Es poco probable que usted en alguna vez de su vida no haya visualizado una o más estrellas - objeto astronómico luminoso con forma de esferoide, que mantiene debido al equilibrio hidrostático alcanzado por su propia gravedad -, acostados en el césped de un jardín o campo junto a su futura esposa, o en el menor de los casos en una clase de astronomía, que, de no haberla cursado, no se preocupe ya que está a tiempo de abrir la ventana junto a su cónyuge después de haber celebrado un aniversario más de boda.
¿Acaso es una tradición
hacerlo?, ¿de dónde surge?, ¿Por qué lo vio en una película o serie?
Las estrellas, al
igual que los humanos, tienden a agruparse en pareja; todo es cuestión de
atracción, en este caso gravitatoria. Una fiesta es un buen lugar para conocer
a nuevas personas y establecer nuevos lazos amorosos. Con las estrellas ocurre
lo mismo, cuando hay una acumulación grande de ellas, por ejemplo, en los
llamados cúmulos estelares, hay más probabilidad de que se formen nuevas
parejas de estrellas. A estas parejas los astrofísicos las llamamos estrellas
binarias.
En nuestra sociedad
hay muchos tipos de parejas, y la personalidad de los implicados define el tipo
de relación. Aún no conocemos las “personalidades” de las estrellas, pero sí
observamos que algunas son más “cariñosas” y otras son más “independientes”.
Dependiendo de la
zona de influencia del campo gravitatorio de las estrellas, conocida en
astronomía como lóbulo de Roche, se definen tres tipos de relaciones entre
parejas de estrellas: en la primera -binarias separadas-, las implicadas son
muy independientes, pero están ligadas gravitatoriamente (como si fuera una
relación a distancia); en el segundo tipo -binarias semi separadas-, una invade
el espacio gravitatorio de la otra y esta última absorbe parte de su atmósfera,
(como en muchas relaciones, donde uno de los implicados “jala” más que el
otro); en el tercer tipo -binarias en contacto-, ambas se invaden el espacio
gravitatorio, y hay un intercambio de materia en ambos sentidos, es decir, se
trata de una relación muy fogosa.
Las binarias
separadas son muy independientes y el hecho de estar en pareja casi no influye
en su evolución personal/estelar. Sin embargo, cuando hablamos de parejas donde
hay más contacto, como en las binarias semi separadas, la relación sí influye
en las personalidades de los implicados. Es decir, sus propiedades físicas,
como por ejemplo su velocidad de rotación o la composición química de sus
atmósferas, pueden modificarse. Por último, las binarias en contacto comparten
su atmósfera (viven juntas en la misma casa) y ambas se influencian
considerablemente.
Las parejas, tanto
las estelares como las de personas, evolucionan. El ser humano, al principio de
una relación suele ser más cariñoso, sacar lo mejor de sí mismo en todos
aspectos, incluso hasta llevamos el desayuno a la cama para dar los buenos días.
Con el tiempo la situación va cambiando, no quiere decir que las situaciones
mejoren o empeoren, simplemente cambian.
Hay muchísimos
factores que influyen sobre el desarrollo de la pareja, por ejemplo, la madurez
de las personas involucradas en la relación, o lo que es lo mismo, la edad de
las estrellas que forman la pareja. También influye la distancia, evidentemente
no es lo mismo una relación cuando habitan en casas separadas por motivos de
trabajo u otros.
En las estrellas pasa lo mismo, dependiendo de la distancia entre ambas, la relación evolucionará hacia lugares diferentes. Por supuesto, la atracción física es fundamental en ambos tipos de relación.
Y a modo de
conclusión: al igual que gran parte de los seres humanos buscan compartir con
alguien su camino a lo largo de la vida, existe una “atracción estelar” que
suscita que muchas de las estrellas de nuestra galaxia también tengan una “relación
de pareja”, o lo que es lo mismo, un poco de compañía durante su aventura por
el universo, lo cual dependerá si usted es una "Estrella binaria separada,
semi separada o binaria en contacto".
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