Abordamos la formación y
responsabilidad asumida por la educación de mis padres que sin tener el
conocimiento suficiente de lo que representaba la palabra género, los hermanos(as),
todos hacíamos de todo en el hogar, todo, por supuesto no con la calidad suficiente,
ya que sostener un hogar en orden, pulcro y organizado es un don del sexo femenino.
Hoy me centraré en la segunda
acepción: “… atención a las mascotas”; en la organización personal forman parte
de mi agenda, dedicándoles un ¿70 – 80 %?, comenzando con la lucha del tránsito
entre la noche – mañana y el astro Rey que busca alcanzar el espacio que le
corresponde.
Nina (cocker de 4 años), me
recibe antes de encender la computadora (u ordenador) meneando su cola - en señal de felicidad - y a la par con su
juguete preferido atravesado entre sus dientes; vas tras de mí en búsqueda de
su desayuno inicial y mientras abro el frasco de sus galleticas, aparece un
tanto perezosa evidenciado por un estiramiento de todo su cuerpo, Chanel
(también cocker pero de 9 años) un tanto más tranquila, sin agitación, ni desesperación
(sabe que su aperitivo mañanero está garantizado)
Regresan a sus respectivas
camitas (tal vez un tanto desveladas) y mientras se acomodan, una vez preparado
mi café en una taza pequeña, amargo, negro oscuro tal vez siguiendo el consejo
de Picasso[1]
“Si no sabes qué color tomar, toma negro”, que me conduce a una satisfacción ya
hecha adicción. Nota: En 2021/22, se consumieron a nivel mundial
aproximadamente 170,5 millones de sacos de 60 kilogramos de café. Esta cantidad
supuso un incremento de casi 5,5 millones con respecto al consumo global de
esta bebida caliente registrado durante la temporada anterior, del cual a mí me
correspondieron unos 20 mililitros 3 veces al día; regreso a la compu y tras una
ligera revisión de mi correo, lectura de varios periódicos, nos trasladamos a
un buen aseo matinal cuya graduación del agua depende de la temperatura
ambiental.
Horario para pasar a desayunar –
que en su preparación – Chanel y Nina se acercan a la mesa, y con paciencia pasan
a acompañarme en su desayuno donde a 60 cm se encuentran sus dispensarios,
termino yo y cronométricamente terminan ellas.
Regreso al baño, aseo bucal,
ingiero las tabletas medicinales correspondientes y regreso a la computadora
con mucha más formalidad tras la revisión de lo por realizar: artículos que
selecciono dentro de mis propios libros (e-book) referente a diversos
escenarios: valores, educación sexual, técnicas de enseñanza-aprendizaje o lo
que provengan de la musa.
Serán las 9 – 9:15 am y Nina (la
cocker pequeña), se me aproxima – una vez más con su cola que se mueve como
péndulo agitado – en señal de ¿no vas a tomar café?, ¡cierto mi segunda taza
del día!
Ingiero el preciado líquido, donde
su ingrediente principal la cafeína[2]
estimula mi cerebro y el sistema nervioso central, lo que hace que me sienta más
despierto y proporcionarme un impulso de energía.
Se repite el acompañamiento en el
almuerzo, en la lectura del periódico tras la siesta, en la cena, y en la noche
nos corresponde ver la televisión (los tres en el sofá); próximo a las 9:30 –
10 pm, calabaza, calabaza, cada uno para su cama.
Las beso, Chanel (la cocker
grande) gruñe “jod…, no me despiertes”, la Nina por su parte con ojos entreabiertos
mueve la cola “gracias papi, nos vemos mañana”. Termina la jornada, mañana será
otro día.
[1]
Pablo Ruiz Picasso (1881- 1973) fue un pintor y escultor español, creador,
junto con Georges Braque, del cubismo. R3esulta obvio que su frase se refiere
al color negro para pintar.
[2]
La cafeína produce un estado de alerta, también facilita la liberación de
catecolaminas (hormonas producidas por las glándulas suprarrenales en el
sistema nervioso), y promueve la liberación de dopamina, que el cerebro
identifica como una sensación agradable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario