lunes, 22 de abril de 2024

¿Desanimado?

Hay ocasiones – pocas por suerte – que suelo desanimarme, abro un libro, lo cierro, tengo artículos pendientes por elaborar a pesar del «concierto de ideas» proporcionados por el coro de musas que revolotean por mi cabeza, las cuales, por un problema de ética y caballerosidad, ¡No las espanto!, sino que les hablo «jóvenes, hoy discúlpenme, pero ¿podría ser en otro momento?, ¡Gracias!»

¿Botar, la basura? Mmmmm, un poquitico más tarde; en fin, un sinnúmero de actividades que pongo en modo pausa.

Desanimo que puede ser motivado por un cambio en nuestro entorno, relacionado con la familia, con el trabajo o con nuestros sentimientos. Pero también puede surgir por el estado de salud o, inclusive, por un desequilibrio químico de nuestro cuerpo.

¿Tiempo en modo pausa?, realmente no lo he medido, así como su frecuencia con que me sucede, pero sin planificarlo, trato de salir de mi mismo, y recurrir a otras acciones que me cambien ese estado la más pronto posible – por supuesto lejos de cortarme las venas -, pero si tratar de pasar la página para evitar ¿un estado depresivo?

No queda duda que los seres humanos, pensamos y sobre todo para la búsqueda de soluciones y más cuando el hecho nos pueda afectar nuestra salud, obviamente una salida elegante sería visitar a un especialista que nos haga salir del «hoyo» y no es que esté peleado con ellos, ni cuestionar su rol, pero a veces me siento capaz de lograrlo por mi propia cuenta.

Cito varios ejemplos, por supuesto en lo personal; suelo ver series o películas televisivas en los momentos de descanso vinculado a los géneros que me agradan: historia, acción (dónde en estas últimas siempre habrá presencia de buenos y malos, efectos especiales, etc.), dramas (que, en este caso, no me enfaticen la depresión ante los miles de problemas sociales, que enfrentamos cada día en el planeta Tierra, desgraciadamente)

¿Solución? Voy a la búsqueda de películas de la infancia de décadas atrás del género aventuras; otra opción siempre en el campo de audiovisuales películas actuales para niños (aunque Walt Disney, la haga sin distinción de edades), donde al menos en ese espacio de tiempo, donde predominan los valores (sin que nos escape alguien con malas intenciones), colores, la naturaleza, canciones…, y que en el transcurso de la misma me genera una sonrisa no programada.

Otra opción, es dentro de la rutina, lo que habitualmente solemos hacer, por ejemplo una taza de café tras la siesta, donde entre sorbo y sorbo paso las páginas del periódico, detenerme un tanto en el tiempo, caso automático café-periódico, es visualizar dentro de los altos edificios las nubes que no importa que sean bajas (cumulus, stratus, stratocumulus, cumulunimbus), medias (altocumulus, altostratus y nimbostratus) o altas (cirrus, cirrustratus y cirrucumulus), sino que me centro en los colores de estas que según el período del año varían: blancas, semigrises o grises, lo cual evidencian cuan cargadas estará de agua.

Que decir del Sol, que lucha por traspasar, éstas con sus rayos la densidad de una u otra, que, de no poder hacerlo, sencillamente con mucha paciencia, esperará que el contenido de agua de las mismas caiga, o bien «las motas de algodón», se muevan por accionar del viento.

Ello me conlleva más tiempo – sin programarlo - para tratar de ausentar el malestar de no querer absolutamente nada, que por lo visto la solución es darse a uno su propio tiempo, algo así como un auto descanso, admirando las cosas bellas que nos proporciona la naturaleza, en resumen: tratar de pasar momentos contigo de calidad, sin prisas y sin preocupaciones.

Y, ¿lo que tenia pendiente? Detenerlo, disfrutar mi café, no correr y precisar la lectura no solo de letras, sino de lo que veo, aprecio y no está escrito.

Ya concluyo, hoy me siento mejor, refugiándome como siempre en mi teclado.

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