lunes, 26 de mayo de 2025

Ondeando el cabello

¿Ondear? Identificando acepciones a dicho verbo, encontramos: 1. Mover algo, especialmente una bandera o un pañuelo, formando ondas (verbo transitivo); 2. Dicho del agua: Hacer ondas impelida por el viento o por el impacto de algún agente (verbo intransitivo).

¿Y en el caso de la palabra onda? ‘Cada una de las curvas, a manera de eses, que se forman natural o artificialmente en algunas cosas flexibles, como el pelo, las telas, etcétera’. ¡Bingo! “… como el pelo”

No queda dudas que, a las féminas de cabello largo, liso, sin distinción de color, apreciarles ondeando su pelo resulta un atractivo, por supuesto para personas que se identifican con este tipo de cabello en particular en cuanto a gusto.

El cabello – cuenta la historia - ha tenido un significado cultural, social y estético fundamental, desde las civilizaciones antiguas hasta la actualidad, siendo un reflejo de estatus, belleza y, en algunos casos, espiritualidad; En Grecia las mujeres cuidaban su cabello con gran elaboración, inspirados en las diosas Artemisa y Atenea; los romanos ofrecían su cabello a los dioses del mar como ofrendas.

Recientemente en la visita de un mandatario a un país árabe (Emiratos Árabes Unidos, EAU), éste era recibido por las altas autoridades del país, donde como parte del protocolo, a un lado y otro de la alfombra roja, se apreciaban féminas jóvenes vestidas de blanco, ondeando su cabellera de forma armónica al vaivén del sonido de un sinnúmero de instrumentos de fondo como el riq (pandereta), el qanun, el nay (flauta), la darbuka (tambor de copa) y el rebab.

¡Interesante!, pero también me surgió la duda del ¿por qué el rostro descubierto y más ante una persona procedente del mundo occidental, cuyas tradiciones culturales suelen ser poco entendibles e inclusive antagónicas, referente al papel o rol de la mujer en el Mundo oriental (oriente medio y regiones del norte de áfrica)

En EAU, la tradición y el arte dictan que las mujeres deben cubrirse desde los hombros hasta los tobillos y llevar el cabello recogido bajo un velo, aunque esto no es una obligación estricta para extranjeras o durante eventos internacionales, costumbre basada en los principios islámicos que promueven la modestia y la protección de la mujer frente a miradas ajenas, como se detalla en el Sagrado Corán; cubrir el cabello es una señal de respeto y devoción, y forma parte de la identidad cultural y religiosa de la región.

Siendo así, ¿por qué fue una excepción en el recibimiento del mandatario occidental? La respuesta resulta sencilla considerando que el gesto de ondear el cabello durante la ceremonia de bienvenida tuvo un significado especial siendo interpretado como una muestra de hospitalidad, además de apertura hacia los visitantes internacionales mediante protocolos diplomáticos que buscan crear un ambiente de cordialidad y respeto mutuo, simbolizando alegría, libertad y celebración llamada la danza Al Ayala, con el movimiento del cabello expresando entusiasmo en la acogida.

Lo cual no es aislado cuando se suma la música, los militares enfrascados en sus trajes típicos, portando lanzas, espadas, fusiles; con un entorno totalmente pulcro en cuanto a arquitectura, puertas y lámparas gigantescas, primando colores claros y en particular el resplandor del oro incrustado en diversos espacios.

¿Cómo aprendizaje? Tal vez la realidad de un cuento de hadas y príncipes tangible visualmente donde se nos muestra una cultura relevante, digna de respetar en cuanto a sus costumbres haciendo énfasis en mostrarle al mundo occidental “en vivo”, cómo es en lo observado.

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