Inclusive cuando ves en las redes, medios digitales, de actores, actrices, deportistas, artistas, cantantes, músicos, que en su momento pudiste apreciar en vivo, el cine, en la televisión, a través de la radio, en una plataforma digital, los cuales, en muchas ocasiones con sus actuaciones, desempeño cada uno en su medio, te hicieron sentirte orgulloso, llorar, sonreír, aplaudir, – a pesar de no conocerlos, ni ellos a ti – con los cuales te identificabas, porque respiraban por sus poros, lo mismo que tu sientes: idiosincrasia, el modismo a la hora de hablar que te identifica con solo abrir la boca, o con un gesto, con un “pasillito o contoneo de tu cuerpo” a la hora de bailar.
Todo lo antes descrito – que es real – para el ser humano en cualquier rincón del planeta, donde sientes en tu propio cuerpo las sensaciones que otro está sintiendo, no es más que empatía.
Valor que no es estático en el tiempo, pues requiere la observación de algo que le ocurre a alguien, y luego la identificación con esos sentimientos que has observado, por ejemplo: cuando te entristeces porque ves a alguien llorar, socorrer a alguien que se ha lastimado.
Hay quienes consideran que esta cualidad – que, al tocar sentimientos, te hace sensible, hiere susceptibilidades – se considera un fenómeno subjetivo o personal, pues precisamente los sentimientos tienen la característica de ser completamente individuales, y percibir los de otros siempre será bajo una mirada personal.
A pesar de que no se nace con empatía, sino que se va desarrollando – unos más, otros menos - en la medida que enfrenta las circunstancias, tropiezos, se cometen errores y de ahí el posible aprendizaje que va calando de forma gradual o sorpresiva ante un hecho que te golpea como puede ser el fallecimiento de un ser querido, amiga, ex compañero de trabajo, etc. y que se vuelca en tu interior, manifestándose de formas tan disimiles y no esperadas como respuesta del sistema nervioso.
El docente, el profesor, el maestro presenta ante sí un caldo de cultivo (entiéndase, “Factor o ambiente propicios para el desarrollo de una cosa generalmente perjudicial”) en potencia, en su aula de clase, laboratorio, tras la pantalla de su computadora personal, tableta (u otro recurso tecnológico) cuyos estudiantes, provienen de hogares cuyos entornos difieren significativamente, familias disfuncionales, padres divorciados, domicilios cuyos habitantes no los apoyan lo suficiente, ni en la academia – al no tener escolaridad para ello – y sentimentalmente en pocas ocasiones, aunque éste último no será nunca justificable.
¿Qué hacer?, ¿cruzarse de brazos?, esta situación tan frecuente, conlleva a que el docente deje a un lado lo que le corresponda impartir en cuanto a contenido de la asignatura – debiendo ser apoyado por la institución, inclusive diría que programado y capacitado[1] –, estando en lo correcto para abordar esta problemática como una actividad grupal o de ser individual en un momento extra curricular, pero más que necesario, y abordar porque nunca se sabe cuando podría ser tarde.
¿No sería oportuno en el grupo de clases, que en muchos casos se comunican vía WhatsApp, “subir” o compartir una nota de condolencia?; cuándo un estudiante comunica que no puede asistir, ni participar presencialmente a clases en modo virtual por tener un familiar grave y la docente previo consenso con el joven afectado, solicita al grupo que apoyen a su compañero por diferentes vías. Saben qué, eso cala, genera empatía.
Para concluir y a modo de reflexión, les dejo las interrogantes siguientes:
- ¿Alguna vez has sentido empatía por alguien que no es como tú?
- Crees que si las personas se identificasen con otras personas, podrían entenderla mejor?
- Cuando alguien no opina como tú, ¿estas dispuesto a escuchar su punto de vista?
- Crees que las relaciones entre las personas sería mejor si todos se pusieran en lugar de los demás?
[1]
Hay instituciones que cuenta con departamentos de asesoría para atender estos
casos, antes llamados escuelas de padre, por ejemplo, pero que muchos han
dejado de funcionar por la pandemia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario