Los
padres que afrontan la separación se preguntan a menudo si su decisión puede
ocasionar un grave perjuicio a los hijos e hijas, qué pueden hacer para
facilitar la adaptación a la nueva situación e incluso cómo han de dar
continuidad a su papel de padre y madre, cada uno por su lado.
Para
los propios padres y madres en conflicto la situación por supuesto que es difícil
y la posibilidad de hacer sufrir a los hijos aumenta realmente cada minuto que
pasa y se acelera exponencialmente, si la vida en común se hace definitivamente
insostenible.
¿Qué
efectos provoca o puede provocar en los niños la separación de sus padres?: La
gran variedad de situaciones, reacciones y efectos es lo primero que se puede
constatar.
Es
habitual que la pérdida de la estabilidad, de las pautas de referencia y de la
imagen del hogar unido produzca un cierto malestar en los hijos. Pero la
serenidad, incluso la euforia al principio, por la perspectiva de una nueva
vida sin tantos problemas es frecuente en algunos niños y niñas.
En
otros casos un profundo y prolongado malestar, sumado a diferentes dificultades
preexistentes, puede desestabilizar el equilibrio emocional.
El
estrés defensivo frente al cambio suele aparecer casi siempre al principio,
donde los más pequeños de la casa pueden manifestar reacciones emocionales y
psicosomáticas de diferente intensidad y prolongación. Algunos cambios de
comportamiento, variaciones del estado de ánimo, episodios de angustia y
alteraciones del sueño pueden aparecer y desaparecer mientras se reorganiza la
situación.
La
niña o niño, en su tendencia egocéntrica natural, puede sentirse culpable en
algún momento de las desavenencias de sus padres a causa de su conducta revoltosa
e inclusive de rebeldía, por sus preferencias o por sus deseos destructivos
contra uno u otro progenitor.
A lo
anterior se suma la aparición de dificultades en el proceso de aprendizaje
escolar, donde el o la estudiante evidencia aislamiento, tristeza, apatía, no
cumplimiento de las tareas escolares, entre otras.
¿Cómo
deberían actuar los padres para suavizar la adaptación a la nueva situación? Un
proceso de separación no precipitado permite un cambio mejor asimilado. La
separación gradual, suave y sin estridencias permite que todo el mundo se
adapte. Es mejor prevenirlo y ejecutarlo poco a poco en un periodo razonable.
Hay que evitar anuncios - sorpresa de hechos consumados. Pero es igualmente
perjudicial una situación excesivamente prolongada, ambigua o destructiva.
La
racionalidad entre la pareja facilita mucho el proceso de ruptura y la toma de
decisiones serenas. Pero en muchos casos un profundo resentimiento enturbia la
experiencia pasada, los intentos de conciliación y los inicios del nuevo proyecto
de vida.
Conviene
resaltar la importancia que cobra la figura de un profesional mediador de
conflictos familiares que, aceptado por los dos cónyuges, puede ayudar a
madurar decisiones, a contener actitudes destructivas y a buscar soluciones con
cordura para las diferentes situaciones que se vayan presentando.
Continuaremos…
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