Que, por supuesto surge la duda,
si realmente, ¿lo cubrirán o no?, en función de los gastos o de los gustos
estableciendo para ello (quizás) una política interna de planificación, ahorro,
podamos atender por una parte lo imprescindible: un techo, alimentación,
vestimenta, materiales inherentes a la profesión o estudio, etc.
Qu en el caso de los gustos, no
pensando en uno – “cuando la cobija no alcanza para tanta gente” -, pero si al
menos programar una salida donde se rompa la rutina, y aunque sea un pecado “capital”,
hurtar de un jardín sin dueño al menos una flor y regalarla.
Hasta aquí, una
sencilla reflexión, con mucho optimismo y tratando de ver el lado positivo y no
necesariamente un cuento ¿rosa?; para ello adentrémonos en ese órgano fabuloso
que se llama cerebro.
El cerebro es un órgano complejo
y con un funcionamiento apasionante, que gracias a él podemos llevar a cabo
acciones tan dispares como pensar, hablar, escribir, recordar, bailar,
respirar, soñar…
Y hago un alto aquí en estos
últimos verbos infinitivos, seleccionando algunos de los mismos:
·
Pensar. Nos conlleva a la búsqueda de
soluciones.
·
Hablar. Lo cual nos permite comunicarnos con
quienes nos rodea en función de sacar las mejores conclusiones, un mayor
aprendizaje mutuo sobre todo cuando nos retroalimentamos.
·
Escribir. Fascinante - por cierto, una de mis
fórmulas ya no tan secretas -, donde me sumerjo no solo para que le den
lectura, sino para que también piensen, hablen (para sí o compartan), escriban,
aunque sean los primeros pininos[1]
·
Recordar. Existe un dicho, que dice “… es volver
a vivir”, para lo cual se requiere de un espacio, diría necesario, donde el
mismo nos proporcione tranquilidad ¿contacto con la naturaleza?, y cuya
concentración nos “regrese” a los mejores momentos y logros como parte de
nuestro desempeño laboral y personal; momentos donde rescatamos los ratos
agradables de aquellos que ya no nos acompañan; rememorar de lo que una vez (o
más) nos salió mal y descubrir el error, para la búsqueda de un nuevo proyecto.
·
Bailar. Aunque a veces las circunstancias, nos
alejan - aunque uno o quisiera -de “mover el esqueleto”, que por la edad pases
de un género a otro (del rock and roll al bolero) Nota: No se me ocurre pensar
en el perreo.
·
Soñar. Lo cual no cuesta nada, pero me sumo a la
siguiente frase: “La esperanza está en los sueños, en la imaginación y en el
coraje de quienes se atreven a hacerlos realidad”[2]
Concluyo, (tal vez con un 75 % de acierto) que gracias al trabajo en confabulación con el cerebro (¿o el cerebro con el trabajo?), nos mantiene vivo y recuerde no todo es trabajo y de tener dudas repase una vez más los verbos en infinitivo.
[1]
La voz pininos es un mexicanismo, es decir, una palabra propia del español de
México. Se refiere a los primeros pasos que da un niño o un convaleciente;
también a los primeros pasos que se dan en alguna actividad, arte o ciencia.
[2]
Jonas Edward Salk. (1914-1995) Investigador médico y virólogo estadounidense,
principalmente reconocido por su aporte a la vacuna contra la poliomielitis.
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