Tal vez el sistema nervioso esté o estará generando un
sinnúmero de respuestas como son: sonrisa, pena, timidez, satisfacción,
alegría, ganas de llorar, lo cual implica que los sentimientos estén a “flor de
piel”
Cuando todo esto ocurre se pone de manifiesto como valor: la gratitud, cualidad que se otorga a la
persona o personas que participan en este caso, en el ejemplo seleccionado, el
cual reciben casi siempre, como la mayor recompensa para el que da y el gran
gesto del que recibe, también como señal de agradecimiento por el apoyo
brindado por parte de los profesores que evacuaron tus dudas, que se tomaron
más del tiempo debido a través de correos electrónicos o chats.
A tus padres que no necesariamente dominaban de la
asignatura o asignaturas, sin embargo, se preocupaban y que de ser posible
solicitaban colaboración a otros(as), que inclusive podían dudar o no de los
resultados en función de tus avances, reflejados en el boletín de notas,
generando tensiones y preocupaciones.
Se han realizado estudios científicos que revelan agradecer
o ser agradecido te hacen ser feliz, mejoran tu salud física y mental,
inclusive te ayuda a dormir mejor, los cuales utilizan como herramienta el
documentar cosas, hechos, por lo que nos sentimos agradecidos.
No queda duda que todos buscamos ser felices. Aunque, no se
necesita ser feliz para ser agradecido. Más bien, ser agradecido(a) te hará ser
feliz con lo que tienes. Por cierto, ¿eres agradecido(a)?
En mi caso, sí, ya que puedo interactuar -mediante esta vía
- con personas tan increíbles como tú estimado lector.
Para finalizar y a modo de ejemplo que sirva de reflexión y de la posibilidad de que puedas expresar tu opinión (inclusive en el seno de tu colectivo de estudio), te cito un supuesto caso - ¿imaginario o real? – que pudiera servirte de ejemplo para que saques tus propias conclusiones.
Un día, Ramírez
se aproximó a un sitio donde se estaba construyendo una escuela, donde observó
la presencia de dos albañiles trabajando: uno de ellos tenía un semblante de
apatía y desconcierto. El otro, tenía una sonrisa en el rostro y se le notaba
entusiasmado.
Entonces, su curiosidad le animó a preguntarle al primero:
¿Qué le parece su trabajo? El albañil ni siquiera lo volteó a ver y siguió
haciendo lo que estaba haciendo. Después de unos segundos respondió: “¡Qué le
puedo decir! Llevo los últimos 30 años haciendo exactamente lo mismo: poniendo
un ladrillo sobre otro, a plena luz del sol. No es algo por lo que sentirse
feliz, ¿cierto?”
¿Por cuál te inclinas,
teniendo a la gratitud como valor?
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