Posiblemente el tiempo que no tuviste antes por diversas razones desde joven hasta adulto, para conocer el mundo que nos rodea: ocupaciones como estudiante, posteriormente como profesional, vinculado a la familia, la atención misma que requiere, así como a todos sus integrantes, lo nos conlleva a la atención de lo que denomino la macro: la generalidad, lo grande, lo amplio, en función del tiempo.
Si me traslado a lo micro:
lo muy pequeño, nos conduce a centrar la atención lo que en un momento pudimos
haber pasado por alto y no nos dimos cuenta anteriormente a pesar de ser parte
de la familia: las mascotas y en particular Chanel y Nina, mis dos acompañantes
(cocker), que me ayudan a apreciar el mundo de otra forma, cuando el tiempo que
sigue siendo el mismo (no se detiene), lo centro en la conducta de ambas.
Una de 10 años y la
otra de 7 años; no son del mismo padre, ni madre biológicos, por tanto, las elevo
a la categoría de hijas adoptadas.
Si recurro a la tabla
de la edad humanos versus perros (me da pesar llamarles perros), Chanel tendría
56 años y Nina 44, por lo visto dos mujeres hechas y derechas, adquiridas con
la edad (ambas) de 45 días, que en los humanos equivaldría a unos 2 años
aproximadamente, que en resumen compartimos décadas juntos.
Lo que en un inicio
nos limitábamos a alimentarlas, bañarlas, enseñarles “…dame la patica”, “busca
la pelota”, “siéntate”, esperar el grandioso recibimiento tras una jornada de
trabajo, donde movían todo el “esqueleto”, saltaban, se levantaban en dos patas
(me da pesar), para que las acariciara, me caían detrás, es decir toda una fiesta,
que te hacia sentir halagado, muy halagado.
Hoy en día tengo más
tiempo – y como buen observador, vinculado a mi labor docente e investigativo –
me corresponde estudiarlas más: su forma especial de proceder o conducirse, entiéndase
hábitos que una vez fueron educadas. Nota: lea nuevamente no adiestradas, sino
educadas.
¿Por qué la “química”
habrá aumentando entre nosotros tres? Sencillo, y para muestra varios botones: Disciplinadas,
esperan pacientemente para desayunar juntos, ¡aunque a veces reclaman “! …papá
ya es hora!"; ¿Me acompañan para leer el periódico?, mientras paso las
páginas, ellas observan la naturaleza, interrumpido por ¿papá me puedes acariciar,
sobándome la espalda?; ¿Qué tal si vemos un poco de televisión?, la cual
observan por poco tiempo, que en pocas ocasiones siendo un tanto selectivas
(diría), que si en la película o serie hay algún coterráneo perteneciente a la
especie Canis lupus familiaris[1], y
este (actor o actriz), ladra, ellas casi a la par, le responden con un aullar, donde
casi balbucean señalándome que en la pantalla hay una intrusa o bien una
posible amiga.
Cuando se aburren de
lo tradicional, desean jugar, donde no pareciera ser que tienen el equivalente
a 56 y 44 años, tienden a destender los cobertores del sofá, revolcándose con
giros constantes hasta detenerse patas arribas en señal de estar relajados,
descansando, sintiéndose bien y confiados.
Para colmo – créalo –
cuando su mamá llama al timbrar el celular, se acercan en carrera al mismo y balbucean:
¡ … papá, mamá te llama para que la vayas a buscar al trabajo!; por lo visto,
no me queda dudas que son chicas inteligentes y que me alegran el día.
¡Chanel, Nina, es hora de dormir, que mañana es navidad, ¿ya hicieron las necesidades?, ¿sí?, ¡Perfecto!, ¡Hasta mañana!; Corren a sus casitas, se enrollan e insofactamente reposan sus rostros sobre sus respectivas almohadas, tratando de contrarrestar la caída de sus pesados párpados, hasta que el sueño les vence.
[1]
Mamífero carnívoro/omnívoro depredador de la familia de los cánidos, es una
subespecie del lobo (Canis lupus)
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