lunes, 4 de diciembre de 2023

Haces mucho daño cuando…


Hablar de sensibilidad – entiéndase, “Capacidad para percibir sensaciones a través de los sentidos, o para sentir moralmente” / “Capacidad o propensión natural de las personas a emocionarse ante la belleza y los valores estéticos o ante sentimientos como el amor, la ternura o la compasión”, pareciera ser que ambas acepciones se complementan o hilvanan.

Analicemos el siguiente experimento: tomando de una y otra, creo que lo siguiente: “Capacidad para percibir … o sentir moralmente ante sentimientos como el amor, la ternura o la compasión”, hechos que utilizo para arribar a una de las tantas experiencias        que me han sucedido y suceden cuando a uno le corresponde lograr que su trabajo sea exitoso, no en el plano personal, sino sobre todo cuando el impacto que llega o se transmite a padres de familia, estudiantes, inclusive en el entorno mismo de una oficina y cuya conducta de alguien cuando se expresa no genera un buen resultado al contrario, resta o genera un estado de opinión.

Vamos al caso, una persona, cuya responsabilidad era atender a los propios trabajadores, sus colegas, sus compañeros, pero además a las personas que solicitaban trabajo en la institución, ante una aclaración solicitada su respuesta en un tono altisonante[1], ¡lo siento mucho pero ya el período para la plaza cerró hace 5 minutos!”, dos personas que se encontraban en dicho local enmudecieron a la vez que se refugiaban sus rostros tras la pantalla de sus respectivos monitores.

La persona solicitante, tragó en seco, solicitó permiso para retirarse y salir de la oficina cabizbaja ante la posibilidad de buscar no solo un sustento para la familia, sino desempeñarse para lo cual se había preparado a través de sus estudios y con determinada experiencia laboral.

La misma se dirigió a la entrada con paso lento – pero se detuvo por un momento - y dirigiéndose a la recepcionista, solicitó “¿…con quien pudiera conversar con una situación que se me acaba de presentar?”; aun no entiendo inclusive después de tantos años porque me la remitieron, que por supuesto cuando llegó a mi oficina, haciendo a un lado lo que estaba realizando (algunos de ellos muy prioritarios por cierto) ya que la vida por alguna razón u otra me había enseñando la necesidad no solo de atender a las personas “en modo inercia”, ni con respuestas que me pudiera proporcionar la Inteligencia artificial (IA), era escucharla asertivamente a la par de crear un entorno de confianza, brindarle un café, agua, té, buscar privacidad sin que nadie nos molestase y conversar.

Tuvo la confianza en relatarme el problema ocasionado en la oficina de la cual procedía y el trato recibido, que era cierto que no había cumplido con el tiempo límite para aspirar a la plaza, pero que por ende ya no le interesaba… pero necesitaba desahogarse. Unos 15 minutos después concluyó la conversación, le di mi correo a los efectos de que me enviase su CV en función de posibles nuevas plazas, la acompañé a la puerta de la oficina y reiteré mis disculpas.

Unos 10 minutos después – suficientes para prepárame un café – me comuniqué con la persona que había provocado la ofensa, a pesar que no me correspondía a mi área; la conversación en un comienzo se desarrolló en un diálogo algo tenso, pero no era mi estilo, debía atenderla al igual que la persona agraviada – “¿…café, agua, té?” -; después de escucharla … cuyo rostro se encontraba un tanto desencajado, ojos llorosos, argumentándome problemas personales algo serio en el seno familiar…, le plantee que sencillamente era una lección para ambos y que estaba claro que no se repetiría.

Si bien es frustrante para cualquier persona que se le trate mal, posiblemente mucho más traumático en los niños, las personas adultas también merecen ser tratadas de la forma correcta y con mucho respeto.

No excluyo que todos tengamos días “buenos y malos”, pero cuando a una persona se le avasalla[2], siendo adulto ésta última tiene la posibilidad de juzgar, generar un elemento de juicio a quien tiene delante.



[1] Término que se aplica al lenguaje, al estilo o a lo expresado con ellos, y significa 'muy sonoro y elevado, especialmente si va acompañado de afectación.

[2] Tratar a alguien sin respeto ni consideración, sin tener en cuenta su opinión o sus derechos

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