En la
lectura del periódico (impreso) cada día suelo “digerir” todas las noticias,
tal vez no con el mismo equilibrio, entiéndase todo, pero inclusive por hobby
suelo darle una pasadita a los empleos, les prometo, por simple curiosidad.
Y
sorpresivamente encontré lo siguiente lo cual copio (parte de ello)
literalmente: “Se necesita profesora de kínder con dormida adentro, buenos
beneficios…, ubicación (zona de personas adineradas), teléfonos”. No omito
manifestar que me llamó mucho la atención por varios motivos, de aquí que lo
leí más de una vez, para sacar varias conclusiones: Con lo de “dormida adentro”,
lo usual es que quedarse en casa, garantizándole a la sirvienta, empleada,
dormitorio, alimentación y posiblemente salir o regresar a su casa el fin de
semana, pero ¿una docente? Mmmm…; “… de kínder…” lo cual induce a pensar que
hay niños pequeños entre 3 y 5 años y más de uno, ya que para “quedarse en casa”
y ocupar días, no queda duda que jugará el rol de nana (término empleado cuyo
significado expresa: Niñera, nodriza que se encarga del cuidado de los niños en
una familia)
Otra
experiencia real – ya fuera de América Latina – pero sí en el continente
americano, donde se trata de volver a la normalidad (a pesar de la pandemia) y los
centros educativos se preparan para el nuevo curso escolar (período 2020-2021),
en una primera fase en la captación de matrícula donde se conversa – vía telefónica
- con los padres para que junto a los niños pasen una entrevista, conozcan a la
escuela, etc. donde llamaba la atención el interés de la familia que los
pequeñines regresaran lo antes posible a la escuela.
Es cierto
que para un estudiante al menos en los primeros años, al niño le cuesta “desprenderse”
del hogar, donde median los llantos de los padres y de los niños; ya de regresar
a la escuela – siempre kínder – donde recibió el amor y el cuido de sus
profesoras, sus primeras amistades, jugar y aprender jugando el deseo del niño
al retorno es otro. Sin embargo en esta ocasión la premura era otra: ¿les mando
a mi hijo ya?
Dos relatos
en países muy diferentes (como siempre media el desarrollo) pero con un
elemento común que ha sido el confinamiento de meses en casa, la solución
posible, parece ser que ¡está en manos de los y las docentes!

Muchos han
sido los eventos culturales internacionalmente orientados al cuido de la
familia, al reconocimiento del personal de salud – ¡merecidísimos! – que siguen
y seguirán salvando vidas, pero no me quedan dudas que el personal docente debe
ser ubicado en un escalón más de reconocimiento y prestigio en la sociedad del
planeta Tierra Nota: con virus o sin virus.
Por cierto
no vendría mal – a modo de sugerencia -, que al igual que a los médicos se les
ha venido aplaudiendo, en algunos países en la noche en un horario determinado en
señal de agradecimiento, que a los docentes se les aplauda en el momento que el
familiar deje y retire al niño o niña en la escuela.
¿Pero y en
el caso de los más grandecitos (enseñanza media, bachillerato, universitario)?,
¿qué hacer? Tal vez sencillo, pídale a su hijo el celular, por el cual se
comunicaba con su profesor en las clases virtuales y escríbale: “profesor(a) mi
hijo y yo, les agradeceremos siempre la paciencia que usted ha tenido en este semestre
o curso escolar, ¡muchas gracias!”
No hay comentarios:
Publicar un comentario