus orígenes hasta el momento presente”.
¿Por qué no me sentiría capaz? La velocidad con que cambian los acontecimientos y hechos hoy en día,
resulta abismal, posiblemente comparado al desarrollo de la tecnología, y que
conocemos a través de ella (redes, medios escritos y digitales), dado que lo
que escribes hoy o das a conocer o conocer cambia en menos de 24 a 48 horas,
con la opción de la credibilidad o no.
Lo anterior, nos conlleva a pensar que si bien los textos en
un gran porcentaje, abarcan períodos que pudieran comprender siglos atrás (¿un
par?) donde se retoman (al menos en América Latina y/o países de habla hispana)
La colonización, guerras de independencia, intervenciones militares, principales
acontecimientos mundiales, gobiernos, líderes, etc.; hechos que resultan como
indicábamos constantemente cambiantes y que por supuesto no abarcan todo lo que
quisiéramos conocer o haber conocido cuando ya sumamos más años de vida.
Y, ¿cómo tener una retrospectiva histórica, de lo que no
conocí?, al sentir curiosidad por la vida de…, por construcciones
arquitectónicas, por lo que físicamente existió (personajes del mundo de la
cultura, las artes, el cine, la televisión, etc.) La respuesta: en las redes –
otro lado amable – donde encuentras maravillas, y que sería interesante por
parte del profesorado, incluirlo (previa investigación) como materiales
didácticos complementarios, al igual que textos impresos o digitales, que abarquen
la vida de personajes literarios, científicos, cuentos, elaborados por
profesionales donde será “sine qua non”[2],
la investigación de años, realizada por una (o varias personas) muy profesional
donde expresa lo sucedido, en tiempo pasado, debiendo ilustrarse, lo que
afianzaría sus relatos y que, por supuesto resulta un criterio particular del
autor.
Casi, para finalizar te remito para que reflexiones acerca
de la cita siguiente: “La historia es
cuestión de supervivencia, Si no tuviéramos pasado, estaríamos desprovistos de
la impresión que define nuestro ser”
[1] El
término de conocer a quienes no lo usaban, no era absoluto, ya que conocí y
conozco a padres de familias que fueron mis exalumnos y hoy en día sus hijos lo
utilizan.
[2] Expresión
latina que significa “sin la cual no” y se aplica a una condición que
necesariamente ha de cumplirse o es indispensable para que suceda o se cumpla
algo.
[3]
Suele emplearse este término “enlatado” cuando son materiales importados, que
suelen mucho más baratos, que ser elaborados nacionalmente. Una problemática de
los productos enlatados, es que reflejan una cultura no nacional, promoviendo
otras.
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