lunes, 23 de mayo de 2022

Cuando algunas cosas cambian.

Una de las cualidades de los seres humanos resulta la adaptabilidad, ante un cambio, proceso que tomo tal conlleva dada la necesidad de tomar decisiones, por ejemplo, algo tan sencillo como donde hacer compras básicas que incluye la alimentación (entre otros, productos para la higiene, utensilios de cocina, etc.) – más cuando si detectas algún vecino de forma ocasional, y al menos se saludan, con la mano o tal vez con una sonrisa que se esconde detrás de una mascarilla, que, por supuesto no es apreciable, pero se genera por inercia por ambos, como parte de la educación, diría vecinal; pero omites preguntar donde se pueden hacer las compras necesarias -, lo que te obliga a refugiarte una vez más en los motores de búsqueda digitales, donde quedan las ventas más próximas.

Otro factor que llamaría espeluznante sería el desempacar, lo que a duras penas podías “enclaustrar” entre las paredes moldeables de tu equipaje, acorde al peso permitido por la línea aérea, con un previo sentido de “mea culpa”[1], de que dejo, que le cedo a amistades, familiares, a personas que solo conoces o no, pero que le serán útiles, algo así como el “maná caído del cielo”[2], que entregas con gusto, con agrado, sintiendo en lo personal un alto grado de satisfacción de ayudar a quien más lo necesita.

Y, ¿dónde guardar las cosas, acorde a la naturaleza del producto? Obligatoriamente con un alto nivel de cientificidad – convirtiéndote en un tipo de detective estilo Sherlock Holmes[3] o Hércules Poirot[4] - iniciar un proceso de investigación de almacenaje de gavetas y closet y comenzar a repartir como parte de un primer ensayo, que no será el último, con el riesgo de olvidar donde guardaste…, y comenzar una nueva y otra más revisión, tratando de dejar lo material lo más organizado posible (tarea con alto riesgo de improbabilidad de éxito)

El tiempo obviamente te resultará escaso, ya que tratarás de organizar todo tomando como patrón de referencia, la que dejaste en tu lugar de residencia anterior; pero también buscaras reducir tus ratos de desasosiego, donde paralelamente a todo lo anterior una prioridad resultará conectarte al “mundo exterior” mediante el servicio de alguna empresa de telecomunicaciones, entretenimiento, servicios en la nube, streaming y comercio electrónico, anteponiendo entre otros, correos, chats, donde la frase célebre, será: ¡llegamos bien, no se preocupen!, acompañado de alguna imagen (fotos) y de ser posible visualizarse en vivo – a pesar de las diferencias en los usos horarios en algunos casos -  donde proporcionas un leve recorrido virtual de tu nueva vivienda.

Hasta aquí diría que el inicio de un principio, ya que resulta necesario, la búsqueda de trabajo donde una vez más recurre al envío de tu hoja de vida o curriculums vitae (CV), actualizado (nueva dirección, teléfono, con la opción de modificar la foto que usaste durante años, buscando siempre el mejor aspecto exterior, imagen o estilo propio, en especial en el vestir)

Lo que no resta el mantener tus compromisos laborales anteriores y la búsqueda de nuevos, luchando contra “los molinos de vientos” versus edad – experiencia.

A la par de todo lo anterior, porque son muchas cosas – de tener hijos, el cambio de escuela, colegio, instituto o universidad, con la posibilidad de riesgo de atraso según el período escolar – y finalmente los trámites migratorios pertinentes, que te permitan una estabilidad formal como ciudadano ante tu nuevo hábitat.

Luego, una nueva experiencia…, un reto, porque le recuerdo el planeta Tierra, está lleno de ellos, para de ser superados – unos no a tan corto plazo –, vivir una vida lo más tranquila posible.


[1] Mea culpa es una locución latina que se traduce literalmente como «por mi culpa» y usada generalmente como “mi culpa” o “mi propia culpa”.

[2] Según el libro del Éxodo, el maná (hebreo: מן) era el pan enviado por Dios a los israelitas todos los días durante los cuarenta años que estos deambularon por el desierto.

[3] Detective privado de ficción creado en 1887 por el escritor británico Arthur Conan Doyle. Personaje inglés de finales del siglo XIX que destaca por su inteligencia, su hábil uso de la observación y el razonamiento deductivo para resolver casos difíciles.

[4] Hércules Poirot, detective privado belga creado por Agatha Christie.

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